Mágicos Momentos

Catalina Quiroga
De Color
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2 min readMar 19, 2019

Al lado de una casa hecha en paja, había un frondoso almendro.

Bajo este árbol que ya por los años tenía un gran tamaño, nacía todos los días una sombra que lo adornaba y se posaba en su raíz simulando una fresca manta.

Algunas tardes en las que el sol guardaba algunos de sus tibios rayos, salían a aquel cobertor dos hermanos que comían sus frutos y disfrutaban recostados hombro a hombro la brisa, que con el tiempo se hacía fría y cobijaba el lugar para una noche más.

Emilio, hermano mayor de Pablo quien tenía tres años, lo cuidaba, le mostraba cada día algo nuevo que junto con él hacía crecer también su cerebro, ese que como le decía -“guardas en ese cofre sobre ti, hay que alimentarlo de las cosas bonitas de la vida”-.

Con amor Emilio le mostraba a su pequeño hermano la magia de los días. Cada palabra viajaba por sus oídos, despertaba su alegría y se guardaba en forma de recuerdos en su tesoro, su corazón y su cerebro.

Señalando con lo que alguna vez fue una rama, Emilio dibujaba en el aire y en la fantasía cada instante de la vida. Mágicos momentos. Y su hermano aprendía. El viento guiaba su ritmo dibujante, acompañaba su voz y le decía a su hermano menor:

-“Entre las montañas se despierta en las mañanas, con sus abrazos de calor, tiñendo de luz todo a su alrededor.

Por las noches se recuesta vigilante, blanquecina y a veces fría, que ilumina la penumbra y realza el rostro de quien la mira con alegría.

La cena que lista está en la mesa da la bienvenida al tiempo que cuenta historias revelando la memoria.

Testigo del juego, guarda recuerdos de sus amigos visitantes, ellos que nunca faltan para confiarle sus aventuras y sus viajes.

La familia, la más importante, la cosecha que se alimenta con amor y se cuida para toda la vida.

Preparando el camino tuyo y mío, honrando a los que han sido desde el principio nuestros ejemplos de lo que debemos ser”.-

Deja en su lugar aquel perdido palo y vuelven a casa para observar lo que su hermano le ha mostrado, entre decir y no decir, es el descubrir a cada paso el vivir como hermanos.

Mágicos momentos, cada uno de ellos, únicos y verdaderos.
Mágicos momentos, con todos aquellos que amas.
Mágicos momentos, con tus amigos del alma.

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Catalina Quiroga
De Color

Psicóloga, de esas que le gusta trabajar con niños, de esas que le encanta leerles cuentos, de esas que encontró su arte escribiendo para ellos.