Tras 10 días de detención, un adolescente palestino dice que los soldados les dispararon a él y a su primo sin ninguna razón

Javier Villate
Disenso Noticias Palestina
4 min readNov 17, 2022
Nishan al Zaben con su madre tras llegar al hospital de Ramala. (Foto: WAFA Images / Hamza Shalash)

Ihab Rimawi / WAFA, 16 de noviembre de 2022 — — El sábado 5 de noviembre por la tarde, la familia Damar al Zaben llegó a su casa en la aldea de Al Mazrá al Sharqiya, al este de Ramala, después de un largo y duro día recogiendo aceitunas en sus tierras cerca de la ciudad de Sinyil, a lo largo de la carretera número 60 que divide sus tierras por la mitad.

Al llegar a casa, la familia descubrió que la máquina recolectora de aceitunas no estaba con ellos y creyeron que se había caído en el camino de vuelta. El hijo menor, Nishan, de 16 años, se ofreció para volver a buscarla y le pidió a su primo, Musab, que le acompañara.

Eran casi las siete de la tarde cuando Nishan y Musab partieron en busca de la máquina y llegaron a la parcela a eso de las ocho, pero no pudieron encontrarla, por lo que decidieron volver al pueblo ya que se hacía tarde.

A menos de 20 metros de la carretera número 60, se encontraron con soldados israelíes escondidos en los campos de olivos, a pocos metros de ellos.

Los dos chicos se tiraron inmediatamente al suelo, momento en el que los soldados les dispararon una granada de aturdimiento y fuego real mientras estaban tumbados. Musab fue alcanzado por tres balas en la espalda que le penetraron en el corazón y una cuarta bala en la pelvis. A Nishan, por su parte, le dispararon una bala que le penetró en el costado derecho cerca del pecho y le atravesó los pulmones y una arteria principal, mientras que otras dos balas le dieron en los pies.

“Los dos sentimos que era el final para nosotros y que nos iban a matar”, dijo Nishan, narrando su horrible historia de aquella noche desde su cama de hospital en el Complejo Médico Palestino de Ramala, adonde fue llevado después de que el ejército israelí lo liberara anoche de la prisión de Ofer, donde estuvo recluido.

“Estábamos solos en el campo y estaba oscuro, con soldados fuertemente armados a nuestro alrededor. No había forma de que saliéramos vivos”, añadió.

Tras disparar a Nishan y Musab, uno de los soldados los examinó. Musab estaba muerto pero Nishan seguía consciente.

Los soldados arrastraron a Nishan lejos de Musab y le arrancaron la ropa antes de meterlo en una ambulancia militar, que le llevó al hospital Shaare Zedek de Jerusalén.

Llegó al hospital a última hora de la noche del sábado en estado grave, sangrando profusamente. Tenía una grave hemorragia interna, que le hizo perder el conocimiento durante dos días.

“Cuando me desperté el lunes por la noche, vi que estaba esposado a una cama de hospital. Dos soldados estaban de pie junto a mi cama. No supe lo que le había pasado a Musab hasta el martes por la mañana, cuando mi padre, que pudo ponerse en contacto conmigo a través del abogado de la Sociedad de Prisioneros, me dijo que habían matado a Musab”, explica Nishan.

Tras su detención, Nishan fue interrogado durante largas horas en su cama del hospital israelí, aunque se encontraba en un estado crítico que le dificultaba hablar.

Nishan fue trasladado a la prisión de Ofer, cerca de Ramala, tras permanecer ocho días en el hospital, donde permaneció hasta que fue puesto en libertad bajo fianza de 600 dólares a última hora de la noche y trasladado inmediatamente al hospital de Ramala para continuar su tratamiento.

Nishan es el hijo menor de su familia, compuesta por cinco hermanos (Saidam, Mohamed, Ahmed y Ubadeh). Dejó la escuela el año pasado y se fue a trabajar con su padre en la construcción. Musab trabajó como mecánico cuando terminó la escuela de formación profesional.

Tras el tiroteo y el asesinato de Musab, los medios de comunicación israelíes afirmaron que les habían disparado porque estaban tirando piedras, lo que Nishan refutó enérgicamente, subrayando que, de ser cierto, no habría salido de la cárcel tan pronto.

El de los primos Zaben no es el primer caso de soldados que disparan y matan a palestinos que no participan en ninguna actividad. Según la Sociedad de Prisioneros, no se puede confiar en la narración de la ocupación israelí para justificar el crimen, sobre todo porque era la única fuente de información sobre ese incidente hasta que Nishan pudo contar su versión de los hechos.

A principios de octubre se produjo un incidente similar, cuando los soldados dispararon y mataron a Yaled Anbar al Dabás y Salameh Rafat Sharaya, e hirieron a Basil al Basbus cerca del campo de refugiados de Yalazon, al norte de Ramala. Inicialmente se dijo que habían intentado llevar a cabo un atentado con coche bomba. Después de que Basbus fuera liberado y explicara lo que había sucedido esa noche, quedó claro que la versión israelí era falsa.

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