Partidos no aptos para democracias digitales

Cristian Leon Coronado
Democracia en Red
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5 min readNov 3, 2014

El caso boliviano

Con motivo de las elecciones presidenciales del 12 de octubre pasado, los partidos políticos en Bolivia salieron a exhibir sus músculos electorales. Las tradicionales marchas de fin de semana, empapelamiento de muros, grandes peroratas callejeras y spots televisivos inundaron a los bolivianos y bolivianas por varios meses, pero a diferencia de anteriores campañas, surgió un elemento novedoso: las redes sociales digitales.

Los cinco competidores habilitados, de izquierda a derecha y de arriba a abajo, crearon cuentas en Facebook, Youtube y Twitter, y buscaron hacer una gestión medianamente eficiente de éstas. Las experiencias de partidos en otros países pudo haber motivado a que los partidos bolivianos entren al mundo digital, quizás esperando convertir automáticamente“followers” en votantes o bien comprometer más aquellos simpatizantes que todavía no estaban tan decididos. Junto con ellos, se lanzaron a la palestra digital algunos candidatos a la legislatura y militantes, quienes crearon cuentas de apoyo y proselitismo. En total podemos decir que el MAS-IPSP, competidor que ganó las dos anteriores elecciones, tuvo una presencia de alrededor de 220 cuentas, seguido de los partidos opositores UD con 134 cuentas, MSM con 78, PDC con 27 y PVB-IEP con 22. La distribución numérica de las cuentas refleja en parte el tamaño que llegaron a tener los partidos tanto en lo online como en lo offline.

Desde el comienzo de la campaña virtual, empezó a quedar claro que la competencia no estaba necesariamente ligada a la capacidad de generar interacción o percepciones positivas en el electorado virtual cautivo, sino en querer convertirse en los candidatos más “seguidos” o los más “populares”.

El partido UD y su candidato Samuel Doria Medina, mostraron siempre una cierta ventaja en la carrera por obtener más seguidores. Empezaron la campaña con una acumulación de alrededor de 200.000 usuarios y terminaron con algo más del doble de eso. El relativo éxito de Doria Medina se debía sobre todo a su ingreso temprano a las redes con respecto a otros políticos y posiblemente a la frase que lo llevó al estrellato entre los jóvenes, el mítico pero poco calculado: “Carajo, no me puedo morir”; dicha frase fue plasmada por Samuel en un spot televisivo sin saber que llegaría a saltar a las redes y convertirse en un meme de gran viralidad. Empero, no todo fue bueno, tuvieron serios problemas debido a la liberación de un audio en Facebook y Youtube que incriminaba a uno de sus principales candidatos a la Asamblea Legislativa, Jaime Navarro, en un caso de violencia de género. El asunto fue zanjado con la renuncia de Navarro.

El MAS-IPSP, y el resto de los competidores, se percataron un poco tarde de la potencialidad de las redes por lo que recién ingresaron con fuerza a la arena virtual a finales del mes de julio. El tamaño y soporte organizacional del MAS-IPSP fueron grandes ventajas en su campaña virtual, permitiéndole así acaparar terreno y mantener una buena cantidad seguidores. No obstante, si bien el candidato de éste partido, Evo Morales, no pudo superar la cantidad de seguidores concentrada por Samuel Doria Medina, se debe observar que su presencia en forma de hashtag (#EvoMorales), según lo reportan las herramientas Topsy y Google Analytics, es por mucho abrumadora a cualquier otra personalidad o tema en el país debido a las recurrentes noticias que genera. Los otros partidos (MSM, PDC y PVB) no demostraron mayor capacidad para librar una lucha contundente por los seguidores. Estos tuvieron que lidiar con una serie de problemas: escasos recursos para el marketing digital, estrategias poco consistentes y mínimo apoyo en general.

Si bien Samuel Doria Medina logró construir un pequeño nicho en internet que bien podría haberle ayudado a impulsar su imagen, los resultados del sufragio comprobaron que estuvo muy lejos de aquello. Morales, candidato del MAS-IPSP, ganó con 61% de los votos válidos y 37 puntos por encima de Doria Medina, quien salió segundo. Al otro extremo, el partido con menos presencia y apoyo en redes, el PVB, logró resultados inéditos al lograr aventajar a MSM en su propio bastión electoral, el departamento de La Paz, y convertirse en el mejor de los perdedores. Entonces, los followers no demostraron ser necesariamente votantes ni sus tendencias de crecimiento y decrecimientos numéricos, una representación de las dinámicas reales del voto.

Lo que sí hubo fue un sobre dimensionamiento al marketing digital en tanto tuvo un uso un poco abusivo. En el caso de Samuel Doria Medina, se reportó a través de una serie de herramientas que menos del 50% de sus seguidores eran de hecho reales por lo que su popularidad demostró estar basada en su capacidad económica más que en sus dotes de orador digital. El MAS-IPSP, por su lado, demostró poder generar Trending Topics con mucha soltura a través de sus hashtags: #EvoEnVivo #OlaAzul #ConEvoVamosBien, los cuales tuvieron un importante llegada superando los 15.000 tuits en algunos casos y el millón de vistas, según la herramienta Keyhole; no obstante, el análisis de esta viralización reportó algunas dudas como: excesiva contribución desde cuentas creadas en otros países y participación hacia dentro ya que sólo cuentas del partido se retuiteaban y volvían a retuitear. También se dieron situaciones irreverentes, como una cuenta no oficial del MSM que se declaró “huérfana” pues el partido no la reconoció pese a que la misma tenía casi el doble de followers que la cuenta oficial. Finalmente, según herramientas como TweetStats y LikeAlyzer, los partidos tuvieron una interacción casi nula con usuarios por lo que más se dedicaban a difundir sus mensajes en lugar de entablar diálogos con los posibles votantes.

Al final…

Detrás de esta situación se entreteje varios tipos de problemas. Primero, la esfera pública del internet en Bolivia, posiblemente debido a la baja penetración (35–40% del total de la población), es aún irrelevante en términos de generar cambios significativos en la política; segundo, existe, como lo ha reflexionado una extensa bibliografía en varias partes del mundo, una dificultad para convertir activismo y adhesión virtual en apoyo con incidencia al cambio real; tercero, los partidos políticos están buscando operar en lo virtual bajo percepciones y ópticas propias de lo offline, lo cual ciertamente debilita la capacidad de cambio político de la red. Entonces, lo que se vio en Bolivia durante las elecciones, y posiblemente en otros países también, fue partidos políticos de base y enfoque tradicional que se prepararon solamente para mostrar grandes músculos digitales pero no nuevas visiones y formas de hacer política.

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Cristian Leon Coronado
Democracia en Red

Innovación pública, ciberseguridad y política. Director programático de Asuntos del Sur y coordinador de #InnovacioPublica360. Fundador de InternetBolivia.org.