Los agricultores palestinos entre la espada israelí y la pared de la Autoridad Palestina

Los agricultores palestinos ofrecen resistencia, pero están siendo aplastados por el colonialismo israelí y el neoliberalismo de la AP

Javier Villate
Disenso Noticias Palestina
4 min readJan 12, 2019

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Un agricultor palestino cosecha trigo cerca de la valla de separación del estado de Israel con Gaza, el 19 de abril. (Foto: AFP)
Un agricultor palestino cosecha trigo cerca de la valla de separación del estado de Israel con Gaza, el 19 de abril. (Foto: AFP)

Alaa Tartir / Middle East Eye, 9 de enero de 2019 — La agricultura es comúnmente percibida como la columna vertebral de la sociedad y la economía palestinas, y los agricultores son vistos como el último bastión de la resistencia.

El trabajo de la tierra es visto como un ejemplo de firmeza, ya que los agricultores continúan preservando y reclamando tierras, construyendo la autosuficiencia y desafiando la dependencia forzada y la asimetría económica. En esencia, la agricultura es un acto político que tiene como objetivo desafiar la opresión y lograr la libertad.

En realidad, sin embargo, esta columna vertebral se ha visto gravemente dañada, si no paralizada, por la continuación de la ocupación israelí y las perjudiciales políticas de la Autoridad Palestina (AP). Los agricultores palestinos han sido encadenados tanto por el colonialismo israelí como por el neoliberalismo palestino.

Robar tierra

Como potencia colonial, Israel continúa su política de confiscación de tierras y anexión territorial mediante la expansión de los asentamientos, la alimentación de la violencia de los colonos, el robo de tierras y recursos naturales, la imposición de políticas de asedio y bloqueo, y el control de las exportaciones e importaciones. Todos estos son elementos dentro de una matriz de control dirigida a la colonización de Palestina.

En las últimas décadas, las autoridades israelíes han arrancado más de 2,5 millones de árboles frutales y 800.000 olivos palestinos, lo que equivale a 33 Central Parks de Nueva York.

Mientras tanto, las políticas de AP y el modelo de “desarrollo” impulsado por los donantes han contribuido al deterioro de la industria agrícola, con menos del uno por ciento del presupuesto de la AP asignado al sector asediado. Este terrible descuido ha contribuido a un proceso generalizado de desdesarrollo que ha privado gradualmente a la agricultura de su potencial transformador, a la vez que ha expandido el dominio y control territorial de Israel.

Las deficiencias fundamentales que afligen al sector agrícola palestino se deben a la colonización israelí de Palestina durante décadas.

Si bien las implicaciones de este proceso de construcción política van más allá de la agricultura, este sector es el que más claramente transmite el problema. Al adoptar esencialmente el mantra “individuos ricos, nación pobre”, la AP se ha hecho eco inconscientemente de las prácticas de la ocupación israelí.

Perspectivas sombrías

Otros indicadores adicionales ilustran las sombrías perspectivas del sector. La agricultura apenas contribuye al PIB palestino, mientras que la la mano de obra agrícola ha disminuido drásticamente como porcentaje de la fuerza laboral total. El rendimiento medio por dunam (100 hectáreas) es la mitad del de Jordania y solo el 43 por ciento del de Israel, a pesar de que todos comparten un entorno natural casi idéntico. El uso del agua palestina para la agricultura es una décima parte de la de Israel, según la ONU.

Sólo uno de cada cuatro hogares de Cisjordania y Gaza tiene un abastecimiento alimentario seguro, mientras que más del 70 por ciento de las comunidades ubicadas total o predominantemente en el Área C de Cisjordania, bajo pleno control israelí, no están conectadas a la red de agua. Alrededor del 95 por ciento del suministro de agua de Gaza no es apto para el consumo.

Un campesino palestino junto a unos olivos destruidos por los israelíes, al norte de Ramala, el 22 de octubre. (Foto: AFP)
Un campesino palestino junto a unos olivos destruidos por los israelíes, al norte de Ramala, el 22 de octubre. (Foto: AFP)

El Banco Mundial ha estimado el potencial de producción adicional directa de una serie de sectores, incluida la agricultura, en alrededor de 2.200 millones de dólares, lo que equivale al 23 por ciento del PIB palestino de 2011. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), mientras tanto, ha estimado que el sector agrícola palestino está operando en la actualidad a un cuarto de su potencial.

Sin embargo, desde la perspectiva israelí, este daño se traduce en claros beneficios para la economía y los colonos israelíes. Para el gobierno israelí, la agricultura es un arma ofensiva que puede ser utilizada para negar los derechos de los palestinos. Muchos de los productos agrícolas cultivados por los colonos israelíes en los territorios palestinos y sirios ocupados se exportan a Europa.

Estrategia colonial

Las deficiencias fundamentales que afligen al sector agrícola palestino se deben a decenios de colonización israelí de Palestina. Este proceso de colonización se ha basado en la apropiación de la tierra palestina, que ha buscado restringir y confinar el desarrollo independiente palestino, tanto político como económico. El desdesarrollo no es un resultado desafortunado o casual, sino una estrategia colonial deliberada.

Lejos de desafiar o disputar el poder colonial, la AP ha funcionado a menudo como una correa de transmisión. Atrapado como está entre el colonialismo israelí y el neoliberalismo palestino, el sector agrícola palestino sufre una doble atadura que frustra su desarrollo actual y futuro.

Continuar en estas circunstancias es emprender un acto de resistencia: cultivar Palestina es cultivar la libertad.

Alaa Tartir es asesor de la Red de Políticas Palestinas Al-Shabaka e investigador asociado del Centro de Conflictos, Desarrollo y Consolidación de la Paz (CCDP) del Instituto Universitario de Estudios Internacionales y de Desarrollo (IHEID) de Ginebra, Suiza. Síguelo en Twitter @alaatartir y lee sus publicaciones en www.alaatartir.com.

Publicado originalmente en Middle East Eye y traducido por Javier Villate.

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