Lo Que Quieras Ser

Catalina Quiroga
De Color
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4 min readMay 22, 2019

Es la una de la tarde. Una tarde pasada por agua. Los niños y la niñas alistan su maleta para volver a casa.

Se levantan. Hacen una fila, pero para su maestra es un enredo de niños y niñas caminando el mismo paso hacia la puerta.

Algunos niños ven a sus padres llegar por ellos. Otros, saben que ellos deben llegar a sus padres montando la ruta de la señora Magola.

Se ponen los cinturones, cuentan que estén completos y arranca el motor que va llevando sueños.

Historias surgen por los caminos que se dirigen a todas las casas. Uno a uno se va despidiendo del resto con un gran ¡hasta luego!. Pero, hay un niño que no hace sonar su voz, pues con el arrullo del trancón se queda dormido sin dejar explicación.

Con la cabeza contra la ventana, Juan encuentra su sueño dentro de otro sueño. Entonces, despierta confundido en una cama extraña. Mira su ropa, es una bata blanca. Se levanta. Se mira, ¡qué gran asombro! a su lado un aviso que le muestra su profesión: Juan, el doctor.

Decide seguir su sueño. No tiene miedo. Con cuerpo de niño, es un gran médico. Consulta a sus pacientes con gran dedicación. Se da cuenta que ayudar lo llena de amor. Reafirma que cuidar de otros es su verdadera pasión.

Ve que se acaba su jornada, y todos entonces se van a casa. Se recuesta en esa extraña cama y sale de aquel sueño que lo devuelve a su mundo verdadero.

Ya casi llega a casa, y su mamá lo espera al final de la cuadra. Ella abre la sombrilla amarilla y corre entre la lluvia como si no funcionara. Lo hace también para que el tiempo sea justo y encuentre a su hijo en la bajada.

Juan se despide de sus amigos. Acomoda su maleta y en ese momento se abre la puerta.

Al bajar de su ruta, lo recibe una gran sonrisa. Es su mamá. Se abrazan fuerte por el tiempo de no haber estado juntos. Aunque lo ama, le permite ser libre y le enseña un mundo feliz y posible.

Se toman de las manos y emprenden ese mojado camino a casa. Juan no deja de sonreír, no quiere hablar mucho pues teme que contando su sueño se le olvide pronto como los otros del trancón.

Mamá le pregunta con intriga: -¿qué te pasa hijo?-.

Él la mira de nuevo con su cara de sueño, ese que se encontró dentro de otro sueño.

Se decide y le dice: -quiero ser un doctor-.

Su mamá sin dudarlo le responde: -hijo, puedes ser todo lo que quieras ser-.

Llegaron a casa. Dejaron la sombrilla amarilla en la entrada y junto a ella los zapatos mojados. Juan sale corriendo para lavarse las manos y hacer las otras cosas que sabe tiene que hacer. Tareas importantes para él, seguir soñando, aprendiendo y jugando.

Entre tantas cosas, llega un nuevo día. Listo para el colegio, se despide de su mamá y sube en su ruta. Saluda a sus amigos y se sienta con una gran sonrisa dibujada en su boca.

Pasaron las horas de su colegio. Llegó la una de la tarde. Otra tarde pasada por agua. Los niños y las niñas alistan su maleta para volver a casa.

Vuelven los padres por sus hijos, otros hijos vuelven a sus padres montando de nuevo la ruta de la señora Magola.

Se ponen los cinturones. Cuentan que estén completos y arranca el motor que va llevando sueños.

Los niños y niñas emocionados por volver a su casa, cuentan cuentos que van saliendo de sus ideas y fantasías. Uno a uno se va despidiendo del resto con un gran ¡hasta luego!.

Juan, una vez más es arrullado por el lento tráfico y se queda dormido sin dar aviso.

Con la cabeza contra la ventana, Juan encuentra de nuevo su sueño dentro de otro sueño. Entonces, se despierta en el arenero del parque del barrio. Sin saber cómo llegó hasta allí, lo primero que ve al abrir sus ojos es su viejo camión rojo, ¡qué gran sorpresa! a su lado, ladrillos de cartón, pegamento de color, pala de madera y mucha imaginación que le muestra una gran idea: ser también constructor.

- Por supuesto. Seré el mejor. -

El sol se esconde tras las montañas, y a él lo invade de nuevo el sueño que lo lleva a su mundo verdadero.

Va llegando a casa. Ve a lo lejos su mamá lista con el paraguas.

Juan se despide de sus amigos y de doña Magola. Acomoda su maleta y abriéndose la puerta, baja.

Lo recibe la infaltable sonrisa. Como todos los días, es su mamá. Se abrazan de nuevo para aprovechar el tiempo.

Se toman de las manos y emprenden de nuevo ese mojado camino a casa. Juan no deja de sonreír y sin pensarlo le dice a su mamá: -quiero ser constructor-.

Ella, mirándolo se detiene para preguntarle — ¿y qué pasó con tu idea de ser doctor?

- Quiero ser constructor, cargar en mi camión rojo los ladrillos para construir mi hospital y así también poder ser un gran doctor-. Termina de hablar Juan, el soñador.

Maravilloso hijo y lo serás. Recuerda que tu siempre podrás ser lo que quieras ser.

Se es más feliz cuando eres lo que quieres ser.

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Catalina Quiroga
De Color

Psicóloga, de esas que le gusta trabajar con niños, de esas que le encanta leerles cuentos, de esas que encontró su arte escribiendo para ellos.