Símbolos y realidad
“Los mejores líderes … casi sin excepción y en todos los niveles, son usuarios maestros de historias y símbolos”
— Tom Peters
El Árbol de la Vida en su forma más básica es un símbolo. Un dibujo que encierra en sí la esencia misma del Universo.
Pero, ¿Qué es un símbolo?
Tomemos nuestra copa de vino favorita. La luz y la sombras que juegan entre si le dan forma al contorno del vidrio. Dependiendo de nuestras experiencias personales, la copa de vino adquiere cierta importancia subjetiva: Nos recuerda reuniones con amigos. Un brindis especial con la familia. Una cita romántica. Cada uno de nosotros tiene una historia personal asociada a esa copa de vino.
Ahora pensemos que sucede en nuestro cerebro al ver la copa: En primer lugar, ondas de luz golpean la copa. Dependiendo de la estructura atómica de la superficie de la copa, algunas de estas ondas se absorben mientras que otras se reflejan y se dispersan en todas las direcciones. Algunos de estos rayos de luz llegan a nuestros ojos, donde provocan una serie de cambios químicos en la retina. Estos cambios desencadenan células en el nervio óptico, que envía un patrón de descargas eléctricas a través de varias partes de nuestro cerebro. Allí la interacción de las neuronas involucradas procesa la imagen de la copa que realmente vemos. En todo este proceso, de lo único que podemos estar seguros es que la copa y la imagen en nuestro cerebro no son lo mismo.
La imagen mental y la realidad no son lo mismo, aunque creemos que la imagen que creamos es lo más cercana a la realidad
La imagen en nuestro cerebro es una representación de la copa en los términos de nuestra mente. Es una especie de modelo mental. Y ese modelo mental, también incluye aspectos personales de nuestras experiencias previas, de nuestras creencias, ideologías, expectativas, filtros, generalizaciones y distorsiones.
En otras palabras:
La imagen mental se convierte en un símbolo.
Apliquemos el mismo ejemplo a una estatua de nuestro modelo espiritual favorito, ya sea Buda, Cristo o el Arcángel Miguel. La estatua de yeso, bronce u oro dorada es en sí misma solo una estatua, pero es la encarnación dentro de nuestra mente la que la hace especial. En este caso, le impregnamos un significado espiritual que las hacen tan especial para nosotros.
Al darle ese “significado” o “propósito espiritual” le damos aliento de vida. El Mago, así como el Creador, tiene la capacidad de impregnar vida.
Los símbolos representan la realidad.
Volvamos a la copa!
La imagen mental de la copa es un símbolo que representa la realidad. Y también la palabra “copa” no significa nada. También es un símbolo que representa la imagen mental ya establecida (es decir un símbolo de un símbolo). La palabra solo adquiere significado solo cuando se la conecta con la representación mental de lo que representa y cuando adquiere conexiones con otras representaciones (copa con vino, copa de vidrio, copa rota, brindemos con unas copas, etc.). Por si sola, una palabra carece de significado.
La palabra en si no significa nada. La palabra adquiere significado cuando se conecta con la representación mental.
Los símbolos representan la realidad. Y adquieren más significados conforme le agregamos más información de nuestras experiencias. A mayor estado de consciencia, a mayor conocimiento. A mayores perspectivas, el símbolo adquiere más significados, y por tanto la realidad se vuelve más rica en información. Es decir, cada vez que expandimos al símbolo, quitamos velos de la realidad. Vemos aquello que antes no veíamos.
A mayor estado de consciencia, la representación mental se enriquece. El símbolo adquiere más y más significados
La experiencia de la realidad por tanto, no es más que la formación y conexión de símbolos. Y los símbolos se convierten en herramientas para percibir los diferentes aspectos visibles y ocultos la realidad.
Usualmente esta percepción viene de los 5 sentidos físicos, pero ¿qué pasa con aquello que se percibe con los sentidos espirituales (imágenes oníricas, imágenes en meditación, evocaciones artísticas, imaginación, inspiración, visualización, etc.)?
El Mago entiende que los nombres, las palabras, las imágenes, los sonidos, los aromas, los conceptos… es decir, todo aquello que su mente recibe, se interpretan a través del pensamiento simbólico.
La realidad se convierte en un mapa de correspondencias.
Para llevar
Todos los símbolos, acumulados en nuestro inconsciente, están conectados entre si. El Mago usa el árbol de la vida como un mapa para encontrar correspondencias y así decodificar los velos de la realidad
