Ciudad de los 15 minutos

Por Jorge Rosales-Salas, investigador del Centro de Economía y Políticas Sociales, Chile.

Existe una mentalidad de movilidad que puede ser útil en situaciones extraordinarias como la pandemia y en el futuro, conocida como: ciudad de los 15 minutos. En su forma más simple, provee la mayor parte bienes y servicios necesarios en un aproximado de 15 minutos de caminar o andar en bicicleta desde los hogares.

Esto significa que las escuelas, el mercado de artículos esenciales, el hospital, lugar de recreación e incluso los centros de trabajo, se encuentran a solo 15 minutos de los hogares. Esto es más que una cuestión de movilidad. Este es un cambio de paradigma en la forma en que habitamos nuestras ciudades.

La idea no es nueva, ha sido defendida por los planificadores urbanos para abordar mejor las preocupaciones comunes de la ciudad, como el tráfico y la contaminación, entre otras. Ganó fuerza en varias ciudades de todo el mundo a partir del período de cuarentena, con las personas obligadas a explorar y depender más de sus comunidades, una posibilidad que está pendiente de transitar hacia la cotidianidad.

¿Cuáles son los beneficios de la ciudad de 15 minutos?

Dado que la ciudad de 15 minutos reduce la necesidad de vehículos motorizados, esto se traduce en menores emisiones de carbono, por lo tanto, en una mejora en la calidad del aire y en una población más saludables. Aunado a un menor gasto público por enfermedades relacionadas con la contaminación.

Con una menor demanda de automóviles, los espacios que de otro modo serían necesarios para las carreteras y el estacionamiento se pueden convertir en áreas de recreación y deporte: carriles para bicicletas, parques, entre otros. En términos de sostenibilidad, apoya principalmente el comercio y el espíritu empresarial comunitarios, elementos deseables en cualquier economía equitativa.

Mejora en la gestión, ante escenarios límite. Una ciudad de 15 minutos, representa una gestión más eficiente y ordenada, en caso de ser necesario. Cuestiones como el rastreo de infecciones, control de propagación de un virus, además de la distribución de los bienes y servicios entre sus habitantes, ofrece un mayor sentido de capacidad de actuación social, institucional y gubernamental.

¿Cómo podemos hacer realidad la ciudad de 15 minutos?

El Gobierno. Los gobiernos pueden gestionar mejor las economías que se cuidan a sí mismas en unidades más pequeñas. Pueden ayudar con las políticas necesarias, como exenciones fiscales, uso adecuado de la tierra, incentivos y préstamos para pequeñas empresas, así como apoyo a la infraestructura local y servicios públicos como instalaciones de telecomunicaciones, cruciales para asegurar el florecimiento de una economía local.

El sector privado. Las grandes empresas necesitan incorporar de manera interna la importancia de reducir los tiempos de traslado o bien, migrar hacia el trabajo en casa por completo. Buscar activamente contrataciones locales en las sucursales, creación de centros de negocios en lugar de distritos comerciales. Re-centralizar en lugar de descentralizar.

Nosotros. Sí, comienza con nosotros. Piense en local. Patrocine el mercado del vecindario, la barbería y la escuela para sus hijos. Cuanto más cerca, mejor. La selección o calidad de bienes y servicios cerca de usted puede no ser tan buena. Todavía no. Pero comience con lo que está disponible. Apoyar a su comunidad le dará una mejor oportunidad de crecer y adaptarse a sus necesidades, con mayores posibilidades de ser sostenible.

El modelo de la ciudad de 15 minutos, puede ser nuestro pivote a largo plazo mientras salimos de esta pandemia. Contribuyendo a alcanzar la calidad de vida que anhelamos tener, se apunta como una de las ventajas que este escenario ya caótico en condiciones normales, nos ha impuesto.