El tren

Diego Castaño
Diego Castaño
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1 min readApr 11, 2015

De lo que se asume al embarcarse en cualquier proyecto:

El tren se ha vuelto a poner en marcha. Agarro la caja con fuerza y me acuerdo de que no sé a dónde voy. Eso tampoco me preocupa demasiado. Me preocupan más los lugares a los que no voy, saber si la próxima estación en la que tampoco me voy a bajar me gustaría más que la siguiente.

El riesgo es algo incómodo de llevar, tanto, que a veces pienso que los viajes en tren deberían tener una sola parada; un origen y un destino, como los aviones. ¿Por qué nadie me habló del lado oscuro de la libertad? Supongo que poca gente puede hacerlo.

Ser responsable de tus miserias es algo desagradable, demasiado para demasiada gente. Todo el mundo coge el mismo avión. Cuando el tren sólo para una vez puede gustarte más o menos la estación, te puedes quejar de la ciudad y maldecir el país en donde te has bajado, pero tu conciencia está tranquila.

El peso de la responsabilidad se lo otorgas a un ser enorme y monstruoso llamado sociedad. Te lavas las manos con agua putrefacta y te mueves ligeramente por la única estación donde te han dejado bajar.

No, no culpo a nadie, porque todo tiene su precio y su explicación.

-Enric Montefusco

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