Malthus, Benjamin, Freud y…¿Thanos?

De Pasillo
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5 min readMay 2, 2019

*Esta publicación está dedicada únicamente a la construcción del personaje de Thanos para Infinity War, dado el hecho de que el personaje es muy distinto (y quizás inferior narrativamente) en la última entrega, Endgame.

En orden: Walter Benjamin, Thanos, Sigmund Freud y Thomas Malthus
  • Juan Diego cuenta:

Avengers: Infinity War no es sólo el crossover más ambicioso de la historia del cine, ni tampoco se limita a ser la cinta con mayor recaudación en la semana debut. Pero si no es eso, ni sólo una gran película de superhéroes que sirve de comercial para la segunda entrega (2019), ¿qué es?

La respuesta es esta: Infinity War es un resumen de las teorías del clérigo economista Thomas Robert Malthus, del teólogo, crítico de arte e historiador Walter Benjamin y, claramente, de la mitología griega que inspiró la idea de las pulsiones de muerte de Sigmund Freud.

Y todo gracias a (o por culpa de) Thanos, el villano que esperábamos desde su primera aparición en la primera entrega de Avengers en 2012.

La relación más clara viene del nombre mismo del personaje, y es la que vincula al villano de moda con la mitología griega y el psicoanálisis. Stan Lee y Jack Kirby, creadores de Marvel, dieron luz verde al creador de “El titán loco”, Jim Starlin, en 1973. El personaje adquiere su nombre del dios griego de la muerte no-violenta, con frecuencia también atribuido a la destrucción, Tánatos. En los cómics, Thanos se enamora de la muerte, el mítico ser de la hoz, y se dispone a darle el mayor regalo que le han dado, la muerte de la mitad de la población, para conquistarla. “Thanos”, por tanto, es una manera de designar al ente que trabaja para Tánatos, o, solamente, según otras interpretaciones, la manera que halló Jim Starlin para hacer una sutil referencia a la mitología griega sin que sonara muy grandilocuente y complicado.

Fue Empédocles (s. V a.C.) quien describió la existencia de Tánatos como una fuerza en eterno conflicto con Eros, diosa del amor y la creatividad. Sigmund Freud, por su parte, retomaría la idea en 1920 para su obra “Más allá del principio del placer”, y diría que la fuerza erótica -de Eros- es una “pulsión de vida”, mientras que la tanática -de Thanos o Tánatos-es una “pulsión de muerte”. Respectivamente, estas eran las pulsiones que describen la manera de ser y querer de los hombres. Así, la que más nos interesa, la pulsión de muerte es toda intención de destrucción, prohibición, orden o, como dice Freud, castración, que controla la pulsión de vida, que no sólo se refiere a lo erótico sino a la creatividad, libertad, etc. El padre del psicoanálisis se volvería loco con la cantidad de desequilibrio entre ambas fuerzas en la película, pero su teoría se mantiene en el deseo de Thanos por “crear un universo en paz” (pues ve sus acciones como una obra creativa), en el recuerdo de la adopción de Gamora y su remordimiento por el sacrificio de su hija, que además es representado por un sueño, el medio por excelencia, según Freud, para entender las traumatologías de la psiquis.

En la película, sin embargo, Thanos lleva a cabo su plan motivado ya no por amor a la muerte, sino por la búsqueda de la redención y el equilibrio del universo. El primero de estos elementos se vincula directamente con la idea de violencia divina de Walter Benjamin. Este autor es considerado padre de los estudios sobre la violencia. En su texto “Hacia una crítica de la violencia”, Benjamin desarrolla un argumento teológico que, en resumidas cuentas, señala la necesidad de la llegada de una violencia que acabe con todas las demás violencias. Tal acción es un ejercicio divino de redención, que puede ser llevado a cabo únicamente por el poder de una deidad y no de manera violenta, sino fulminante, como sucede con el chasquido de los dedos del guantelete del infinito.

En repetidas ocasiones a lo largo de la película, Thanos señala que su misión de reunir las gemas y usar el guantelete es una designación del universo, y que él es el único capaz de llevarla a cabo. Además, Ebony Maw, su compañero y pregonero, que atrapa a Thor con piezas de la nave y más adelante captura a Dr. Strange, es mostrado en diversas ocasiones explicando a las víctimas de Thanos que “su muerte es redención de su condición de pecadores”, que “no deben oponer resistencia al todopoderoso Thanos”, o que deben “considerar su muerte como clemencia del Titán”.

Finalmente, el argumento que da Thanos a Tony Stark para justificar sus actos no es original, sino una reproducción de las ideas de Thomas Robert Malthus. El planteamiento de la más célebre obra del alemán, “Ensayo sobre el principio de la población”, puede ser resumido así: “No todos están invitados al banquete de la naturaleza”. Su mirada realista, aunque apologética y consciente de su clasismo, señala que la población no puede crecer indefinidamente pues los recursos son escasos y, por tanto, la situación más lógica para tener condiciones óptimas de medios de subsistencia es facilitar su repartición es con una población reducida. Tal es, según el análisis de Thanos en la película, el caso del planeta originario de su hija Gamora, que desde su “redención” estaba en situación de prosperidad económica a comparación de la precariedad con la que vivían allí cuando Gamora era niña.

Fotograma original de Infinity War

Marx y el capitán américa en el mismo bando:

Existen, sin embargo, muchas críticas a su planteamiento, como la de Marx, que señala que una reducción demasiado grande de la población es también un aumento del precio de la fuerza de trabajo y, por tanto, una reducción en la productividad. Así que, podríamos concluir, Thanos no solamente logró acabar con la mitad de la población, sino que probablemente quebró a Stark Industries y las demás formas de financiación de los Vengadores, en un abrir y cerrar de ojos.

Claramente Infinity War está hecha solamente para ser entretenimiento para la población mundial, arte, y un producto de venta global. Sin embargo, como siempre, es valioso ver, con un poco de esfuerzo, como todas aquellas obras que nos incitan a dialogar tienen un trasfondo intelectual que también nos educa día tras día, por más que intentemos negarlo. Ojalá podamos seguir semana a semana acabando con los estigmas esnobistas que tachan una u otra forma de cultura como “superficial” cuando realmente existen argumentos para revalidarlas.

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