El testigo

Diego León
De Cultura Popular y otros demonios
3 min readMay 21, 2020

La vida me dio la oportunidad de visitar uno de las exposiciones más importantes para la memoria histórica del país, la exhibición fotográfica El testigo de Jesús Abad Colorado, ubicada en el Claustro San Agustín — irónicamente cerca del palacio de gobierno donde habita el títere del matarife.

He ido tres veces, una para la clase de Colombia contemporánea, otra para llevar a un amigo, y otra para la clase de Humanidades I, culturas populares. E iré más veces, porque cada vez que voy encuentro una historia de vida, un hecho o un drama de la violencia que no me fijé o que miré rápidamente. Así mismo recomiendo que vayan cuando puedan luego que la abran nuevamente. Aquí pueden encontrar más información.

Cuando digo que la vida me dió la oportunidad, lo digo también como víctima directa, o como testigo también del conflicto armado en Colombia. Mi padre fue asesinado por las antiguas FARC y hoy estudio en la Tadeo por un crédito condonativo debido a ese hecho. El mío es un relato como el de otros más de ocho millones de colombianos.

Comentario sobre la obra

Jesús Abad ha sido uno de los fotógrafos más relevantes en registro del conflicto colombiano, ganador de diversos premios a nivel nacional e internacionalmente por su trabajo como fotoperiodista. Su lente ha sido el de los Derechos Humanos. Esta obra es una de sus más de treinta exposiciones sobre fotografía del conflicto. En mi comentario analizo la parte estética, luego paso a la parte ética y finalmente a la parte integral de la exposición en el marco de conflicto armado interno.

Lo estético considero que es ámbito importante en la exposición de Jesús Abad por lo simbólico y significativo. Su fotografía registra de manera clave la memoria traumática y el ejercicio de duelo colectivo. La memoria desde este enfoque es entendida como ese recuerdo de un pasado vivido o imaginado (ficción con efecto en la realidad) portada por un grupo de humanos que experimentan o creen haberlo hecho. Una característica relevante que constituye la exposición se fundamenta en el concepto de lo sublime, como aquello con lo que no me puedo identificar; lo inconmensurable e imposibilidad de mimetizar el dolor, o de representarlo. Jesús Abad más allá de registrar una imagen del pasado sin conocer lo que está sucediendo en esa memoria plasmada, utiliza como técnica de esta representación el blanco y negro, que ejerce la función de solemnizar el registro, de no llamar la atención de elementos propios del amarillismo noticioso, sino de sintetizar el suceso violento con el enfoque de lo sublime (i.e. la muerte, el dolor por la pérdida, el rompimiento del tejido social).

La ética para Jesús Abad debe ser vista desde el enfoque de duelo amplio y colectivo. Desde este enfoque él nos enseña que la guerra y la violencia del conflicto nos afecta a todos. Adicionalmente podemos ver que toda la exposición se ve enfocada en el valor de la resistencia y no únicamente en el registro del dolor, dice Abad: “Tengo que contar la forma como la gente se ha sobrepuesto a esas tragedias. Este es un país con una gran capacidad de amor, de trabajo y de lucha por la vida que hace pensar que es posible construir un país distinto”.

En la sala “Y aún así me levantaré” encontramos un completo registro de memoria que reivindica la vida; la fuerza de resistir la muerte y el trauma que esta genera a partir de la unión de las comunidades. En la fotografía seleccionada sobre de la tragedia en Bojayá, observamos uno más de los testimonios y relatos de las víctimas antes y después del crimen contra su humanidad, contra su comunidad; en el proceso de duelo, del recuerdo de sus muertos; y finalmente su retorno gradual y resistencia donde la vida resurge. Toda la sala está llena de símbolos que nos enseñan que nuestra historia está llena de personas y comunidades que no se dejaron ganar por la desidia de la violencia y que eso también nos pertenece a nosotros, como enfoque ético-estético.

En las fotografías del trabajo de Jesús Abad encontramos un sustituto del ritual y un cementerio metafórico de acuerdo a una dimensión colectiva del duelo. La fotografía, como arte, realiza el proceso de declarar, simbolizar y representar ese proceso de memoria histórica importante para las comunidades que han sufrido el conflicto armado.

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Diego León
De Cultura Popular y otros demonios

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