No Compres Cosas, Compra Tiempo

Andrés García Carrasco
Despertar Financiero
5 min readSep 3, 2020

En 2017, después de ahorrar gran parte de mi salario como becario durante dos años, logré mi sueño de la infancia: Ir a un partido del FC Barcelona en el Camp Nou. Recuerdo que ese día llegué tres horas antes del juego para conocer el estadio y los alrededores, comprar algunos souvenirs en la tienda oficial y no perderme ningún detalle. Estaba muy emocionado de tener la fortuna de estar ahí, de finalmente haber conseguido eso que tanto anhelé y de ver a mis ídolos en vivo y a todo color.

Pasaron los minutos de gran emoción, de conocer el estadio, del arranque del partido, cuando de repente, una extraña sensación de vacío me invadió por completo. Estando en el Camp Nou, viendo jugar a uno de los mejores equipos del mundo, y en pocas palabras, cumpliendo mi sueño, me di cuenta que mi mente no estaba disfrutando del momento, ya había volado y estaba fantaseando con los siguientes viajes que me gustaría hacer en un futuro. Inmediatamente tachado mi objetivo del checklist, ya soñaba con ir a un Mundial, a una Eurocopa o a un Boca vs River en Buenos Aires.

Ese día lo considero un punto de inflexión en mi vida, ya que me hizo abrir los ojos y darme cuenta que no quiero vivir una vida de persecución, en la que mi meta sea tachar objetivos de una lista. Quiero aprender a vivir en el aquí y el ahora, estar más presente y no comprar la idea de que tengo que alcanzar algo en concreto para sentirme pleno. Aunque suene contradictorio, sigo teniendo objetivos y creo que toda mi vida los tendré, sin embargo, estoy procurando darles un enfoque distinto, teniendo muy claro que no son el fin último, que alcanzarlos no me dará esa “felicidad” tan ansiada y que lo importante es disfrutar del proceso.

Buscamos el propósito de nuestras vidas en metas que nos proponemos y que debemos alcanzar para sentirnos realizados. Damos todo de nosotros, logramos la meta, y antes de que nos demos cuenta, ya estamos obsesionados con la siguiente. Nos graduamos de la universidad y ya estamos pensando en la maestría, nos ascienden a gerentes y ya estamos pensando en ser directores, nos suben el sueldo a $50,000 y ya queremos ganar $100,000, y así se nos va la vida. Persiguiendo y alcanzando, una y otra, y otra vez.

El capitalismo inteligentemente ha sabido aprovecharse de ésta condición del ser humano y nos pone a perseguir la zanahoria desde que somos niñ@s. Nos miente y nos hace creer que tenemos que comprar el último iPhone, el BMW deportivo, o la casa con alberca, para finalmente tener acceso a la felicidad y a la plenitud.

Es preocupante que no nos cuestionemos si estamos corriendo y persiguiendo metas propias o simplemente lo que el capitalismo nos dicta que debemos conseguir.

Tenemos que darnos cuenta que reinventar la zanahoria es el gran negocio del capitalismo y que todo el esfuerzo de las empresas está puesto en ello. Lo que buscan es atraer nuestra atención, enfocar nuestras metas e ilusiones en los nuevos productos y servicios que comercializan, con el fin último de generarles rentabilidad.

Trabajamos para cubrir nuestras necesidades básicas y para sentirnos productivos. ¿Pero, para que más? Para gastar y estar al día con las mejores cosas que ofrece el capitalismo. ¿Qué es lo peor de todo? Que compremos lo que compremos, viajemos a donde viajemos, y ganemos el dinero que ganemos, JAMÁS será suficiente. Siempre habrá algo mejor y más grande que nos hará volver a comenzar.

La persecución de posesiones materiales es un ciclo interminable que nunca nos dará la plenitud que estamos buscando, y aunque lo sabemos, seguimos acudiendo al lugar equivocado.

¿Cuál sería la recomendación entonces? ¿No tener metas y no luchar por vivir mejor? Por supuesto que no, las metas nos hacen crecer y hacen de ésta vida algo más interesante. Lo que debemos cuidar es no caer en ser esclavos del capitalismo, y creer que alcanzando “x” o “y” cosa, finalmente seremos felices. Si vives obsesionado con las posesiones materiales, nunca podrás permitirte perseguir aquello que realmente anhelas… LIBERTAD.

Los seres humanos no anhelamos poseer, sino tener más libertad. Libertad de decidir en qué queremos invertir nuestro tiempo (nuestro recurso más valioso). La vida de ensueño consiste en tener MÁS TIEMPO para disfrutar a las personas que amamos, para dedicarnos a proyectos que nos den propósito, para apoyar una causa con la que nos sintamos identificados, para viajar sin prisa y para leer hasta que nos cansemos.

Photo by Ben White on Unsplash

¿Qué nos detiene de vivir esa vida tan asombrosa? Tristemente, el dinero. ¿Qué alternativa tenemos entonces? INVERTIR EN NUESTRA LIBERTAD FINANCIERA.

La libertad financiera es aquel punto al que llegamos cuando nuestros activos, inversiones o negocios generan un ingreso pasivo suficiente para cubrir nuestros gastos mensuales. ¿Ingreso pasivo? Me explico, aquellos ingresos que recibimos sin necesidad de trabajar o dedicando poco tiempo. El ejemplo más común de ingreso pasivo es el que reciben los dueños de bienes raíces cuando cobran las rentas de sus propiedades. No obstante, las opciones para obtener este ingreso pasivo son ilimitadas. En mi caso, mi fuente de ingreso pasivo favorita son las ganancias de capital y pagos de dividendo que recibo por mis inversiones en Bolsa de Valores.

No compres cosas, compra tiempo. ¿Cuál es la mejor forma de hacerlo? Invirtiendo nuestro dinero para que trabaje para nosotros.

El consejo sería que no trabajes exclusivamente para el capitalismo (gastando el 100% de tu sueldo) y que mes con mes un porcentaje de tus ingresos los destines a inversión. Si disciplinadamente te pagas a ti primero todos los meses, irás comprando pequeños pedacitos de tu libertad que eventualmente te permitirán construir un patrimonio lo suficientemente grande como para no depender de un salario.

Recuerda que el dinero a final de cuentas no es más que una herramienta que tiene como principal virtud, la posibilidad de comprar tiempo, y eso es precisamente lo que deberías buscar. Llegar a tener los medios necesarios para decidir: cómo, cuándo, dónde y con quién quieres invertir tu tiempo.

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¡Hasta el próximo jueves!

Descargo de Responsabilidad: No soy asesor financiero. Los artículos tienen un fin educativo exclusivamente y tratan de reflejar mi opinión personal. Para tomar las mejores decisiones financieras de acuerdo a tus circunstancias y necesidades, es recomendable que realices tu propia investigación. Todas las inversiones y recomendaciones de las que hablo en el blog conllevan algún tipo de riesgo y no te garantizan éxito como inversionista. Procura tomar decisiones informadas y llevar tu propio proceso de diligencia debida.

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