El coronavirus muestra cómo Israel controla la vida y la muerte en Gaza

El bloqueo de Israel está comprometiendo el funcionamiento de la asistencia sanitaria en Gaza. Una pandemia mundial podría llevarla al borde del colapso

Javier Villate
Disenso Noticias Palestina
6 min readMar 19, 2020

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Preparando un hospital de campaña para pacientes de coronavirus en el paso fronterizo de Rafah. (Foto: Getty)

Mohamed Shehada / The New Arab, 18 de marzo de 2020 — A medida que el coronavirus, Covid-19, se extiende por todo el mundo, las autoridades locales de la Franja de Gaza se esfuerzan por garantizar que el enclave permanezca libre del coronavirus. Pero sin un cambio estructural en el bloqueo de Israel a Gaza, esa tarea es un serio desafío.

Actuando con cautela

Desde que se identificaron siete casos de coronavirus en Belén el 5 de marzo, el gobierno local de Gaza ha tomado precauciones especiales para evitar un posible desastre.

Se han construido decenas de unidades de confinamiento cerca del paso fronterizo de Rafah, entre Gaza y Egipto, para dar refugio a los recién llegados que muestran síntomas del virus, y las escuelas cercanas han sido equipadas para servir como zonas de cuarentena. 2.667 personas recién llegadas han sido puestas en aislamiento domiciliario durante dos semanas, y el Ministerio de Salud de Gaza ha comenzado a instalar un hospital de campaña en el paso fronterizo de Rafah.

Además, el Ministerio del Interior ha suspendido temporalmente el tránsito de personas por el paso fronterizo de Rafah, mientras los municipios locales desinfectan ampliamente los espacios públicos. Universidades, escuelas y otros centros sociales han cerrado temporalmente durante 30 días.

Sólo 19 pasajeros recién llegados han sido sometidos a pruebas de detección del virus y, afortunadamente, los resultados han sido negativos, manteniendo a Gaza — oficialmente al menos — como una zona libre de la pandemia. Sin embargo, a pesar de las drásticas medidas que los habitantes de Gaza están adoptando para evitar un posible desastre, ninguna medida de preparación que adopte Gaza por sí sola puede mitigar o contener un posible brote de coronavirus.

Un frágil sistema de salud pública

Expertos en salud israelíes y palestinos coinciden en que sería catastrófico si el coronavirus se propagara al enclave asediado. Gaza es uno de los lugares más densamente poblados del mundo, con más de dos millones de personas que viven en un territorio de tan solo 362 km cuadrados.

Este problema de superpoblación se ve agravado por la extrema pobreza: solo el 40 por ciento de la población puede pagar los 320 dólares anuales del seguro médico.

A esto hay que sumar el colapso de las infraestructuras, la debilidad de la economía y las malas condiciones sanitarias como resultado directo de los 13 años de bloqueo de Israel y de los periódicos ataques militares a la población enjaulada. Semejante combinación de crisis hace que el enclave sea extremadamente vulnerable a las pandemias.

Además, el frágil sistema de salud pública de Gaza no está preparado para tratar a ningún paciente infectado con el coronavirus, ya que se encuentra “a punto de colapsarse” según la ONU. El ministerio de defensa de Israel también afirmó recientemente que el sector de la salud de Gaza está “al borde del colapso”.

Israel atacó y destruyó varios hospitales en Gaza durante la guerra de 2014. El resto de los hospitales se encuentran hoy en condiciones espantosas como resultado del bloqueo y, más recientemente, de la decisión de la administración Trump de destruir la UNRWA y la USAID en los territorios palestinos ocupados.

Los hospitales de Gaza sufren actualmente una grave escasez de camas, con una cama por cada 1.000 personas.

La mayoría de esas camas ya están ocupadas por los habitantes de Gaza que fueron mutilados deliberadamente por Israel durante la Marcha del Retorno y requieren atención médica periódica. Del mismo modo, los hospitales de Gaza sufren una grave escasez de personal médico y una escasez crónica del 30 por ciento en medicamentos esenciales, y hasta un 50 por ciento en productos médicos desechables.

Lo peor de todo es que la mayoría de los equipos médicos de Gaza son tan antiguos como el bloqueo de Israel. Según las autoridades locales, 420 máquinas médicas se averiaron en 2015 porque estaban anticuadas o por causa de las fluctuaciones del suministro eléctrico debidas a la grave escasez de combustible que sufre el enclave.

Esto afecta seriamente a los cuidados intensivos, diálisis, máquinas de rayos X, equipo de tomografía computarizada y ventiladores. El bloqueo de Israel ha impedido que el Ministerio de Salud de Gaza lleve a cabo reparaciones o importe nuevos equipos similares.

Estos factores socavan el funcionamiento de los hospitales de Gaza en circunstancias normales, y mucho más durante una pandemia. En otras palabras, el coronavirus sería una sentencia de muerte para la asediada población de Gaza.

La responsabilidad de Israel

No obstante, hay una clave para mitigar y posiblemente evitar lo que de otro modo sería un desastre: Israel. Gaza permanece estrechamente bajo el control de Israel mientras decide todo lo que entra o sale del enclave asediado.

Desde que el virus se convirtió en una pandemia, Israel ha adoptado unas mínimas e insuficientes medidas con el único objetivo de aplacar las preocupaciones y condenas internacionales. Simplemente, se ha limitado a permitir que 200 equipos de prueba entraran en Gaza e impuso el cierre de Gaza por tiempo indefinido.

Sin embargo, los encargados de tomar decisiones en Israel evidentemente temen un brote de coronavirus en Gaza, ya que ello expondría el control cruel e inmisericorde que Israel ejerce sobre la franja bloqueada y le pondría en una situación crítica en la que no podría eludir su responsabilidad.

Qué se puede hacer

Para evitar el desastre, la comunidad internacional debe presionar a Israel para que actúe ahora y lleve a cabo un cambio fundamental y estructural hacia Gaza para reactivar su sistema sanitario antes de que sea demasiado tarde. En virtud del derecho internacional, Israel, como potencia ocupante, es plenamente responsable del bienestar y la seguridad de la población ocupada. Esto requiere que Israel emprenda una serie de acciones fundamentales.

En primer lugar, Israel debe permitir inmediatamente el acceso sin restricciones a Gaza de los equipos médicos internacionales, y no debe impedir los viajes de los pacientes de Gaza que buscan tratamiento médico en Cisjordania, Jerusalén o el extranjero.

También debe permitir que se disponga de las herramientas y los técnicos necesarios para reparar todo el equipo médico dañado de Gaza y facilitar que el Ministerio de Salud de Gaza importe nueva maquinaria actualizada, camas de hospital y materiales de construcción para construir nuevas instalaciones médicas y zonas de cuarentena.

En segundo lugar, Israel debería poner fin a su prohibición de entrada de artículos catalogados como de “doble uso”, incluidos medicamentos, desinfectantes y productos químicos. Por ejemplo, Israel prohíbe la entrada de peróxido de hidrógeno y cloro (utilizado para fabricar desinfectantes médicos) en Gaza, ya que alega que podrían utilizarse para fabricar explosivos.

En tercer lugar, Israel debe permitir la entrada sin restricciones de combustible a Gaza para su central eléctrica. Debería aumentar la entrada de electricidad de Gaza desde Israel, por ejemplo activando la línea eléctrica número 161, recientemente financiada por Catar.

Garantizar que Gaza esté totalmente equipada con electricidad, suministros sanitarios y personal médico es lo mínimo que Israel está obligado a hacer en virtud del derecho internacional para evitar un desastre en Gaza.

De lo contrario, Israel será plenamente responsable de la suerte de dos millones de habitantes de Gaza enjaulados en condiciones inhumanas bajo su bloqueo, cuya vida tiene en sus manos.

Mohamed Shehada es escritor y activista de la sociedad civil de la Franja de Gaza y estudiante de Estudios de Desarrollo en la Universidad de Lund, Suecia. Fue miembro de relaciones públicas de la oficina de Gaza de la Red Euromediterránea de Derechos Humanos. Le pueden seguir en Twitter: @muhammadshehad2

Este artículo fue publicado en The New Arab y ha sido traducido por Javier Villate.

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