El reto de diseño

Einstein afirmaba que si tuviera una hora para resolver un problema, pasaría 55 minutos pensando en el problema y 5 minutos pensando en la solución. También decía que la formulación de un problema es más importante que su solución. En palabras más modernas, Steve Jobs aseguraba que si defines correctamente el problema, casi tienes la solución.

Eso es el reto de diseño: el problema muy bien identificado y expresado. Solo que en Diseño nos gusta más hablar de retos que de problemas, porque son más inspiradore y enseguida pone al cerebro a trabajar.

El reto de diseño es la bisagra entre la fase de investigación y la de ideación y diseño. Igual que los arquetipos condensan todas la información que tenemos sobre los usuarios; el reto condensa toda la información que tenemos sobre el problema, incluyendo a los usuarios, al negocio, al servicio, a las personas, la tecnología, el contexto…

Pero ojo, no es un párrafo súper extenso que lo resume todo, es una frasecita, corta, corta, concisa, potente

Una vez que se ha entendido el contexto, se han identificado problemas, dolores, necesidades o deseos no resueltos, toca ELEGIR, debemos escoger cuál de todos los caminos posibles es el que queremos transitar, cuál nos acercará más al objetivo. A veces esa elección es súper obvia, sabes sin lugar a duda que por ahí es, otras veces duele, escuece, no quieres renunciar a todo lo demás, pero si quieres avanzar, tienes que hacerlo…

¿Qué es un reto de diseño?

Un reto es un objetivo difícil de conseguir y que crea una sensación de desafío y estimula al equipo. El reto de diseño sintetiza las claves de la investigación en una pregunta bajo la fórmula ¿Cómo podríamos…?

La pregunta mágica

Esta técnica fue se basa en la premisa de que cada problema es una oportunidad para el diseño. Fue ideada en 1970 por Min Basadur para Procter & Gamble, pero la popularizó IDEO cuando la empezó a utilizar como técnica de innovación.

La pregunta está diseñada, con claves psicológicas, para estimular la resolución creativa de problemas y evitar que las personas se bloqueen o tengan miedo a proponer.

¿Cómo podríamos…?

How / Cómo: sugiere que hay múltiples soluciones para esa pregunta, genera confianza creativa, nos pone en el mood.

Might / Podríamos: es una invitación a proponer ideas que podrían funcionar o no, pero que cualquier caso están bien.

We / Nosotros: indica que lo hacemos en equipo, construyendo sobre las ideas de los demás.

Claves para formular la gran pregunta

Se hace en forma de pregunta y en primera persona del plural. Esto activa nuestros cerebros en la búsqueda de soluciones.

Define qué debemos resolver, para quién y por qué. Esto ayuda a orientar al equipo y poner foco.

Recoge la necesidades o dolores de nuestros arquetipos y las ganancias o beneficios que esperamos conseguir.

Debemos encontrar el punto exacto, no ser ni demasiado abstractos, para que no nos perdamos en el abismo; ni tan concretos que sólo quepa una respuesta a la pregunta, para no limitar las opciones de innovación.

Encontrar o no las palabras adecuadas marcará la dirección y el resultado que tome el proceso de innovación.