Un Mapeo Sistémico de la Corrupción en Brasil

A partir de mi interés en la perspectiva sistémica de los problemas sociales - base de nuestro trabajo en el Colectivo de Diseño Disruptivo - y su relevancia para personas interesadas en el tema en otros países de América Latina, hice una traducción libre del artículo publicado en el periódico El País: “Por detrás del verdadero mecanismo de corrupción de Brasil”, por Regiane Oliveira, del 28 de marzo de 2018 (gracias a Danilo Vaz, de Emergir, quien me lo recomendó!).

Cartografía de las redes de corrupción establecidas en Brasil de 1987 a 2014 a partir de los escándalos divulgados en la prensa. LUIZ ALVES, POST-DOCTORANDO DE LA USP.

“Enanos del Presupuesto”, “El Reporte Cayman”, “La Carpeta Rosa”, “La Mafia de los Fiscales”, “La Compra de Votos para la Reelección”. A excepción del escándalo por la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) del banco Banestado; que volvió a ganar reflectores al ser mencionada de forma caricaturesca en la serie El Mecanismo, de Netflix, los diversos escándalos de corrupción que asolaron a Brasil después de la “redemocratización” parecen estar condenados al olvido. La sucesión de eventos, crímenes, personajes, investigaciones, así como las parcas condenas hacen que la realidad brasileña de combate a la corrupción sea difícil, por no decir casi imposible de acompañar. Sin embargo, un proyecto de investigación de la Universidad de Sao Paulo apuesta por la ciencia de la computación para sacar esos casos del ostracismo; revelar el verdadero mecanismo de funcionamiento de las redes de corrupción en el país e inclusive, en un futuro, poder predecir cómo se forman esas redes.

En la trama del Brasil real no hay un personaje principal que lidera un gran esquema de desvío de dinero público, como a veces ronda la imaginación popular. Pero, sí, una red bien engendrada de relaciones de la que se asignaron 404 nombres -entre políticos, empresarios, funcionarios públicos, “doleros” (los que negocian dólares norteamericanos en el mercado informal) y “prestanombres” , de personas involucradas en 65 escándalos de corrupción entre 1987 y 2014. “Estas redes criminales operan de forma “similar al tráfico de drogas y a las redes terroristas”, explica Luiz Alves, candidato a pos-doctorado en el Instituto de Ciencias Matemáticas y de Computación de la USP, en São Carlos, y uno de los cinco investigadores del proyecto.

La investigación se hizo sobre la base de escándalos de corrupción divulgados en la gran prensa a partir de 1987. “Antes de eso, no tenemos documentación sobre corrupción. Lo que no significa que no existía, sino que no había una prensa libre para exponer los casos ”, explica Alves. El resultado de la investigación se publicó en enero en el artículo La estructura dinámica de las redes de corrupción política, en el Journal of Complex Networks. Y llamó la atención del prestigioso MIT Technology Review, que colocó el artículo en la lista de las publicaciones más provocadoras del período.

Grafico representa las redes de corrupción establecidas en Brasil entre 1986 y 2014. Los colores distinguen diferentes sub-grupos. El tamaño de los nodos representa la influencia del agente dentro de las redes. Los puntos R5, R6 y R3 representan los siete ‘hubs’ de la red.

De acuerdo con la investigación, los grupos que conducen las acciones ilícitas funcionan de forma similar a la descrita por la llamada teoría de las “sociedades secretas”, la mayoría de las veces, con pocos miembros, cerca de ocho integrantes por “célula”, que actúan constantemente para atraer a otros “talentos” y ampliar su red. El objetivo sería maximizar el potencial de ocultar sus crímenes. “Estos grupos operan en redes modulares, algunas bien definidas y que comparten conexiones entre sí”, explica el matemático (ver imagen arriba).

Hacer parte de este selecto grupo no es una tarea fácil. La investigación identificó una evolución lenta en el número de participantes, un nuevo miembro por año de investigación, con excepción de los períodos electorales. La investigación apunta que, cada cuatro años, las redes de corrupción se transforman, con un aumento significativo en el número de involucrados. Y a pesar de que no es posible trazar una relación directa entre elecciones y corrupción, la hipótesis planteada por los investigadores es que el aumento en las actividades corruptas durante las campañas electorales puede ser una de las razones de esa coincidencia. “Una hipótesis es que cada vez que cambia el partido en el poder, aumenta la investigación bajo el Gobierno anterior”, afirma Alves.

Entre 1986 y 1991, cada miembro de la red tenía cerca de tres conexiones. La primera transición ocurre entre 1991 y 1992 que puede ser asociada con el escándalo Caso Collor, que llevó a la renuncia del entonces presidente que había sido acorralado por un proceso de impeachment. En ese período el número de conexiones entre los participantes era de 6 personas cada uno de ellos. La segunda gran transición ocurre entre 2004 y 2005, cuando cinco nuevos escándalos salen a la superficie — Corrupción en los Correos, Dólares en el Calzón, Mensalão, República de Ribeirão y Valerioduto Minero. A partir de ese período el número de relaciones entre participantes queda estable, con cerca de 18 personas en su red de relación. El impacto de la Operación Lava Jato no fue tan grande en los datos pues el recorte de la investigación termina en 2014, cuando sólo 21 personas habían sido expuestas por el esquema.

Estas conexiones no son aleatorias. A pesar de que no es posible apuntar una jerarquía, la encuesta sugiere que sólo siete hubs son responsables de hacer puentes con los demás 397 participantes de la red. “Estos hubs representan a siete personas con gran influencia en la red de corrupción, pero que no necesariamente tienen el control de las actividades criminales”, afirma Alves. Estos personajes funcionan como el eslabón común entre diferentes grupos denunciados en esquemas de corrupción (ver gráfico). El hub más influyente tiene 86 personas en su red de relaciones.

¿Quiénes son los más influyentes del ecosistema corrupto de Brasil?

Pero, ¿quiénes son esos personajes? En la trama dibujada por los investigadores fue revelado apenas que se trata de un alcalde, un “dolero”, dos banqueros, un director de empresa y un senador. Alves prefirió no identificar al séptimo participante. Esto porque, por cuestiones jurídicas, los investigadores optaron por hacer una autocensura y retirar los nombres de la investigación. Inicialmente, la propuesta incluía la lista de nombres, año y escándalo en que esos “personajes” fueron citados. La justificación es que tener el nombre citado en un escándalo de corrupción no significa que la persona será acusada formalmente o considerada culpable por la Justicia brasileña. “Los procedimientos jurídicos en los grandes casos políticos de corrupción pueden llevar años, hasta décadas, y muchos nunca llegan a un veredicto final”, escribieron los investigadores. Alves explica, sin embargo, que los datos y metodología de investigación están a disposición de quienes se interesen.

Por otra parte, el interés de los investigadores es conseguir replicar esa metodología. “Si tenemos acceso a datos más completos, por medio de alianzas con instituciones de Justicia, por ejemplo, podremos construir herramientas aún más precisas y útiles para las investigaciones”, subraya Alves. En el mejor estilo de la película “Minority Report”, los investigadores apuestan que es posible predecir crímenes a partir del mapeo de sospechosos involucrados en las redes de corrupción. “Hemos probado varios algoritmos y descubrimos que es posible prever, con un 25% de precisión, las nuevas relaciones que serán establecidas en el futuro por esos individuos investigados. La posibilidad de acertar las previsiones en un análisis aleatorio de esas conexiones es de apenas el 1% “, afirma Alves. Este posible sistema “pre-crimen” no es capaz de prever, como en la película, que alguien vaya a cometer algún delito, pero sí la posibilidad de que alguien que ni siquiera está siendo investigado pueda formar parte de algún nuevo esquema. “Esto puede ayudar a agilizar las investigaciones”, considera el investigador.

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Cristina Yoshida
Diseño Disruptivo para el Cambio Social

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