Yo pienso en qué dirán en mi funeral

Alejandro Medina Fuentes
De America Soy
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2 min readMay 16, 2018

Soy una de las personas que me gustaría poder decir en un discurso que cuando hago alguna cosa, no lo hago para recibir aplausos. Que dicho sea de paso, cuando una persona dice esto, es muy probable que reciba aplausos. Sí, a mí me gusta pensar en que doy discursos, y me es imposible no imaginar ser aplaudido por la gente. Soy una persona que se debate entre dos deseos un tanto contrapuestos. El deseo de ser una persona buena, y el deseo de ser admirado. Se preguntarán, entonces, ¿por qué creo que son escenarios contrapuestos?

Bueno, en mi humilde parecer, una persona es buena porque hace cosas buenas sin recibir algo a cambio. En ese sentido una persona debería de hacer cosas buenas aunque no se le aplaudiera por ello. Es en este dilema en el que me encuentro. Porque creo que soy una persona buena, pero también me descubro a mí mismo pensando en los hipotéticos reconocimientos que recibiré en el futuro. Un tanto patético ¿no lo creen?

Sí, soy uno de esos tipos como los de la película de La vida secreta de Walter Mitty. A menudo me desaparezco en mis pensamientos, me desprendo de la realidad por algunos segundos y me pongo a imaginar cosas. Algunas veces, son cosas que me gustarían hacer, como viajes, interacciones con la gente, etc. Pero lo preocupante, sin embargo, es la tendencia a imaginar mi propio funeral.

Seguro que ahora no les cabe la menor duda de que soy una persona extraña. Pero esa es la verdad. Me imagino a mis amigos, a mi esposa. Todos ellos tristes, llorando por una pérdida personal, pero también, y aquí está la clave, una pérdida para el mundo. Siempre he querido ser una persona que trascienda a su tiempo, una persona que sea recordada. Quiero ser una persona de la cual se diga que pudo tomar decisiones difíciles sin importarle lo que las demás personas opinaran al respecto. Eso que a menudo vemos en las películas, las personas cool siempre han sido las que no buscan agradar a nadie, las personas que son verdaderamente auténticas.

De mí dirán, que fui una persona que decía lo que pensaba y hacía lo que decía. Sin más ni menos. Por ejemplo, recientemente escribí en Twitter que EE.UU. cambiaría su embajada en Israel, a Jerusalén, una ciudad reclamada tanto por judíos como por musulmanes. Algunas personas pensaron y me dijeron que esto provocaría más inestabilidad en la región, que habría protestas en la frontera palestina, que los muertos, como hemos visto en estos días pasados, se contarían por centenas. Pero yo le dije que las personas cool no buscan agradar a nadie.

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