‘La barbarie de un pueblo educado y culto’: La masacre de Dawayima fue peor que la de Deir Yassin

Carta que relata el testimonio de un soldado judío sobre la masacre de Al Dawayima, donde los sionistas cometieron todo tipo de atrocidades

Javier Villate
Diferencias
5 min readSep 10, 2018

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JONATHAN OFIR

Yair Auron

“No hubo batalla ni resistencia (ni egipcios). Los primeros conquistadores mataron de ochenta a cien árabes [incluyendo] mujeres y niños. Mataron a los niños aplastando sus cráneos con palos. ¿Es posible gritar sobre Deir Yasin y callar sobre algo mucho peor?”. Por primera vez se publica íntegramente una carta en la que se cita a uno de los soldados israelíes que participó en la masacre de Al Dawayima en octubre de 1948.

El viernes 5 de febrero de 2016, HAARETZ publicó un artículo en hebreo del historiador israelí Yair Auron, que cubre una de las mayores masacres de 1948. La masacre es de Al Dawayima, al oeste de Al Jalil (a la que a menudo se hace referencia como Hebrón). En una entrevista de 2004 con HAARETZ, el historiador israelí Benny Morris se refiere a esto como una masacre de “centenares”.

Después de la matanza, se envió una carta al director del periódico de izquierda AL HAMISHMAR, pero nunca se publicó. Como observa Auron, todavía hay muchos archivos de la época que están clasificados. Auron también afirma que hubo una investigación que nunca concluyó y que “desapareció” cuando se otorgó una amnistía masiva al personal militar en febrero de 1949.

Este es un artículo muy exhaustivo, pero me pareció interesante traducir esta carta en su totalidad. La carta, que “desapareció” en un primer momento, fue entregada a Auron por el historiador Benny Morris. Aunque estas cuestiones se han mencionado de pasada en resúmenes históricos, la carta nunca se ha publicado íntegramente.

La carta es de un miembro del partido de izquierda MAPAM, S. Kaplan, y relata el testimonio que le contó un soldado. Está dirigida a Eliezer Peri, editor de AL HAMISHMAR, fechada el 8 de noviembre de 1948 (10 días después de la masacre):

Al camarada Eliezer Peri, buenos días,

Hoy he leído el editorial de AL HAMISHMAR donde se plantea la cuestión de la conducta de nuestro ejército, el ejército que conquista todo menos sus propios deseos.

Un testimonio que me dio un oficial que estuvo en [Al] Dawayima al día siguiente de su conquista. El soldado es uno de los nuestros, intelectual, de fiar, en todo 100%. Me lo confió por la necesidad de descargar la pesadez de su alma debido al horror del reconocimiento de que tal nivel de barbarie puede ser alcanzado por nuestro pueblo educado y culto. Me lo confió porque hoy no son muchos los corazones que son capaces de escuchar.

No hubo batalla ni resistencia (ni egipcios). Los primeros conquistadores mataron de ochenta a cien árabes [incluyendo] mujeres y niños. Mataron a los niños aplastando sus cráneos con palos. No había casa sin muertos. La segunda oleada del ejército [israelí] fue un pelotón al que pertenecía el soldado que da testimonio.

Masacre de Deir Yasin, abril de 1948.
Masacre de Deir Yasin, abril de 1948.

En el pueblo sobrevivieron hombres y mujeres árabes que fueron puestos en casas y luego encerrados sin recibir comida ni bebida. Más tarde, los ingenieros de explosivos vinieron a volar casas. Un comandante ordenó a un ingeniero que pusiera a dos ancianas en una casa que iba a ser volada. El ingeniero se negó y dijo que solo estaba dispuesto a recibir órdenes de su [propio] comandante. Entonces [su] comandante ordenó a los soldados que pusieran a las mujeres dentro y se llevó a cabo la malvada acción.

Un soldado se jactó de haber violado a una mujer árabe y de que después le disparó. Una mujer árabe con un bebé de un día de edad fue utilizada para limpiar el patio trasero donde comían los soldados. Ella los atendió durante un día o dos, tras lo cual les dispararon a ella y al bebé. El soldado dice que los comandantes cultos y educados, considerados buenos en la sociedad, se han convertido en asesinos viles, y esto no ocurre en el fragor de la batalla y la respuesta acalorada, sino debido a un plan de expulsión y destrucción. Cuantos menos árabes queden, mejor. Este principio es el principal motivo político de las expulsiones y actos de horror a los que nadie se opone, ni en el mando de campo ni entre los más altos mandos militares. Yo mismo estuve en el frente durante dos semanas y escuché historias de soldados y comandantes, de cómo se destacaban en los actos de caza y violaciones. Violar a una árabe, así como así, y en cualquier circunstancia, se considera una misión impresionante y hay competencia por ganar este [trofeo].

Nos encontramos en un dilema. Denunciar esto en la prensa significaría ayudar a la Liga Árabe, de la que nuestros representantes desestiman todas las quejas. No reaccionar significaría solidaridad con la corrupción moral. El soldado me dijo que Deir Yasin [otra masacre, por militantes del Irgun, en abril de 1948] no es la cima del vandalismo. ¿Es posible gritar sobre Deir Yasin y callar sobre algo mucho peor?

Es necesario iniciar un escándalo en los canales internos, insistir en una investigación interna y castigar a los culpables. Y en primer lugar es necesario crear en el ejército una unidad especial para la contención del ejército. Yo mismo acuso en primer lugar al gobierno, que no parece tener ningún interés en combatir el fenómeno y quizás incluso lo fomenta indirectamente. El hecho de no actuar es en sí mismo un estímulo. Mi comandante me dijo que hay una orden no escrita de no tomar prisioneros de guerra, y la interpretación de “prisionero” es dada individualmente por cada soldado y comandante. Un prisionero puede ser un hombre, una mujer o un niño árabe. Esto no sólo se hizo en los escaparates [de las principales ciudades palestinas] como Majdal y Nazaret.

Les escribo esto para que en el editorial y en el partido se sepa la verdad y se haga algo efectivo. Al menos, que no se entreguen a una diplomacia falsa que encubra sangre y asesinatos y, en la medida de lo posible, el periódico no debe permitir que esto pase en silencio.

Kaplan

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