Diario de una niña estresada

“Hola soy Alina y soy una estresada.”

No recuerdo un momento en mi vida en que la escuela no fuera mi prioridad. Crecí creyendo que una persona “digna”, “valiosa” y “exitosa” era aquella que tenía un título profesional y que ganara un montón de dinero. Fue por eso que de niña me creé la idea que no importaba cómo me sintiera y qué tuviera que hacer, yo debía ser la más ñoña del lugar. Era una ansiedad y una competencia tremenda por siempre ser la mejor; y era un absoluto fracaso si no terminaba entre los mejores tres (lo decía la niña a los 10). Pero no veía más allá y nunca necesité hacerlo hasta ahorita.

Mis ideales siempre fueron ser la persona más exitosa profesionalmente y por esta creencia me han surgido dudas sobre mi profesión. No es fácil ser exitosa en una carrera de diseño; de hecho, es de las cosas más complicadas que hay. Para aquellos que no estudian diseño jamás entenderán qué tenerse que enfrentar con cuidar tus creaciones con todo tu ser; para luego encontrar que alguien las ha copiado. Tampoco entienden lo que es ser obligado a tener que inventar algo completamente nuevo y saber que, en realidad, ya todo fue creado.

Ahora imaginemos mi estrés al intentar cumplir con mis valores de tratar de conquistar mi carrera. Siendo “millenials”, estamos tan enterados de lo que ocurre en otras partes del mundo, que, hora con hora, somos recordados lo que nos falta y lo que no somos. Se vuelve una guerra del día a día en la que luchamos para alcanzar la cima que la sociedad nos ha pintado. Que nosotros nos hemos creado.

A mis 21 años de edad he logrado entender el verdadero significado del éxito. Éste no es dormir tres días seguidos en el espacio de alto desempeño para terminar una sola tarea. No es encontrar el mejor diseño que logre encantar a todos los demás. Y, definitivamente, no es perderme en el estrés para sólo obtener una calificación. La clave del éxito es la felicidad que se siente al ver lo que se ha logrado en paz; significa ver a mis compañeros sobresalir y sentir alegría porque alguien de nosotros lo está logrando. El éxito es compartido, no es egoísta; y me tomó una semana de estrés puro para entender esto.

Aliento a los estudiantes a que no nos sintamos decepcionados de nosotros mismo por no ser los mejores en todo. La belleza de esta vida está en que sepamos que siempre habrá alguien o algo mejor, para así poder crear nuestras metas, nuestros anhelos y nuestros sueños. En mi rehabilitación de niña estresada, encuentro placer en el trabajo que es mi carrera y no estrés en encontrar mi 100. Encuentro paz al saber que no se tiene que ser la mejor en todo para encontrar el éxito. Pero, sobre todo, encuentro felicidad al encontrarme.

• A.T.