Diez cosas que podemos hacer sobre el coronavirus y los refugiados

Javier Villate
Disenso Noticias Palestina
4 min readMar 17, 2020

Consejo Noruego para los Refugiados, 16 de marzo de 2020 — La respuesta del mundo a la crisis del COVID-19 debe abarcar a todos, incluso a los que se ven obligados a huir de sus hogares.

El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) está particularmente preocupado por el impacto potencial que la propagación global del coronavirus podría tener en los refugiados vulnerables y en las personas internamente desplazadas (PID). La comunidad internacional debe prestar más atención a la forma en que el brote podría afectar a las poblaciones desplazadas y trabajar colectivamente para encontrar soluciones de sentido común para contener el brote.

Aquí hay 10 cosas que debes saber sobre el coronavirus y las personas desplazadas:

1. Más de 70 millones de personas en todo el mundo se han visto obligadas a huir de sus hogares por la persecución, el conflicto, la violencia y las violaciones de los derechos humanos. De ellos, más de 29 millones son refugiados (incluidos 5,5 millones de refugiados palestinos asistidos por la UNRWA), de los cuales el 84 por ciento son acogidos por países de ingresos bajos o medios que tienen sistemas de salud, agua y saneamiento débiles.

2. Una respuesta efectiva al coronavirus es más difícil cuando los sistemas de salud pública son débiles o están colapsados como resultado del conflicto y el caos. Según el ACNUR, al 10 de marzo de 2020, más de 100 países están informando de la transmisión local de COVID-19 [en la actualidad son más de 150 países, N. del T.]. De ellos, 34 países tienen poblaciones de refugiados que superan las 20.000 personas, que actualmente no están afectadas por el virus. En esos contextos, la prevención, la preparación y la comunicación son fundamentales. Ello se debe a que los refugiados y los desplazados internos suelen encontrarse en lugares que están superpoblados o en los que los servicios de salud pública y otros servicios ya están sobrecargados o carecen de recursos.

3. Es importante que los gobiernos permitan la distribución equitativa de los servicios de salud para los refugiados y los desplazados internos, especialmente en países donde muchos refugiados viven en condiciones pésimas y existe un fuerte sentimiento anti-refugiados entre las autoridades nacionales.

4. Muchos países afectados por la guerra y/o la inestabilidad tienen fronteras porosas, con refugiados, emigrantes económicos y otros que a menudo viajan por rutas informales. Estos países pueden tener dificultades para controlar quién entra y sale de su territorio.

5. Los refugiados son especialmente vulnerables a los coronavirus y otras enfermedades, debido a la gran movilidad geográfica, la inestabilidad, el hacinamiento, la falta de saneamiento y la falta de acceso a una atención sanitaria decente o a programas de vacunación.

6. Otro tema de preocupación son las zonas a las que es más difícil llegar. Los grupos armados, los puestos de control, los ataques aéreos y otros impedimentos están presentes con frecuencia y muy a menudo dan lugar a restricciones en los movimientos y operaciones humanitarias. Las operaciones en estas zonas se enfrentan a grandes dificultades y a veces son imposibles.

7. Las poblaciones de refugiados a menudo son dejadas fuera de la planificación de preparación para desastres y epidemias, incluso en los mejores momentos. Llegar a los refugiados y migrantes marginados con información también puede ser un desafío. Hay que trabajar con las autoridades nacionales, los ministerios de salud, la OMS y los asociados para garantizar la plena inclusión de los refugiados y otros sectores sociales relacionados en los planes nacionales de prevención y respuesta. También deben asegurar que esas poblaciones tengan acceso a información precisa y pertinente en el idioma o los idiomas aplicables, de conformidad con el nivel nacional de prevención.

8. Las restricciones de viaje en relación con este brote pueden ser establecidas por los gobiernos individuales y pueden aplicarse a los solicitantes de asilo, refugiados y otros sectores sociales relacionados. Se requiere una estrecha vigilancia para asegurar que estas restricciones no afecten indebidamente al derecho de las personas a acceder al territorio y solicitar asilo. Debemos estar especialmente vigilantes y alerta a los riesgos de protección y otras consecuencias del brote para los solicitantes de asilo, los refugiados, los desplazados internos y los apátridas.

9. No puede haber retornos forzados basados en temores reales o percibidos de transmisión de coronavirus. Cualquier restricción a la libertad de movimiento, u otras medidas instituidas por los gobiernos, deben aplicarse a las personas desplazadas de forma no discriminatoria.

10. Los refugiados y los migrantes son a menudo los primeros en ser estigmatizados y a menudo se les culpa injustificadamente de la propagación de los virus. Hemos visto a algunos políticos populistas en toda Europa que se oponen a la inmigración e intentan establecer un vínculo claro entre los inmigrantes y los refugiados y el brote, a pesar de que no hay pruebas que lo apoyen.

El político de extrema derecha italiano Matteo Salvini rastreó el brote de coronavirus de su país, sin justificación alguna, hasta el atraque de un barco de rescate en Sicilia que llevaba inmigrantes africanos. El primer ministro húngaro Viktor Orbán declaró que existía un “cierto vínculo” entre la propagación del virus y los inmigrantes no autorizados. Cuando estigmatizamos a los inmigrantes o a ciertos sectores sociales, se corre el riesgo de que se oculten los síntomas o no se aborde su tratamiento, poniendo en peligro nuestra salud y la de todos los demás.

Este artículo fue publicado por ReliefWeb y ha sido traducido por Javier Villate.

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