Había una vez, la Economía Solidaria

Alejandro Medina Fuentes
De America Soy

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Imagina que eres una persona común y corriente, de esas que representan la mayoría de la población en México. No terminaste la preparatoria y jamás concebiste la posibilidad de realizar una carrera profesional. No hablas inglés, ni tampoco tienes conocimientos en informática. Lo único que sabes hacer, desde que tu padre te enseñó cuando tenías 10 años, es pescar. Y bueno, de vez en cuando llevas a un grupo de gringos en la lancha por la laguna Chunyanché en Quintana Roo.

Tu lengua materna es el maya y a duras penas hablas español. Medio le entiendes al guía turístico que se aparece un día a tus puertas y aceptas los 200 pesos que te ofrece por conducir la pequeña embarcación por un par de horas. ¿Será justo esto? La duda es legítima, casi 20 millones de turistas arribaron al aeropuerto internacional de Cancún para visitar las riquezas naturales del estado (Sedetur, 2015). Sin embargo muy pocas de éstos turistas llegan hasta Muyil, un lugar mucho mejor conservado que las sobre explotadas playas de Cancún, las mareas de gente en Playa del Carmen y el estacionamiento de Cruceros en que se ha convertido Cozumel. El cuestionamiento se desvanece de tu mente mientras enciendes el motor, te convences a ti mismo de que es normal, que así es la vida.

Ahora imagina que las cosas pueden ser diferentes. Imagina que tu comunidad se organiza. Forman una cooperativa. Compran entre todos algunas lanchas más e invitan a otros pescadores de la comunidad a participar en el proyecto de turismo comunitario. Comienzan a ver oportunidades y se contactan con organizaciones de la sociedad civil para que los apoyen. Aparece una gran oportunidad, una organización internacional les ofrece un curso intensivo de inglés totalmente gratuito durante tres meses. Las clases duran todo el día entonces resulta imposible estudiar y trabajar al mismo tiempo. Hemos llegado a un impase.

Pero ahora imagina que ésta no es una empresa tradicional. La cooperativa trabaja de manera solidaria, ‘hoy por ti y mañana por nosotros’. Democráticamente se elige a un grupo que llevará el curso de inglés y los demás miembros se comprometen a solventar los gastos de sus familias durante ese tiempo. Algo así como una beca.

Imagina que seis años después tienes un sitio internet que ostenta un anuncio que dice “Empresa 100% Maya”. Recibieron un donativo del PNUD por 200,000 pesos que utilizaron para desarrollar su propia agencia de viajes. Ya no se limitan a conducir las lanchas sino que ustedes hacen el trabajo de ventas, recogen a los turistas en el aeropuerto y los llevan hasta la comunidad. Ahora cuentan con varios paseos que van desde hacer snorkeling, kayak, nado en canales mayas, observación de aves, pesca deportiva y recorridos por los sitios arqueológicos, además de tener un restaurante y un museo. Los precios que manejan varían desde 65 hasta 145 dólares por persona. Muy diferente que cuando trabajaban individualmente y al servicio de un tercero.

El dinero lo utilizan para reinvertirlo en la comunidad y desarrollar nuevas oportunidades de negocio: mermeladas de pitahaya y artesanías hechas por las mujeres. También están pensando en hacer cabañas donde los turistas puedan pasar la noche y generar así una mayor derrama económica. Ah sí, y todos los socios ganan lo mismo, los que saben inglés y los que supieron compartir.

Ahora imagina que esto no solo es un caso aislado sino que comprende todo un movimiento a nivel global, llamado Economía Social y Solidaria (ESS). Es una alternativa económica opuesta al capitalismo ortodoxo en donde se prioriza el desarrollo humano sobre la acumulación de capital. Pero sobre todo donde se vuelve irracional separar el bienestar del individuo con el de la sociedad en su conjunto. Si la sociedad está bien, el individuo estará bien y no en el sentido opuesto. Si no, veamos cómo está el señor Slim y cómo están el resto de los mexicanos.

http://siankaantours.org/our-tours

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