La historia de la Guarida de los Leones

La Guarida de los Leones era relativamente desconocida fuera de Naplusa hasta hace unos meses, pero hoy se ha ganado el estatus de héroe en toda Palestina por liderar un renacimiento de la resistencia armada contra el colonialismo israelí. Esta es su historia.

Javier Villate
Diferencias
22 min readNov 11, 2022

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Miembros de la Guarida de los Leones sostienen sus armas junto a una bandera con el logotipo del grupo durante un servicio conmemorativo de Mohamed al Azizi y Abdul Rahman Sobh, asesinados por las fuerzas israelíes, en la ciudad cisjordana de Naplusa el 2 de septiembre de 2022. (Foto: Shadi Yararah / APA Images)

Mariam Barguti / Yumna Patel / Mondoweiss, 4 de noviembre de 2022 — Las calles de la Ciudad Vieja de Naplusa están más tranquilas que de costumbre. Las típicas calles bulliciosas, repletas de cosas que alegran la vista, olores y sonidos de uno de los mercados más antiguos de Palestina, están casi irreconocibles. La mayoría de las tiendas y negocios están cerrados; los que están abiertos son notablemente sombríos, muy lejos de los animados reclamos habituales de los vendedores ambulantes que anuncian sus mercancías a las multitudes de compradores que pasan por allí.

“Esto no es habitual en Naplusa”, dice Abu Ayad, de 72 años, a Mondoweiss mientras estaba sentado dentro de su tienda, empaquetando dulces halkum, una versión local de las delicias turcas que lleva elaborando y vendiendo desde su tienda en el barrio de Al Yasmina desde hace más de 60 años.

Los agujeros de bala acribillan los viejos edificios de piedra y las puertas de hierro oxidadas que bordean las calles. Parte de la destrucción se remonta a la primera y segunda intifadas. Pero los coches más nuevos aparcados a lo largo de las calles adoquinadas, cubiertos de agujeros de bala y cristales rotos, recuerdan a los transeúntes el carácter reciente de estas heridas.

“Lo que está ocurriendo ahora en Naplusa me recuerda al nivel de destrucción que se produjo en 2002, cuando las fuerzas israelíes invadieron la ciudad”, dice a Mondoweiss Sameh Abdo, de 52 años, residente en la Ciudad Vieja, mientras atravesaba los estrechos callejones del barrio de Al Yasmina.

“La destrucción de la ciudad, las casas, los edificios. No hemos visto este tipo de devastación en años”, añade.

Al final de la calle, un hombre se sienta frente a su tienda, repleta de radios antiguas, altavoces y otros cachivaches. Fuma su cigarrillo en silencio, empapándose de la letra de la canción que suena en uno de los altavoces más nuevos de su colección. Es un himno dedicado a los leones.

La presencia de extranjeros es escasa o nula, una nueva realidad creada a propósito, no por accidente. La presencia de cualquier persona o cosa desconocida para los lugareños aquí se considera una amenaza potencial, y es comprensible.

En los últimos meses, los habitantes de la Ciudad Vieja se han vuelto cada vez más recelosos y suspicaces ante cualquier presencia extranjera en sus calles. En demasiadas ocasiones, fuerzas israelíes encubiertas han entrado en la ciudad disfrazadas, buscando la sangre de los jóvenes que han hecho de estas calles su hogar.

Así fue el lunes 25 de octubre, justo después de la medianoche. Las calles estaban tranquilas y, al amparo de la noche, fuerzas especiales encubiertas israelíes entraron en la ciudad. Su objetivo era un grupo de jóvenes, armados y preparados en su escondite en el barrio de Al Yasmina de la Ciudad Vieja, aparentemente inconscientes del peligro que acechaba a la vuelta de la esquina.

Se llaman a sí mismos la “Guarida de los Leones”, Arin al Usud en árabe. Un novedoso grupo de resistencia armada, relativamente desconocido fuera de Naplusa hasta hace unos meses, que se han ganado el estatus de héroes en toda Palestina.

Sin embargo, en las calles de la Ciudad Vieja de Naplusa, los leones son algo más que héroes míticos. Son hermanos, hijos y amigos de la gente de aquí. Son vecinos del barrio, donde les han visto crecer, donde fueron niños que compraban bocadillos en la tienda de la calle y que armaban jaleo con los demás niños del vecindario.

Ahora esos cachorros son leones y se han encargado de hacer algo que muchos creían imposible después de décadas bajo la bota de la ocupación israelí y sus socios de la Autoridad Palestina: revivir la resistencia armada popular.

Los orígenes

La aparición de la Guarida de los Leones en la conciencia pública palestina se remonta al verano, cuando un joven sereno, de rostro estrecho y apuesto, se abrió paso entre una multitud de miles de personas en el centro de la ciudad de Naplusa: su rifle en la mano derecha, el ataúd de su amigo en la izquierda.

Mientras marchaba entre la multitud en el cortejo fúnebre por sus compañeros caídos, los transeúntes saludaban al joven. En un vídeo viral, un hombre se esfuerza por agarrar su mano, aún envuelta con fuerza en su rifle, y la besa. El rostro del joven no se inmuta.

El joven era Abraham Nabulsi, de apenas 18 años de edad en ese momento. Conocido localmente como el “León de Naplusa”, con una misteriosa reputación de feroz luchador que había conseguido eludir varias detenciones e intentos de asesinato por parte de los israelíes, el joven Nabulsi adquirió fama y admiración popular tras su aparición en el funeral.

En aquel momento, Nabulsi y sus compañeros formaban parte de un grupo que se autodenominaba Brigadas de Naplusa, Katibet Naplusa en árabe, que operaba desde la Ciudad Vieja. Llevaban meses actuando, realizando operaciones de tiroteo en todo el norte de Cisjordania.

Siguiendo el modelo de las Brigadas de Yenín, en el norte, el grupo se formó a principios de 2022 y estaba compuesto principalmente por jóvenes anteriormente alineados con las Saraya Al Quds (Brigadas Al Quds), el brazo armado del movimiento de la Yihad Islámica.

Pero muchos de los miembros y líderes del grupo procedían de distintas facciones políticas. Nabulsi se había alineado con el movimiento Fatah; otros tenían orígenes en HAMAS, e incluso en el izquierdista Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).

Al igual que las Brigadas de Yenín, las Brigadas de Naplusa eran o habían sido miembros de diferentes partidos palestinos y, aunque recibían dinero de diversas fuentes, no se alineaban oficialmente con ningún partido político. Luchaban en nombre de Palestina y de nadie más.

La primera gran operación del gobierno israelí contra las Brigadas de Naplusa tuvo lugar en febrero, cuando las fuerzas especiales israelíes hicieron una incursión en Naplusa y tendieron una emboscada a un vehículo, llenándolo de balas y asesinando extrajudicialmente a tres combatientes de la resistencia palestina que, según Israel, estaban en busca y captura.

Los tres eran Ashraf Mubaslat, Adham Mabruka y Mohamed Dajil. Había un cuarto pasajero; algunos informes decían que estaba herido y había sido detenido por el ejército, otros decían que había logrado escapar. Muchos especularon que era Abraham Nabulsi.

En ese momento, la Brigada de los Mártires de Al Aqsa (el ala militar de Fatah) reivindicó a los tres como sus miembros. Pero lo cierto es que recientemente se habían desvinculado de Al Fatah, llevando a cabo una serie de operaciones armadas en Naplusa con otro nombre. Los servicios de inteligencia israelíes los describían como una célula “renegada”.

Casi al mismo tiempo, el ejército israelí lanzó la Operación Romper la Ola, una operación masiva de duración indefinida en toda Cisjordania ocupada para “frustrar las actividades terroristas” y la creciente resistencia armada en Yenín y Naplusa.

En abril, el jefe del estado mayor del ejército israelí, Aviv Kojavi, advirtió: “Nuestra misión es simple: tenemos que detener el terrorismo y restablecer la seguridad y la sensación de seguridad. Haremos lo que haga falta, lo que sea necesario, durante el tiempo que sea necesario y donde sea necesario, hasta que se restablezcan la seguridad y la sensación de seguridad”.

Sin embargo, a pesar del aumento de las mortíferas incursiones militares israelíes en Naplusa y Yenín, el número de operaciones y actividades de resistencia armada, ya sea a través de grupos organizados o de forma independiente, siguió aumentando. En lugar de “romper la ola”, la operación solo parecía conjurar un tsunami.

A finales de julio, meses después de que comenzara la Operación Romper la Ola, el ejército israelí lanzó una incursión masiva en el barrio de Al Yasmina, en la Ciudad Vieja de Naplusa. Era la primera vez desde 2002 que el ejército de ocupación llevaba a cabo una redada en la zona, dirigida contra quienes, según ellos, eran palestinos sospechosos de haber llevado a cabo una acción armada contra soldados y colonos israelíes cuando estos asaltaron la Tumba de José un mes antes.

Durante el asalto, los combatientes de la resistencia dispararon intensamente contra las fuerzas israelíes, mientras se atrincheraban en la casa de Mohamed al Azizi, conocido por ser el fundador de la Guarida de los Leones. Las fuerzas israelíes rodearon la casa, colocaron explosivos y dispararon fuego real, derrotando a los combatientes que estaban dentro.

Tras un tiroteo de tres horas, Mohamed al Azizi, de 25 años, y Abud Suboh, de 28, murieron en el asalto, ya que, según se dice, sirvieron de cobertura para que sus compañeros escaparan. Los medios de comunicación israelíes informaron de que uno de los principales objetivos de la redada, Abraham Nabulsi, había eludido su captura una vez más.

Aunque tanto Al Azizi como Suboh fueron reivindicados como miembros de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, a nivel local se les conocía como algunos de los primeros miembros de las Brigadas de Naplusa. Fue en su funeral, el 24 de julio, cuando Nabulsi, ataviado con un chaleco antibalas y su fusil, rindió homenaje a sus camaradas caídos, lo que reforzó su condición de icono en la ciudad.

En toda Cisjordania, los palestinos difundieron vídeos y fotos de Nabulsi en el funeral. De repente, el León de Naplusa y el grupo con el que luchó se convirtieron en nombres conocidos fuera de los límites de su ciudad.

Solo dos semanas después, Nabulsi correría la misma suerte que sus compañeros de lucha. Durante una incursión en la Ciudad Vieja el 9 de agosto, Nabulsi murió mientras luchaba contra el ejército israelí. Otros dos miembros de las brigadas que combatieron junto a Nabulsi también murieron durante la incursión: Islam Sbuh, de 32 años, y Husein Yamal Taha, de 16.

En un mensaje de voz ampliamente compartido en las redes sociales palestinas, supuestamente grabado por Nabulsi y enviado a sus compañeros poco antes de ser asesinado, se oye a un Nabulsi tranquilo y sosegado decir:

Os quiero mucho. Si me martirizan, chicos, quiero a mi madre. Cuidad de la patria cuando me vaya, y mi última voluntad para vosotros, por vuestro honor: no soltéis el fusil, por vuestro honor. Estoy rodeado y voy hacia mi martirio.

Con su muerte, el León de Naplusa se consolidó como un icono, y el grupo con el que luchó se implantó firmemente en la conciencia pública. Tras el asesinato de al-Nabulsi, la Guarida de los Leones, ahora vacía de su fundador y de sus primeros combatientes, empezó a pedir protección al público.

Foto de la cuenta oficial de Telegram de la Guarida de los Leones.

Dos semanas después del asesinato de Nabulsi, se creó un nuevo canal de Telegram junto a una foto de Mohamed al Azizi y Abud Suboh sosteniendo sus rifles. Encima de la foto había un nuevo logotipo, que recordaba a los símbolos utilizados para representar las alas armadas de Fatah y la Yihad Islámica. Pero este nuevo símbolo, que muestra la Cúpula de la Roca debajo de dos fusiles cruzados, junto a un icono de un combatiente armado en medio de un mapa de Palestina, no pertenecía a ninguna de las facciones políticas establecidas.

En una pancarta negra aparecía el nombre del grupo en árabe, y debajo una breve línea de texto que decía: “El canal oficial de representación de la Guarida de los Leones”.

Ganando popularidad

El 2 de septiembre, en un acto en memoria de Al Azizi y Suboh, la Guarida de los Leones hizo su primera aparición oficial como grupo en la Ciudad Vieja, atrayendo a miles de personas. Un militante del grupo, vestido con ropa militar negra de pies a cabeza, con la cara cubierta por un pasamontañas negro y con un sombrero negro de cubo, se situó en el escenario frente a la multitud. Flanqueado por combatientes con las armas en alto a ambos lados, leyó los estatutos de la Guarida de los Leones.

Saludamos a quienes han seguido los pasos de Al Yasir y Yasin y de Abu Alí Mustafá y Shikaki — dijo, refiriéndose, respectivamente, al fundador de Fatah y difunto presidente, Yasir Arafat, al fundador de HAMAS, el jeque Ahmed Yasin, y al ex secretario general del FPLP, Abu Alí Mustafá — . Hemos venido aquí hoy, 40 días después de la muerte de los leones de la Guarida, y a la luz de la ardiente revolución de nuestro pueblo en Jerusalén, en Gaza, en Yeningrado [estilización de Yenín en la época de la Segunda Intifada de Arafat después de Stalingrado]… hemos venido a decirles que la chispa comenzó en la Ciudad Vieja [de Naplusa] cuando nuestro líder Abu Ammar formó las primeras células de la revolución en el barrio de Al Yasmina [durante la Segunda Intifada].

Líderes de la Guarida de los Leones se dirigen a la multitud reunida en homenaje a Mohamed al Azizi y Abud Suboh en la ciudad cisjordana de Naplusa el 2 de septiembre de 2022. (Foto: Shadi Yararah / APA Images)

Los estatutos continuaron predicando un mensaje de resistencia independiente, libre de las ataduras de las antiguas facciones políticas. Prometieron seguir llevando a cabo operaciones en toda Cisjordania contra las posiciones del ejército israelí y los colonos. Se dirigieron a las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina (AP), que tienen una complicada relación con los grupos armados en la Ciudad Vieja de Naplusa, y subrayaron que el objetivo del grupo era enfrentarse a la ocupación israelí, no a la AP.

En las semanas siguientes, el grupo anunció que había llevado a cabo decenas de operaciones contra posiciones del ejército israelí y de colonos en toda Cisjordania, principalmente en la zona de Naplusa. El 11 de octubre, la Guarida reivindicó la responsabilidad de una acción armada que dejó un soldado israelí muerto cerca del asentamiento ilegal de Shave Shomron, en el distrito de Naplusa.

A medida que el grupo intensificaba sus operaciones, la popularidad de la Guarida de los Leones aumentaba. En el transcurso de dos meses, el grupo acumuló cientos de miles de seguidores en plataformas como Telegram, y su canal oficial contaba con más de 230.000 seguidores, más que cualquier otra facción política palestina. En TikTok, los montajes de los combatientes caídos del grupo al son del himno de la Guarida de los Leones inundaron las cuentas de los seguidores dedicadas al grupo.

Aunque las redes sociales a menudo pueden parecer desconectadas del mundo real, la popularidad de la Guarida de los Leones en la red era aún más tangible en las calles que en la red.

En los callejones del barrio de Al Yasmina, justo un día después de la redada del 25 de octubre en la que murieron tres miembros del grupo, entre ellos el combatiente principal Uadi al Hawah, jóvenes palestinos de fuera de la ciudad abarrotan los callejones.

Algunos jóvenes preguntan con entusiasmo a los comerciantes dónde está la casa del “héroe mártir” Uadi al Hawah. Un hombre señala la fachada derruida de una vieja casa de piedra en el segundo piso. Los jóvenes preguntan si pueden subir a la casa, pero les detiene un grupo de jóvenes impasibles que bloquean la entrada en la puerta. Así que sacan sus teléfonos y se unen a la multitud de transeúntes que toman fotos de la casa en la que fue asesinado el líder de la Guarida de los Leones.

A cierta distancia, una mujer saluda a un monumento conmemorativo del combatiente asesinado Tamir al Kilani, que fue asesinado el 23 de octubre en el mismo lugar donde ahora yacen fotos suyas, adornadas con banderas palestinas. Otra joven madre le dice a su hijo que se ponga delante del monumento para hacerse una foto.

“Salúdalo, querido”, dice ella, mientras el joven levanta su mano derecha a la frente.

Al final de la calle, fuera del viejo taller de reparación de radios, Yamal Hamu, de 57 años, sube el volumen de los altavoces con el himno de la Guarida de los Leones. Cuando se le pregunta qué opina del grupo, se lleva el puño al pecho, por encima del corazón, y una amplia sonrisa se dibuja en su rostro.

Yamal Hamu (Foto: Akram al Waara / Mondoweiss)

“La Guarida de los Leones, para la gente de la Ciudad Vieja y de fuera de ella, significa todo para nosotros”, nos dice. “Estos son nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros chicos. Han hecho algo que muchos antes de ellos intentaron y fracasaron. Representan la confianza y el honor, y nos han hecho sentirnos orgullosos. Que Dios les proteja y bendiga a los que han fallecido”.

A la vuelta de la esquina de la tienda de Hamu, la famosa tienda de Dulces Al Aqsa, conocida en toda Palestina por su knafeh de Naplusa, está acribillada a balazos. La tienda, que suele estar repleta de clientes hambrientos, está relativamente vacía. Nadie tiene ganas de dulces, dice uno de los propietarios a Mondoweiss.

“He trabajado aquí desde que tenía cinco años. He vivido aquí toda mi vida, estuve aquí durante la primera y la segunda intifadas”, dice a Mondoweiss Basil al Shantir, cuya familia es propietaria de la tienda. “Lo que está ocurriendo ahora es diferente. Durante las intifadas hubo mucha más destrucción a mayor escala, pero lo que está ocurriendo ahora no es insignificante”, añade.

“La Guarida de los Leones apenas tiene unos meses de vida, pero se ha apoderado de la conciencia pública de una manera que no tiene precedentes”.

Cartel en el memorial de Uadi al Hawah, Mashaal Bagdadi, Hamdi Qaim, Alí Antar y Hamdi Sharaf (Foto: Akram al Waara / Mondoweiss)

Israel amenazado

A pocos kilómetros de la Ciudad Vieja, el día después de la mortífera incursión militar israelí, miles de palestinos se reunieron en el memorial de las “lunas de Naplusa”, los cinco palestinos que fueron asesinados.

Era una escena típica de un velatorio de mártires, que se celebra tres días después de que alguien sea asesinado por las fuerzas de ocupación. Los carteles de Uadi al Hawah, Mashaal Bagdadi, Hamdi Qaim, Ali Antar y Hamdi Sharaf se alineaban en la entrada y las paredes del centro comunitario local donde tenía lugar el duelo. Los familiares de los fallecidos se alineaban en la puerta, saludando a los dolientes que habían acudido a presentar sus respetos.

Pero este memorial era diferente en un pequeño aspecto pero distinguible. Carecía en gran medida de cualquier símbolo que indicara la afiliación política de los mártires, algo típico en los funerales de los mártires palestinos.

En el interior, Mazen Dunbuk, de 40 años, portavoz del movimiento Al Fatah en la Ciudad Vieja de Naplusa, se sentó para el almuerzo, que se sirve habitualmente en honor de los mártires.

“El funeral de los cinco mártires fue uno de los más grandes vistos en Palestina en años”, dice Mazen Dunbuk. “Es una señal para la ocupación [israelí] y para los líderes palestinos de que el apoyo público a estos jóvenes es enorme”.

Consciente de la reputación que tiene su partido político, como parte mayoritaria del cada vez más impopular gobierno de la AP, Dunbuk dijo con naturalidad: “Sabemos que la gente está cansada de las diferentes facciones políticas, quiere una resistencia unida. La popularidad de la Guarida de los Leones es una clara muestra de ello”.

“Los jóvenes están sedientos de resistencia, de resistencia armada, y de un cambio del statu quo de los últimos 20 años”, añade. “Y esto es lo que teme Israel”.

La amenaza que supone el grupo para Israel quedó patente en el empeño del ejército por destruirlo a toda costa. Tras la operación del 11 de octubre, en la que murió un soldado israelí, el ejército impuso un cierre de más de dos semanas en todo el distrito de Naplusa, que afectó a la vida de más de 400.000 palestinos.

En unos pocos días de la última semana de octubre, el ejército llevó a cabo varias redadas y operaciones contra miembros de la Guarida de los Leones y sus áreas de operaciones. Además de los asesinatos selectivos de Tamir al Kilani y Uadi al Hawah, se detuvo a varios miembros del grupo o a personas relacionadas con ellos, entre ellos el hermano de Abraham al Nabulsi.

El regreso del uso de los asesinatos selectivos por parte de Israel contra los miembros de la resistencia evoca más recuerdos de la primera y la segunda intifadas, indicando a los palestinos que el ejército israelí estaba intensificando sus operaciones para acabar con el grupo.

Pero si bien las fuerzas de ocupación han acabado con la vida de varios de los líderes y miembros principales de la Guarida de los Leones, lo que no ha conseguido hasta ahora es aplastar la influencia que el grupo ha ejercido sobre los palestinos, principalmente los jóvenes, en toda Cisjordania, que se han inspirado en sus mensajes de resistencia independiente, sin afiliarse a los partidos políticos de ayer.

Y para Israel, ahí es donde reside el aspecto más peligroso del grupo.

En términos de víctimas reales, la Guarida de los Leones no se ha cobrado un número significativo de muertos o heridos entre los colonos o soldados israelíes. La mayoría de sus operaciones dirigidas a posiciones israelíes en Cisjordania han provocado algunos heridos, aunque no siempre.

Sin embargo, la influencia la Guarida de los Leones ha inspirado más operaciones de “lobos solitarios” en Cisjordania que han resultado destructivas para Israel. En los nueve días transcurridos desde el asalto militar israelí a Naplusa que mató a Al Hawah, al menos seis operaciones fueron llevadas a cabo en toda Cisjordania por palestinos no afiliados oficialmente a la Guarida de los Leones u otros grupos armados.

En las operaciones dirigidas tanto a colonos como a posiciones militares israelíes, varios soldados resultaron heridos y murió un colono. Udai al Tamimi, un joven del campo de refugiados de Shuafat, mató a un soldado israelí apostado en el puesto de control militar de Shuafat en una acción de lobo solitario. La masiva persecución que siguió duró diez días y puso todo el campo bajo asedio, antes de que el propio Tamimi saliera de su escondite y atacara e hiriera a los guardias israelíes apostados en el exterior del asentamiento ilegal de Maale Adumim — notablemente lejos de donde se centraban los esfuerzos de la persecución — antes de ser abatido.

Aparte de las operaciones armadas aparentemente inspiradas por el grupo, la Guarida de los Leones ha renunciado al modelo tradicional de organizar conferencias de prensa enmascarados o de emitir declaraciones públicas que se filtran a través de los medios de comunicación estándar y se traducen en fragmentos de sonido. En su lugar ha desarrollado un modo de comunicación con la comunidad palestina en general, utilizando plataformas públicas como Telegram para hablar directamente con los palestinos, firmando siempre “sus hermanos de la Guarida de los Leones”.

El 16 de octubre, casi una semana después de que Israel cerrara la ciudad de Naplusa, la Guarida de los Leones hizo un llamamiento a los palestinos para una noche de protestas, invitando a la gente de toda Cisjordania a gritar desde sus tejados y a hacer ruido en las calles en respuesta a las informaciones de los medios de comunicación israelíes sobre las promesas del ejército de “acabar” con el grupo armado “desde la raíz”.

“A todos los ciudadanos, a nuestros padres, madres, hermanos e hijos”, decía el comunicado. “Salid esta noche a los tejados exactamente a las 12:30 a.m. Dejadnos oír vuestros gritos de Allahu Akbar [Dios es grande]. Queremos que el último sonido que oigamos sean vuestras voces”.

Y los palestinos respondieron a la llamada: desde Naplusa, y extendiéndose a Ramala, Tulkarem, Hebrón y Jerusalén.

El 12 de octubre, un día antes de que los líderes de las facciones palestinas rivales se reunieran en Argel para mantener conversaciones de reconciliación y promesas de elecciones presidenciales y parlamentarias — que no se han celebrado desde hace más de una década — , la Guarida de los Leones hizo un llamamiento a todos los palestinos para que hicieran huelga en solidaridad con el entonces asediado campo de refugiados de Shuafat. A pesar de que ninguna de las facciones oficiales, que suelen declarar huelgas, participó, los palestinos de Jerusalén y Cisjordania acataron notablemente el llamamiento y realizaron una huelga ese día.

Ese mismo día, la Guarida de los Leones emitió un comunicado en el que reafirmaba que el grupo no pertenecía a ningún partido político y que había “dado la espalda a todas las disputas y rivalidades”.

Basil al Shantir (Foto: Akram al Waara / Mondoweiss)

“El hecho de que sean independientes está atrayendo a más jóvenes, e Israel sabe que el peligro del grupo reside en su independencia política”, dijo Basel al Shantir a Mondoweiss en la puerta de su tienda de knafeh en la Ciudad Vieja. “Porque cuando no perteneces a un partido oficial, no te pueden presionar o chantajear con tratos infames y acuerdos diluidos”.

De vuelta al memorial de los cinco mártires asesinados el día 25, charlamos con un joven que estaba sentado en la esquina de una sala silenciosa. Se identifica como miembro de la Guarida de los Leones.

“Uadi y los demás han hecho algo, han creado algo que las facciones políticas palestinas no han conseguido hacer durante décadas”, dijo el joven, que pidió el anonimato, a Mondoweiss.

“Reunieron a la gente, para crear una resistencia unida, sin facciones políticas”, continuó el joven. “Naciones enteras han intentado hacer esto y han fracasado”.

Cuando se le preguntó por qué él y otros jóvenes se habían animado a tomar las armas, dijo: “Estamos bajo ocupación y esta ocupación nos está matando todos los días”. Uadi y los demás se despertaban cada día con noticias de más mártires, más ataques de colonos y más robos de nuestra patria”.

“Cuando luchamos estamos exigiendo nuestra dignidad, algo que nuestro propio gobierno no ha hecho durante 30 años”.

El papel de la AP

En la noche del 26 de octubre, poco después de que concluyera el primer día de conmemoración de los cinco mártires de Naplusa, se conoció la noticia de que cuatro miembros de la Guarida de los Leones se habían entregado a las Fuerzas de Seguridad de la Autoridad Palestina (FSP).

Uno de los hombres, Mahmud al Bana, un alto comandante de la Guarida de los Leones que resultó herido en la redada de la noche anterior, escribió una declaración en Facebook, dirigiéndose al pueblo palestino sobre su decisión de entregarse a la Autoridad Palestina (AP).

“Mis compañeros fueron martirizados a mi lado, y yo fui herido con ellos varias veces, y mi martirio fue declarado más de una vez”, escribió Al Bana. “Por el poder y la bondad de Dios, hoy sigo vivo”.

“Hoy, tras consultar con mis hermanos de lucha, yo mismo y mis compañeros de armas, se acordó con nuestros hermanos de los servicios de seguridad [palestinos] entregarnos para protegernos de este brutal ocupante”, dijo.

Al estallar la polémica en las redes sociales palestinas sobre la decisión de los combatientes de entregarse, la Guarida de los Leones emitió un comunicado oficial en el que decía que “la decisión de entregarse es personal”.

En otra declaración al día siguiente, el grupo dijo que quienes creían que la Guarida de los Leones se disolvía estaban “totalmente equivocados”.

Sin embargo, no se puede negar el impacto que está teniendo la decisión de los combatientes de entregarse a la AP, ya que las calles e Internet zumban al hablar del futuro de la Guarida de los Leones. ¿Sobrevivirá el grupo al próximo e inevitable ataque israelí? ¿O habrá una Guarida de los Leones para luchar en ese momento?

Una certeza quedó clara: el gobierno israelí no era el único que quería que la Guarida de los Leones desapareciera de las calles y de la conciencia pública palestina para siempre.

A finales de septiembre, mientras la Guarida de los Leones seguía ganando popularidad en Cisjordania y sus acciones aumentaban constantemente, las fuerzas de seguridad de la AP hicieron una redada en la ciudad de Naplusa para detener a dos combatientes de la Guarida de los Leones buscados por Israel, Musab Shtayeh, de 30 años, y Amid Tbeileh, de 21.

Un palestino, Firas Yaish, de 55 años, murió, mientras que otros resultaron heridos. La redada provocó fuertes enfrentamientos y una reacción generalizada, ya que los palestinos criticaron la colaboración de las fuerzas de seguridad de la AP con Israel y lo que consideraban intentos de su propio gobierno de sofocar la resistencia palestina a la ocupación israelí.

“Para nosotros este es el campo de batalla, pero para ellos lo es la diplomacia”, dijo un joven combatiente de 20 años a Mondoweiss en la noche del 20 de septiembre, mientras las fuerzas de la AP se enfrentaban a los jóvenes locales en la ciudad al día siguiente de la detención de Shtayeh y Tbeileh.

Tras la redada del 19 de septiembre y la subsiguiente reacción pública, la AP guardó un relativo silencio sobre el tema de la Guarida de los Leones, optando en su lugar por una política de neutralización silenciosa, trabajando entre bastidores para ofrecer a los combatientes de la Guarida de los Leones una amnistía y su integración en las filas las fuerzas de seguridad de la AP a cambio de que depusieran las armas y accedieran a cumplir condena en las cárceles de la AP.

Al igual que los acuerdos alcanzados con antiguos combatientes del brazo armado de Fatah tras la Segunda Intifada, la AP ofrecía a estos jóvenes seguridad, seguridad frente a lo inevitable: el encarcelamiento o, más probablemente, la muerte a manos de los israelíes. Y a medida que el ejército israelí aumentaba sus ataques contra el grupo mediante asesinatos selectivos y redadas a gran escala, la propuesta de la AP se hacía aún más atractiva.

El 31 de octubre, una semana después de que Al Bana y otros tres se entregaran a la AP, otro combatiente de alto rango de la Guarida de los Leones, Mohamed Tabanya, habría hecho lo mismo. Una fuente de la AP dijo a Mondoweiss que al menos una docena de miembros de la Guarida de los Leones ya se habían entregado a las fuerzas de seguridad de la AP. Mondoweiss no pudo confirmar de forma independiente la exactitud de esa información.

Tres días después, en el corazón de la Ciudad Vieja, el primer ministro palestino Mohamed Shtayeh ofreció una conferencia de prensa, rodeado de decenas de periodistas y diplomáticos extranjeros, un espectáculo que la Ciudad Vieja no había presenciado en meses.

Las declaraciones de Shtayeh se refirieron en gran medida a la actual ocupación israelí del territorio palestino, criticando las políticas de “castigo colectivo” impuestas al pueblo palestino. Aunque Shtayeh no mencionó la Guarida de los Leones ni la resistencia armada, un segundo mensaje quedó claro en su aparición en la Ciudad Vieja: la AP había restaurado el “orden” y el control de la ciudad, al menos en apariencia.

El primer ministro palestino Mohamed Shtayeh visita Naplusa el 3 de noviembre de 2022. (Foto: Shadi Hatem / APA Images)

Mientras el futuro de la Guarida de los Leones pende de un hilo, algo parecido sucede con la movilización palestina. En estos momentos está marcada en gran medida por estos grupos y la influencia que ejercen, inspirando a otros a tomar las armas contra la ocupación. Por lo tanto, no cabe duda de que el futuro del grupo afectará al resultado de la situación actual, y veremos si la ola de resistencia armada a la que estamos asistiendo continuará creciendo o se reducirá lentamente y se desvanecerá con el tiempo.

El 1 de noviembre, el mismo día en que fue elegido el gobierno más ultraderechista y extremista de la historia de Israel, la Guarida de los Leones hizo pública su más reciente declaración.

Lo más importante es para ti y para todos los que creen que nuestro fuego se ha calmado: en realidad, se está gestando un volcán.

Para los que piden la paz, miren sus elecciones y verán sus opciones.

En cuanto a los combatientes de la resistencia de la Guarida de los Leones, o de las facciones bendecidas, o de nuestros lobos solitarios, golpead en todas partes. ¿Qué clase de vida es esta, que vivimos en paz con aquellos que abusan de nuestra sangre y de la sangre de nuestros hijos, hombres y hermanas?

Tus hermanos, la Guarida de los Leones”.

Mariam Barguti es corresponsal principal de Palestina para Mondoweiss.
Yumna Patel es directora de noticias sobre Palestina de Mondoweiss.

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