Rafael Correa, Presidente de Ecuador

¿Debe el gobierno ecuatoriano hablar del Buen Vivir?

Jacobo Castellanos
De America Soy
Published in
3 min readAug 14, 2016

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El término Sumak Kawsay es reciente; no fue hasta finales del siglo XX que empezó a aparecer en investigaciones escritas por indígenas ecuatorianos y bolivianos. Pero el concepto se creó para describir una práctica milenaria.

Y es que Sumak Kawsay es una cosmovisión ancestral; es la manera de ser y de vivir que han construido las comunidades indígenas de nuestra región a lo largo de muchos años.

En sociedades marcadas por el consumismo, el individualismo y la destrucción del planeta, Sumak Kawsay representa un camino de solidaridad entre seres humanos y de armonía con la naturaleza.

Es por esta razón que la decisión del gobierno ecuatoriano de incluir el concepto en su texto constitucional ha llamado mucho la atención.

¿Tiene el gobierno ecuatoriano el derecho — por así decirlo — de utilizar el concepto de Sumak Kawsay?

Me parece que no.

Y al gobierno tampoco, aparentemente, pues desde hace un tiempo atrás, se han limitado a utilizar el término “Buen Vivir”.

El “Buen Vivir”, al menos en su inicio, no era más que la traducción al español de Sumak Kawsay. Con el tiempo, y ante la evidente incongruencia entre las políticas gubernamentales y el concepto ancestral, se ha buscado diferenciar ambos conceptos.

En una entrevista para De América Soy, Jeannete Sánchez, ex Ministra Coordinadora de Política Económica del país nos comentó que Sumak Kawsay es una cosmovisión indígena, “en cambio, el Buen Vivir es un proceso discutido y elaborado por más corrientes de izquierda.”

¿Por qué el gobierno ecuatoriano ha buscado distanciarse del Sumak Kawsay?

Porque el gobierno ecuatoriano ha descubierto que para sostener el tamaño del Estado que ha ido forjando necesita de los ingresos del petróleo; es decir: necesita perpetuar el modelo extractivista.

En su discurso y en los años iniciales de su gobierno, Rafael Correa reconoció el problema político, económico y ético que implicaba la extracción del petróleo y la dependencia de los ingresos que generaba para el país.

El Sumak Kawsay parecía entonces un buen camino a seguir.

Con las concesiones a petroleras en zonas de naturaleza invaluable como el Yasuní y la exorbitante deuda en petróleo con China, utilizar el término Sumak Kawsay sería una tremenda hipocresía.

Apenas la semana pasada el ministro coordinador de Sectores Estratégicos, Rafael Poveda afirmó que, ante la caída del precio del petróleo, Ecuador apostaría en la minería para aumentar sus ingresos. Luego agregó que “La industria minera nos permitirá tener otra fuente de riquezas y será en el mediano plazo una de las principales fuentes de ingresos y exportaciones para el país”[1].

Lo que han decidido, entonces, es hablar del “Buen Vivir”.

Entonces, ¿debe el gobierno hablar del Buen Vivir?

Si quiere ser congruente y honesto, no.

Sumak Kawsay no establece un paradigma político, económico o social. Lo que propone es una manera más armoniosa de ver el mundo. Decir, entonces, que es una visión limitada, de la cual el “Buen Vivir” se alimenta, junto con otras ideologías y experiencias, es contradictorio e ilógico.

Pero lo más importante está en la evaluación de su modelo mismo: sin importar cual sea el significado técnico del Buen Vivir, ¿es coherente con una estrategia extractivista que no solo que se perpetúa, sino que crece?

[1] Nación: http://www.nacion.com/mundo/latinoamerica/Ecuador-apuesta-mineria-compensar-petroleo_0_1578042255.html
Jacobo Castellanos — ecuatoriano del mundo

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