¿Cómo afecta a Cuba el nombramiento de Pompeo y la salida de Tillerson del Departamento de Estado?

Sergio Alejandro Gómez
Diario del Deshielo
6 min readMar 13, 2018

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El antiguo director de la CIA, Mike Pompeo, es desde este martes el jefe de la diplomacia estadounidense y quien tiene a su cargo la decisión de abrir o cerrar las puertas de su Embajada en La Habana.

Si bien la política de la actual administración hacia Cuba no se decide exclusivamente en el Departamento de Estado, la cercanía de Pompeo al presidente puede marcar el curso de los nexos entre ambos países.

La Embajada estadounidense en La Habana se mantiene prácticamente paralizada desde septiembre del año pasado, no se ofrecen servicios consulares a los cubanos y solo se tramitan asuntos urgentes o casos de emergencia.

La excusa para mantener la reducción del personal es la supuesta ocurrencia de ataques contra funcionarios norteamericanos entre finales del 2016 y mediados del 2017. Sin embargo, meses de investigaciones cubanas y estadounidenses no han aportado una solo evidencia que justifique los síntomas alegados u ofrezca pistas sobre sus causas.

El antiguo secretario de Estado Rex Tillerson se negó en varias ocasiones a ordenar el regreso de su cuerpo diplomático por «consideraciones de seguridad», a pesar de que los informes del FBI descartaban la ocurrencia de ataques en La Habana y muchos de sus propios diplomáticos pedían retornar a sus puestos en Cuba.

“Es eso lo que pienso al respecto, que estaría poniéndolos en peligro intencionalmente. ¿Por qué demonios haría eso si no tengo manera alguna de protegerlos? No sabemos cómo proteger a las personas de esto, entonces ¿por qué iba a hacerlo? Y voy a enfrentarme a cualquiera que me quiera presionar a hacerlo mientras no esté convencido de que no los pondré en riesgo”, dijo en una entrevista el 5 de enero sobre la posibilidad de regresar a los funcionarios.

Con la remoción de Tillerson del Departamento de Estado, es Pompeo quien tiene ahora la responsabilidad, al menos formalmente, de decidir si normaliza la situación de la Embajada o continúa afectando a cientos de miles de cubanos y limitando la capacidad de acción de los diplomáticos estadounidenses.

¿CÓMO PIENSA SOBRE CUBA?

La única pista sobre la postura de Pompeo y las recomendaciones que hará al presidente respecto a Cuba son sus declaraciones previas como director de la CIA y durante su paso por el Congreso, donde representó al Estado de Kansas.

Un paneo por su historial sobre la mayor de las Antillas no arroja buenas noticias.
En el año 2015, Pompeo copatrocinó el proyecto de ley “Cuban Military Transparency Act”, presentado en la Cámara por el republicano Devin Nunes, como contraparte de una iniciativa de Marco Rubio en el Senado para limitar el intercambio financiero con empresas gestionadas por el sector militar cubano.

Si bien nunca llegó a convertirse en ley, las medidas propuestas son casi idénticas a las implantadas en junio pasado por el presidente Donald Trump para limitar el comercio con Cuba.

La cercanía del nuevo secretario de Estado a Marco Rubio no se limitó a sus contactos en el Congreso. Ya como director de la CIA, Pompeo recibió en su oficina de Langley, Virginia, a miembros de la brigada 2506 por sugerencia del senador por la Florida.

Los reportes de prensa del encuentro resaltaron la «calidez» con la que fueron acogidos el grupo de mercenarios que recibió a Trump en el Estado de la Florida durante la campaña presidencial del 2016 y a quienes el mandatario hizo la promesa de borrar los avances alcanzados en los nexos bilaterales durante la administración Obama.

Luego, en mayo del 2017, el dúo Pompeo y Rubio volvió a tocar el tema Cuba durante una audiencia del Congreso sobre la supuesta intervención de Moscú en los comicios presidenciales norteamericanos.

A una pregunta del senador sobre la amenaza que suponían otros países además de Rusia, el entonces director de la CIA dijo que los intentos de interferir en los asuntos estadounidenses no se limitaban a un solo país y añadió que Cuba podía también usar sus lazos para influir en la política exterior norteamericana.

“Sigo preocupado sobre la posibilidad, y lo que creo es la realidad, de un esfuerzo concertado por parte del gobierno cubano para reclutar de manera involuntaria a estadounidenses –ejecutivos de empresas y otros, incluso líderes políticos locales y estaduales– para influir en la toma de decisiones sobre Cuba. Y de manera particular en el levantamiento del embargo”, refirió según la transcripción del Washington Post.

Venezuela, aliado más cercano de Cuba, también está en la mira del nuevo secretario de Estado. Como líder de la inteligencia norteamericana y siguiendo la línea de Trump, quien no descartó la “opción militar” contra Caracas, Pompeo arreció la política hacia la nación suramericana y su agencia participó en la elaboración de las últimas sanciones contra miembros del gobierno bolivariano.

“Los cubanos, los rusos, Irán y Hezbollah están en Venezuela”, dijo en una entrevista en el conservador canal de televisión Fox News, tras señalar que Caracas “podría convertirse en un riesgo” si la situación seguía empeorando.

El nuevo secretario de Estado también es férreo opositor a cerrar la cárcel en la Base Naval de Guantánamo, sobre lo cual se ha pronunciado en varias ocasiones, no así sobre la posibilidad de devolver el territorio ocupado ilegalmente a Cuba.

Todas las anteriores son malas noticias para un posible acercamiento con La Habana.

Sin embargo, durante su tiempo en el Congreso como representante de Kansas tiene que haberse acercado a las demandas del sector agrícola de ese estado que es muy favorable a las relaciones con Cuba.

El senador por Kansas, Jerry Moran, introdujo el año pasado un proyecto de ley para levantar el bloqueo por completo.

Según un informe del 2017 de la Coalición Agrícola de Estados Unidos para Cuba, Kansas está entre los 16 territorios norteamericanos que más saldrían beneficiados si Estados Unidos levanta las restricciones al comercio con la mayor de las Antillas.

UN NUEVO HALCÓN

Los medios de prensa estadounidense describen a Pompeo como un halcón ultraconservador, vinculado a los sectores más radicales del Tea Party y muy cercano al presidente Trump.

Un editorial del diario The New York Times señala este martes que Trump podría hacer que el mundo extrañara a Rex Tillerson con el nombramiento del director de la CIA para comandar el Departamento de Estado.

Pompeo es uno de los más duros críticos del acuerdo nuclear alcanzado con Irán y está mucho más cerca del presidente que Tillerson en otros asuntos como el conflicto con la República Popular Democrática de Corea y la guerra comercial contra China.

El nuevo secretario de Estado se graduó de la academia militar de West Point y sirvió en Europa durante la Guerra Fría. Comenzó su carrera comercial en Kansas, donde fundó una empresa de tecnología con el apoyo de los multimillonarios hermanos Koch.

Fueron precisamente los Koch, conservadores con gran influencia entre los republicanos, quienes lo llevaron a la Cámara de Representantes y a al asiento en el Comité de Inteligencia que le permitió ganar protagonismo en temas de política exterior entre 2011 y 2017.

La llegada de un nuevo halcón al gabinete republicano no es demasiada noticia para Cuba, acostumbrada a lidiar con escenarios peores.

Según trascendió durante la revisión de la política hacia Cuba, que culminó con los anuncios de Trump del 16 de junio en Miami, la totalidad de las agencias, incluida la CIA, recomendaron mantener el acercamiento iniciado por Obama y no cortar los lazos.

Quizás entonces lo que hace falta en el Departamento de Estado no es una paloma en lugar de un halcón, sino alguien que se rija por la lógica elemental y no por intereses políticos de una minoría de la Florida.

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Sergio Alejandro Gómez
Diario del Deshielo

Periodista cubano dedicado al análisis de temas internacionales