Servicios de inteligencia de EEUU cooperan con Israel en Gaza

Javier Villate
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9 min readJun 11, 2024
El director de la CIA William Burns (centro) se reúne con el primer ministro israelí Naftalí Bennet (derecha) en el ministerio de defensa israelí el 11 de agosto de 2021. El director del Mossad, David Barnea (izquierda), también asistió a la reunión (Foto: Amos Ben Gershom / GPO — Agencia Anadolu).

El sitio web Al Yazira publicó un reportaje titulado “Ojos estadounidenses y balas israelíes… la historia de la cooperación en materia de inteligencia entre Washington y Tel Aviv”, y en él se afirmaba:

A mediodía del 18 de octubre de 2023, el avión del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aterrizó en el aeropuerto Ben Gurión para encontrarse con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente israelí, Isaac Herzog. Biden abrazó a su viejo amigo Netanyahu en cuanto sus pies tocaron el suelo del aeropuerto. Más tarde, en esta visita de un día, inmediatamente después de que el ejército israelí bombardeara el Hospital Baptista, Biden dijo en un discurso a los israelíes: “¡No estáis solos!”.

El sábado, los israelíes y el mundo entero confirmaron que, en efecto, Israel no está solo, a pesar de que durante semanas se ha hablado de tensiones entre las partes estadounidense e israelí, y entre Biden y Netanyahu. En cuanto terminaron las obras del muelle flotante para llevar ayuda a la Franja de Gaza por parte de Estados Unidos y empezó a a funcionar, el ejército israelí anunció la liberación de cuatro rehenes en una operación militar llevada a cabo con ayuda de los servicios de inteligencia estadounidenses. En la operación se utilizaron camiones de ayuda y también participó un equipo de expertos de inteligencia estadounidenses dentro de Israel en la dirección y ejecución de la operación.

Varias fuentes, entre ellas el diario israelí Haaretz, indicaron que el muelle flotante pudo haberse utilizado en la operación, una maniobra que podría socavar los esfuerzos estadounidenses para alcanzar una tregua, y dejaría caer la última hoja de parra sobre lo que quedaba de credibilidad estadounidense en esta guerra. Los israelíes no están solos y son muy conscientes de ello desde hace décadas. De lo contrario, no habrían podido continuar su lucha contra las organizaciones de la resistencia palestina desde el siete de octubre pasado, e incluso antes contra las diversas formas de resistencia palestina y movimientos militares árabes desde los tiempos de la Guerra Fría.

Israel es el mayor receptor de ayuda exterior estadounidense desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Según indicadores oficiales estadounidenses, la ayuda total proporcionada por Estados Unidos a Israel ascendió a unos 158.600 millones de dólares entre los años 1946 y 2023. La mayor parte de la ayuda estadounidense a Israel corresponde al sector militar, que ascendió a unos 114.400 millones de dólares en el mismo periodo, además de unos 9.900 millones de dólares para defensa antimisiles.

En cuanto a las secuelas de la Operación Inundación de Al Aqsa, el apoyo tomó una curva ascendente. A principios del pasado noviembre, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la petición del gobierno del presidente Joe Biden de asignar a Israel un “paquete de ayuda sin precedentes” por valor de 14.300 millones de dólares. Pero el apoyo estadounidense no se detiene ahí. Ha incluido, además, la injerencia directa sobre el terreno en el curso de la guerra mediante un apoyo que no recibe la misma atención mediática a pesar de su influencia, porque es uno de los pilares más importantes de la continuación de cualquier operación militar israelí, tal y como demostró ayer el proceso de liberación de los cuatro prisioneros israelíes. ¿Qué ocurre en los cuartos oscuros?

Se sabe que la coordinación tiene lugar entre bastidores, lejos de los focos, en una atmósfera impregnada de ambigüedad, con la ausencia deliberada de toda documentación informativa, pero la guerra contra la Franja de Gaza descorrió muchas cortinas, de modo que estadounideneses e israelíes hablaron en la sombra y la cooperación se impulsó al máximo. El grado de coordinación entre los servicios de inteligencia de ambos estados ha superado el umbral estratégico y se extiende hacia el campo de las tácticas y los detalles sobre el terreno que allanaron el camino para las continuas operaciones de bombardeos y masacres durante un período de más de 5 meses. Una de las manifestaciones más destacadas de esta cooperación fue la utilización de la reputación de los servicios de inteligencia estadounidenses para dar cobertura y justificar las acciones criminales del ejército israelí. Esto se hizo después de que la parte estadounidense facilitara información, que resultó ser engañosa, con el fin de atacar los hospitales de la Franja de Gaza. El más famoso fue el asalto al hospital Al Shifa con el pretexto de “la presencia en el interior del hospital de un puesto de mando y control de la resistencia palestina”, según la información de inteligencia anunciada oficialmente por el Pentágono y revelada por el Departamento de Inteligencia estadounidense.

Así lo señaló Mark Polymeropoulos, exfuncionario de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA), al afirmar que “Estados Unidos ha desclasificado estos resultados porque su claro objetivo es dar un respiro a Israel”, especialmente tras la indignación mundial por el asedio del mencionado hospital por parte del ejército israelí. Es evidente, por otro lado, que existen profundas y duraderas relaciones que precedieron a este actual desarrollo de la coordinación, las cuales han permitido a los servicios de inteligencia israelíes presentarse como los ojos y oídos de la inteligencia estadounidense en Oriente Próximo.

Antes de la presidencia de Donald Trump, el intercambio de información entre los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes se limitaba sobre todo al aspecto estratégico, no al aspecto táctico concreto, y así lo confirmaron funcionarios estadounidenses al Wall Street Journal, donde explicaron que las agencias de inteligencia estadounidenses habían dejado de espiar al movimiento HAMAS y otros movimientos de resistencia palestinos en los años posteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001, y dirigieron sus recursos a perseguir a los líderes de Al Qaeda, y más tarde del ISIS. Pero los últimos años, especialmente bajo la administración Trump, han sido testigos de un aumento en el nivel de coordinación y comunicación entre los servicios de inteligencia, y una profundización de la cooperación de seguridad estadounidense-israelí, especialmente debido al interés de la administración estadounidense anterior dirigido a enfrentar a Irán y sus redes en la región. Esta cooperación se tradujo en algunas operaciones de seguridad limitadas entre Washington y Tel Aviv dentro de Irán, en las que el intercambio de información desempeñó un papel destacado.

Por lo tanto, cuando se produjo el ataque contra Gaza, se intensifó el apoyo y la coordinación entre Washington y Tel Aviv, llegando las respectivas agencias de inteligencia a convertirse en un solo aparato en lo que se refiere a la lucha contra la resistencia palestina y sus aliados. ¡Washington asciende a HAMAS al segundo nivel!

Mike Turner, miembro del Partido Republicano y presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, habló el pasado 3 de diciembre sobre las características de la nueva fase de cooperación entre los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes en una entrevista concedida al programa Face the Nation. En ella citó algunos detalles relativos a la participación de los servicios de inteligencia estadounidenses en las operaciones israelíes durante la actual guerra contra la Franja de Gaza, subrayando que “Estados Unidos está ayudando a determinar la ubicación de los dirigentes del movimiento HAMAS” y que la CIA está colaborando estrechamente con Israel para cubrir algunas de sus claras lagunas. El pasado mes de enero, funcionarios estadounidenses confirmaron al New York Times que la CIA creó un nuevo grupo de trabajo especial tras la Operación Inundación de Al Aqsa para recabar información sobre altos dirigentes de HAMAS y sobre la localización de los rehenes en la Franja de Gaza. Posteriormente, comenzó a proporcionar esa información de inteligencia directamente a Israel.

Los funcionarios explicaron al periódico que Estados Unidos ha elevado el nivel de prioridad del movimiento HAMAS al segundo nivel. Elevar el nivel de prioridad significa proporcionar financiación adicional para recopilar información de inteligencia, aunque el movimiento de resistencia palestino no suponga ninguna amenaza directa para la seguridad de Estados Unidos ni para sus intereses directos en Oriente Próximo. Antes de la Operación Inundación de Al Aqsa, HAMAS era una prioridad de cuarto nivel, lo que significaba que se destinaban menos recursos a recopilar información de inteligencia sobre ella, pero desde el comienzo de la guerra el nivel de prioridad se elevó al segundo nivel. El primer nivel, al que se destina la mayoría de los recursos de inteligencia, se dedica a los enemigos directos que podrían suponer una mayor amenaza para Estados Unidos y sus intereses, como China, Rusia, Corea del Norte e Irán. Esto significa que Estados Unidos está participando con todo su equipo e información de inteligencia para apoyar a Israel en la actual guerra de genocidio contra la Franja de Gaza. También significa que la operación Inundación de Al Aqsa obligó a los servicios de inteligencia estadounidenses a intervenir directamente, tras el fracaso de los servicios de inteligencia israelíes para impedir dicha acción. Es por esto que Estados Unidos está intensificando su colaboración con los servicios de inteligencia israelíes a nivel táctico. Ejemplos de información de inteligencia estratégica reciente fueron una serie de informes realizados por la CIA, en los que se advertía a Israel de un notable aumento de la credibilidad y la influencia del movimiento de resistencia islámica HAMAS dentro y fuera de Oriente Próximo en los últimos meses, concretamente desde la operación Inundación de Al Aqsa y, después, con el comienzo de la agresión militar israelí contra la Franja de Gaza.

Los informes afirmaban que “HAMAS ha conseguido presentarse como el único movimiento de resistencia armada que lidera una guerra contra el brutal tirano que mata a niños y mujeres”. Estos informes son importantes e influyen en la narrativa israelí. Y también ponen de relieve que Israel podría estar perdiendo la guerra informativa en la guerra actual y en el futuro a largo plazo. Pero, ¿qué significa que la ayuda de inteligencia estadounidense proporcionada a Israel en la guerra de Gaza tenga una orientación de inteligencia táctica? Esto significa que el apoyo prestado es del tipo en el que se basan las operaciones de combate, y esta inteligencia se denomina inteligencia “ejecutiva” o “efectiva”, que es un término que se refiere a la información útil e importante que contribuye directamente a las operaciones militares sobre el terreno, como la identificación de objetivos para asesinatos y para bombardeos aéreos, así como la prestación de asistencia en la búsqueda de rehenes y la inteligencia de señales.

Todo ello se suma a las diversas operaciones de reconocimiento llevadas a cabo por aviones estadounidenses para recabar información y ayudar a los servicios de inteligencia israelíes. Este tipo de información es más específica y tiene un impacto inmediato en comparación con la información de inteligencia estratégica más amplia, que es más relevante a largo plazo para los responsables de la toma de decisiones. La inteligencia táctica incluye información para identificar objetivos de bombardeo, por ejemplo, ya que el ejército israelí utiliza sistemas de inteligencia artificial, como el sistema “Gospel”, para identificar objetivos de bombardeo dentro de la Franja de Gaza, y también utiliza artillería pesada en operaciones de bombardeo de largo alcance.

El bombardeo israelí requiere inteligencia anticipada compartida por la fuerza aérea estadounidense, después de que ésta enviara a Israel a finales de noviembre oficiales especializados en este preciso tipo de inteligencia, según un documento de la Ley de Libertad de Información al que hace referencia The Intercept.

Los expertos afirman que un equipo de oficiales con esta especialidad proporcionará información de inteligencia vía satélite para fijar objetivos dentro de Gaza. Otro ejemplo es el reconocimiento, la recopilación y el intercambio de información con los servicios de inteligencia israelíes. A principios de noviembre pasado, el New York Times informó, citando a funcionarios del Departamento de Defensa de Estados Unidos, de que el ejército estadounidense estaba sobrevolando la Franja de Gaza con aviones no tripulados de reconocimiento y que el objetivo era buscar rehenes en poder de la resistencia palestina.

El periódico señaló que se trataba de “un paso sin precedentes, que pone de relieve una implicación de los servicios de inteligencia estadounidenses más intensa de lo que se sabía hasta ahora”.

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