El arte del desprestigio: El ‘lobby’ israelí destrozado
Sheldon Richman / CounterPunch, 19 de noviembre de 2018 — En 2016 y 2017 Al Yazira produjo un programa que documenta de manera inequívoca el plan del gobierno de Israel y del grupo de presión israelí de Estados Unidos para espiar, difamar y perturbar a los estudiantes estadounidenses y a otros activistas que están trabajando para construir una comprensión de la difícil situación de los palestinos. The Lobby — USA, sin embargo, nunca ha sido transmitido por Al Yazira. Hay informaciones que indican que el reportaje fue suprimido tras la presión ejercida por el grupo de presión sobre el gobierno de Catar, que financia a Al Yazira. Sin embargo, está disponible en The Electronic Intifada y en YouTube. Vea las cuatro partes aquí y aquí. El reportaje es extremadamente interesante.
The Lobby — USA, que presenta a un periodista encubierto que se ganó la confianza de destacados agentes israelíes y que filmó reuniones reveladoras, demuestra sin lugar a dudas hasta dónde están dispuestos a llegar los israelíes y sus partidarios en Estados Unidos para impedir un cambio en el pensamiento estadounidense sobre los asediados palestinos. El objetivo del plan es difamar a los estudiantes palestinos en Estados Unidos y a los activistas y candidatos políticos estadounidenses propalestinos que critican la política israelí, calificándolos como antisemitas y cómplices del terrorismo. Los agentes proisraelíes remunerados, dirigidos por funcionarios del gobierno israelí y personal de la embajada, han utilizado las redes sociales y otros canales en un intento de destruir la influencia de los activistas estudiantiles que trabajan para aumentar la conciencia de los estadounidenses sobre la situación en Palestina. La maquinaria de medios de comunicación como el Washington Post también está implicada. Los principales objetivos son los activistas del movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) y Estudiantes por la Justicia en Palestina.
Al Yazira produjo un programa similar sobre la interferencia israelí en la política británica, que llevó a la renuncia de un destacado funcionario de la embajada israelí y otras reacciones que confirmaron las acusaciones de Al Yazira.
No pude hacer justicia al programa ni siquiera en un artículo largo. En su lugar, insto a los lectores a que lo vean en su totalidad y a que piensen detenidamente en lo que significa.
Como ha observado un crítico de Israel sobre este programa, si Rusia, Irán o China estuvieran haciendo lo que Israel y sus amigos estadounidenses están haciendo, la mayoría de la gente estaría indignada. Esta no es la primera vez que Israel y sus amigos han sido sorprendidos de manera encubierta y abierta tratando de influir en el discurso público e incluso en las elecciones a través de campañas de difamación contra activistas, escritores y candidatos políticos. Pero este es sin duda uno de los ejemplos más escandalosos y elaborados.
Alejémonos un momento de los árboles venenosos para ver el bosque. En 1948, los líderes de un movimiento europeo y nominalmente judío, el sionismo, declararon unilateralmente la existencia del estado de Israel, al que proclamaron la nación-estado de todos los judíos del mundo en todas partes, un estatus recientemente reafirmado por el parlamento israelí. (La Asamblea General de la ONU recomendó dividir a Palestina en un estado judío más grande y un estado palestino más pequeño, pero no tenía autoridad para crear realmente el estado de Israel).
Sucedió que este estado se construyó en tierras arrebatadas por la fuerza a la población indígena palestina mayoritaria que vivía en ellas desde tiempo inmemorial, en su mayoría musulmanas y cristianos. Cientos fueron masacrados, 750.000 fueron expulsados de sus hogares, y el resto fue sometido a la ley marcial durante dos décadas, antes de que se les concediera la ciudadanía de tercera clase, sin poder para mejorar su estatus legal. (Las naciones árabes trataron a medias de ayudar a los abrumados palestinos, aunque el rey de Jordania trabajó con Israel para dividir el botín.) Casi 20 años después, el resto de Palestina fue tomado por otra guerra, produciendo lo que se conoce como los “territorios ocupados” de Cisjordania, con su régimen de apartheid, y la Franja de Gaza, que no es más que una prisión al aire libre bajo un cruel bloqueo israelí.
¿Por qué? Porque no podría construirse un “estado judío” si estuviera poblado por no judíos. Y si algunos no judíos permanecieran, el estado no podría ser un estado liberal democrático, con igualdad ante la ley, por razones obvias. Todo esto fue permitido desde el principio por los cristianos europeos, quienes, aparentemente abrumados por su responsabilidad en el trato que los judíos de Europa habían recibido, y que culminó en el genocidio nazi, optaron por apaciguar su culpa con la tierra, la sangre y la libertad de un pueblo inocente, Palestina, durante mucho tiempo el juguete de las potencias coloniales.
Desde entonces, Israel ha reprimido a los palestinos de diversas maneras, dependiendo de si están en el estado tal como existía en 1949, en Cisjordania, que fue ocupada durante la guerra de junio de 1967, o en la Franja de Gaza (también llamada el Gueto de Gaza), que también fue ocupada en esa guerra. Mientras tanto, millones de refugiados — personas expulsadas de sus hogares por las milicias terroristas del sionismo, y sus descendientes — han sido confinados en campos de refugiados, apátridas, sin derechos e indigentes. En varias ocasiones, Israel, con el apoyo de Estados Unidos, ha llegado a acuerdos con los estados árabes y los colaboracionistas palestinos con el fin de impedir que los palestinos ganen sus derechos, ya sea en un único estado democrático laico o a través de un plan de dos estados. Las instituciones políticas y mediáticas occidentales han simpatizado abrumadoramente con los israelíes y han demonizado a los palestinos (y a los árabes y musulmanes en general). La propaganda ha tratado de presentar, contra toda evidencia, a los palestinos como los agresores y a los israelíes como las víctimas. Aparentemente, una persona es antisemita si se opone a que alguien que reclama su propiedad en nombre del pueblo judío le robe sus bienes.
Pero después de tantas décadas de guerras, masacres, represión y deshumanización brutal rutinaria, la marea ha comenzado a cambiar de dirección. Israel ha pulverizado a Gaza y a su pueblo demasiadas veces; ha disparado y roto los huesos de demasiados niños ante demasiadas cámaras de vídeo. Así pues, la opinión pública, especialmente entre los estadounidenses más jóvenes, y en particular entre los judíos estadounidenses más jóvenes, se ha vuelto en contra de Israel. Entonces surgió el movimiento BDS para lograr lo que un movimiento similar ayudó a lograr contra el apartheid en Sudáfrica: llamar la atención del mundo sobre una situación intolerable y tomar medidas concretas para cambiarla.
Todo esto ha sido demasiado para la élite gobernante de Israel y sus partidarios en Estados Unidos, Gran Bretaña y otros lugares, y están trajinando. Saben que no pueden ganar por sus méritos. Estudios históricos bien documentados y la moralidad básica se han ocupado de ello. Así que calumnian a sus oponentes por odiar a los judíos y apoyar al terrorismo. Como dice un agente del lobby israelí en el programa de Al Yazira, usted desacredita el mensaje desacreditando al mensajero, que es lo que el Proyecto Israel, la Fundación para la Defensa de las Democracias, la Coalición Israel en el Campus, la Canary Mission, el Comité de Emergencia sobre Israel, la Embajada de Israel en Washington, el Ministerio de Asuntos Estratégicos de Israel y otros co-conspiradores se han propuesto hacer. Su objetivo, como sus propios líderes reconocen, es identificar la crítica a Israel con el antisemitismo. (Véase también esto.)
Pero han ido todavía más allá. El grupo de presión israelí se da cuenta de que el antisemitismo ya no se impone tan tenazmente a las personas que simplemente denuncian a Israel por sus evidentes malos tratos a los palestinos. Así que el lobby ha recurrido a una táctica más amplia: dice que los que apoyan al BDS y a los palestinos son antiamericanos, antidemocráticos y anti-todo-lo-bueno. El BDS y Estudiantes por la Justicia en Palestina, sostiene el lobby, son grupos de odio. Esto, por supuesto, es claramente absurdo, pero los proisraelíes no ponen límites a lo que están dispuestos a decir, y tal vez a hacer, para destruir la reputación de cualquiera que se dé cuenta de que el emperador israelí está desnudo.
Al Yazira, The Electronic Intifada, The Gray Zone Project de Max Blumenthal y otros han realizado un servicio muy necesario en nombre de la libertad, la justicia y la decencia. Les insto a que vean este programa y corran la voz.
Sheldon Richman, autor de America’s Counter-Revolution: The Constitution Revisited, mantiene el blog Free Association y es miembro de alto rango y presidente del consejo de administración del Center for a Stateless Society, y editor colaborador en Antiwar.com. También es editor ejecutivo del Instituto Libertario.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CounterPunch y ha sido traducido por Javier Villate.