Dario y Mike en la funcion del Teatro bar, La plata.
Una mujer estornuda escandalosamente en uno de los palcos. Llama la atención de muchos de los espectadores que esperan “Sanata”, que se voltean a mirar. La sala de El Teatro Bar es espaciosa, mucho más de lo que parece desde afuera.
Grupos de amigos, familias y parejas se van acomodando en los palcos bajos, altos, en la platea central y el palco superior. Mientras esperan, conversan, se sacan fotos y miran la carta. En casi todas las mesas hay cervezas y pizzas. En su mayoría de muzzarella, la más barata, que cuesta ciento cincuenta pesos. Al fondo, en una de las mesas, se puede identificar al cantante platense de la banda “Cruzando el charco”, mientras disfruta con un amigo del espectáculo.
La sala no es como la de un teatro convencional. Por eso genera una atmósfera ideal para el show de stand up de Darío Orsi y Mike Chouhy. El ambiente es como el de un bar, la diferencia es que se multiplica el público, en este caso son cuatrocientas las personas presentes.
La entrada dice que es a las 21 pero la presentación empieza una hora después. Hace calor. Hay bastante gente. Muchos quedan parados, las sillas no alcanzan para todos.
Con un video cómico en el que actúan los dos humoristas, dan comienzo al show. Hay mucho feedback con el público. El ambiente es perfecto: decenas de personas disfrutan de Sanata con un vaso de cerveza y pizza a mano. Son espectadores desestructurados, que vienen a distenderse, que tienen buen humor y están dispuestos a responder a todo.
Ambos se volcaron de lleno al stand up hace dos años. La gira comenzó hace aproximadamente ocho meses. “Empezamos a trabajar juntos, a pensar y a crear el espectáculo que reúne parte de nuestros dos unipersonales con todo material nuevo”, cuenta Darío Orsi en una entrevista a Detrás de la risa. En una nota a Revista LPM explica: “Sanata reúne lo mejor de nosotros, lo que estuvimos haciendo estos últimos años”. El show es principalmente stand up, pero también se complementa con sketches bajo la dirección de Gabriel Gavila, referente de la comedia y la improvisación.
Mike, suizo de nacimiento y argentino por opción (de sus padres) estudió stand up con Germán Batallán en el 2012, y además es actor. Darío, también es comediante y actor. Estudió stand up con Diego Wainstein y también se formó en clown, improvisación y otros géneros.
Ambos se presentan en el escenario informales y distendidos. “Me junto con un amigo a tomar algo, no larga el celular y no le puedo hablar; hacemos una salida y vamos a un lugar adonde no quiero ir, es eso, es hacer humor con lo que nos pasa”, cuenta Chouhy. “En general lo que decimos es muy genuino, nos sucede. Tenemos que hablar de cosas que nos pasan, porque en definitiva eso es el stand up”.
El ida y vuelta con el público es notorio. Le hacen preguntas a los espectadores, que contestan gustosos. Les preguntan qué cosas les molestan, por qué tipo de situaciones incómodas pasan y hacen improvisaciones con ese material. Por ejemplo, desde comparaciones sobre cualidades y actitudes hasta hablar de las relaciones en la cotidianidad.
Si bien la interacción público y comediante suele ser mínima, este show es la excepción. Uno de los espectadores se animó, risueño, bajo los efectos del alcohol, a gritar en plena performance. Darío aprovechó el momento y lo convirtió en parte de la gracia.
Al finalizar la función, los comediantes no podían ser menos. Junto a los presentes hicieron el famoso mannequinchallenge, que en este momento es tendencia en las redes sociales. Y como siempre, no podía faltar la foto grupal que cierra la noche.
La gente se retira del lugar muy conforme. “Como la rompen estos locos, no pensé que me iba a reír tanto ni que iban a venir tantas personas”, le comenta una chica a su novio a la salida de El Teatro Bar.
Si bien no hace mucho tiempo que trabajan juntos, ambos cuentan con ciertos factores y experiencias del humor y eso es lo que hace que sus show sean sumamente exitosos. Supieron complementarse para poder satisfacer y conformar a su público. “Sanata” es un espectáculo al que pueden asistir personas de diferentes edades y pasarla bien de todas formas. Su humor generalizado atrapa e identifica a los asistentes.
