Hibridación y métodos mixtos de investigación

Alba Vásquez Jiménez
D!sonanTES
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15 min readJan 22, 2020

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Por Alba Vásquez Jiménez
Doctorante en Territorio, Espacio y Sociedad (D_TES), Universidad de Chile

Asumiendo que los estudios territoriales tratan un problema complejo, es ineludible su desarrollo desde la interdisciplinariedad. A partir de la reflexión sobre el trabajo interdisciplinario, se integra el concepto de hibridación, para dar cuenta como este nos ayuda a entender las estrategias de trabajo y análisis interdisciplinar del territorio. Si la construcción de conocimiento desde el territorio es complejo, el desafío frente a este escenario es como asumir una actitud de interdisciplina, cuando se hace investigación en solitario. En este sentido, esta actitud de interdisciplina nos interpela a nuestro quehacer como investigadores, cuestionando si el objetivo de adoptar estrategias interdisciplinarias es que veamos o construyamos lo mismo, considerando que estamos formados en diferentes disciplinas, o si debemos ir más atrás, hacia la forma en que aprendemos a desenvolvernos como investigadores.

Este ensayo pretende desarrollar una reflexión que trascienda el compromiso con una perspectiva epistemológica determinada o a la profundización de una perspectiva en particular, en función del ajuste al propio desarrollo del objeto de estudio a ser trabajado posteriormente. En este sentido, no pretende ser un análisis exhaustivo sobre lo que significa el trabajo interdisciplinario, o una pauta sobre el cómo hacerlo. Más bien es una reflexión inicial sobre un campo de estudio y trabajo, que en experiencias previas no ha sido imprescindible problematizar. Es un intento de reconstruir una postura epistemológica, frente a un campo de estudio no explorado previamente. Por lo tanto, se enmarca dentro de una reflexión inicial, conectando, profundizando o retomando conocimientos previos, así como integrando un campo nuevo de análisis. Lo anterior, entendiendo que aún nos encontramos indagando en las problemáticas conceptuales del territorio, con ciertas nociones de aquellas perspectivas y enfoques que más podrían enmarcar el desarrollo de estas interrogantes. En este marco, cabe preguntarse por la lógica del trabajo interdisciplinario, asumiendo que es esta la perspectiva bajo la cual nos encontramos desarrollando interrogantes e investigaciones, y es el desafío frente al cual nos estamos enfrentando. Esta lógica entendida no solo desde cómo construimos conceptualmente las problemáticas territoriales, sino como abordamos práctica y metodológicamente este desafío.

A su vez, como esta manera de abordar el estudio del territorio, nos interpela a desarrollar y trabajar con metodologías que faciliten y sean coherentes con esta lógica interdisciplinaria. En este caso, se utilizará como ejemplo el potencial de desarrollo del SIG cualitativo, como una herramienta de análisis que integra metodologías desde diferentes campos de conocimiento científico, integrando esta como un referente de los métodos mixtos o participativos de investigación.

Construcción interdisciplinaria del objeto de estudio

El volcarse hacia los estudios territoriales, implica en primera instancia comprender que el territorio es en sí un problema complejo. No solo su comprensión y estudio, sino que la construcción del territorio como un campo de conocimiento, implica poner en juego distintos niveles de análisis. Desde este planteamiento, el análisis territorial se convierte en un punto de convergencia de diferentes campos del saber que desde sus particularidades, construyen este objeto de estudio. En este sentido, entendemos la interdisciplina como una convergencia de puntos de vista (Pombo, 2013) hacia un problema particular. Utilizar el término interdisciplina, y no multidisciplina o transdisciplina, responde a una decisión deliberada, entendiendo que se utiliza la palabra interdisciplina para referirnos al quehacer de investigación que involucra la perspectiva de diversas disciplinas, hacia un objeto de estudio determinado. Pombo (2013), nos invita a pensar esta perspectiva desde la combinación hacia la fusión, considerando las cuatro palabras que comúnmente se utilizan para referir al trabajo desde diferentes perspectivas disciplinarias: pluridisciplina, multidisciplina, interdisciplina y transdisciplina . En este sentido, interdisciplina es entendida como convergencia y no como fusión de miradas, hacia un objetivo común. Según García, la investigación interdisciplinaria, es el tipo de estudio que requiere un sistema complejo para su desarrollo (García, 2011: 67). Esta creación de problemas complejos, no es un tema metodológico, sino que epistemológico. Desde la perspectiva de construcción del territorio como objeto de estudio, donde convergen puntos de vista, así como desde la pluralidad de metodologías y acercamientos científicos, la investigación interdisciplinaria sería la más idónea para abordar el estudio del territorio.

Verificamos que la interdisciplinariedad es un concepto que invocamos siempre que nos confrontamos con los límites de nuestro territorio de conocimiento, siempre que nos topamos con una nueva disciplina cuyo lugar no está todavía trazado en el gran mapa de los saberes, siempre que nos confrontamos con uno de aquellos problemas inmensos cuyo principio de solución sabemos que exige el concurso de múltiples y diferentes perspectivas (Pombo, 2013: 27)

Desde una perspectiva conceptual, el concepto de territorio parece tener más zonas difusas que certezas absolutas. Si bien hay consenso respecto a superar la noción de territorio como un contenedor de relaciones sociales no existe una definición de territorio absoluta. En este sentido, desde la posición de investigación interdisciplinaria, ¿Tiene sentido la definición absoluta de un concepto de territorio?, ¿O la construcción de este objeto de estudio permitiría una multiplicidad de conceptos, que desde cada especificidad, respondan a la pregunta sobre qué es el territorio?. Frente a estas interrogantes, no tenemos respuestas concluyentes, sino que se convierten en dudas que se instalan en la profundización del análisis sobre el estudio del territorio.

Actitud de interdisciplina

Desde el contexto epistemológico de la interdisciplina, Olga Pombo nos invita a pensar en esta como lo “relativo a las prácticas de transferencia de conocimiento entre disciplinas y sus pares” (Pombo, 2013: 22). Es decir, adoptarla como una forma de hacer trabajo científico, desde la variedad de puntos de vista, y de cómo en las prácticas se puede encarnar la interdisciplina. Entonces, ¿Cómo un investigador integrado en equipos interdisciplinarios debe actuar?, ¿Cómo desde nuestras prácticas aprendidas e incorporadas nos enfrentamos a la participación en equipos interdisciplinarios, cuando cargamos con una forma de pensar y de hacer investigación?. Frente a estas interrogantes, podemos avanzar hacia el planteamiento de lo que llamamos la actitud de interdisciplina. Esta, según García (1994) no se trata de aprender más cosas, sino que de pensar de otra manera. Según esto, plantea que el objetivo no es formar generalistas, que no tienen profundidad en el conocimiento (García, 1994), sino una reformulación de cómo se hace ciencia, a partir de las diferentes perspectivas puestas sobre la mesa al momento de hacer investigaciones interdisciplinarias. Es particularmente interesante el planteamiento sobre pensar de otra manera, sobretodo considerando la particularidad de hacer investigación doctoral, donde si bien las problemáticas de estudio pueden ser co-construidas, como un proceso interdisciplinario, finalmente en la práctica, serán investigaciones que serán realizadas por un sujeto. Por lo que asumir esta actitud interdisciplinaria es aconsejable, como una manera de no limitar el alcance de nuestras propias reflexiones.

En este sentido, la práctica de la interdisciplina implica una actitud particular, considerando tanto la problemática epistemológica como la metodológica, es decir, de cómo construimos conocimiento interdisciplinario, desde la formulación de los problemas y los objetos de estudio, Así como también hacia su tratamiento metodológico. Así, García dice:

La interdisciplinariedad comienza desde la formulación misma de los problemas, antes de los estudios disciplinarios, se prolonga un largo proceso (que no es lineal, que pasa por diversas fases, cada una con sus propias “reglas de juego”) y acompaña a los propios estudios disciplinarios hasta el término mismo de la investigación. Esta forma de abordar el objeto de estudio plantea, como se verá más adelante, una problemática que no es sólo metodológica, sino fundamentalmente epistemológica. (García, 1994: 7)

Si nos centramos en cómo realizamos estudios territoriales desde la actitud de interdisciplina, esta nos indica que desde la construcción del objeto de estudio, esta entra en juego, es el primer paso a dar en el proceso de los estudios del territorio. No se trata de realizar análisis sobre un objeto de estudio entregado por un campo de conocimiento determinado, sobre el cual las diferentes perspectivas convergen, sino que desde su construcción como objeto de conocimiento, estas perspectivas ponen en juego sus propios puntos de vista.

Desde la construcción del conocimiento territorial, partir desde el concepto hacia la observación territorial, pone el foco de atención en el investigador, sin preocupación central por la construcción del objeto de estudio. En este sentido, Pombo (2013) nos interpela en este respecto, planteando que la interdisciplina no debe ser pensada desde la posición del investigador, sino que desde el objeto de investigación y su complejidad. Esto nos acerca hacia comprender que el territorio construido desde la interdisciplinariedad, permite construirlo como un nuevo objeto de conocimiento (Pombo, 2013), ya que ninguna disciplina por sí sola permite observarlo en su complejidad. En este sentido, Brighenti nos interpela sobre cómo concebir y manejar los fenómenos territoriales:

En otras palabras, la territorialidad no puede construirse positivistamente, a través de la mera acumulación de “hechos”, sino que debe emerger, si es que lo hace, del estudio transdisciplinario desenfrenado de los problemas situados, como figuras intelectuales de la estatura de Foucault y Deleuze (ambos inspiradores interminables para todos los que intentan concebir y describir fenómenos territoriales) demuestran (Brighenti, 2010: 56)

Ya focalizada la atención en el territorio como objeto construido desde la interdisciplina, cabe hacerse la pregunta por cómo desde la práctica opera el trabajo hacia el territorio, como se integran las perspectivas. Esto, considerando que los campos del saber ahí implicados, cargan con sistemas conceptuales propios, con metodologías que responden a las epistemologías propias, entendidas como los procedimientos disciplinarios que ordenan el quehacer investigativo de cada una de ellas.

Hibridación

Lo híbrido, no es en sí un término utilizado primordialmente en reflexiones epistemológicas. Más bien, se desarrolla desde los estudios culturales y el pensamiento poscolonial, para dar cuenta de cómo se mezclan y construyen las identidades nacionales de países “hegemonizados por una cultura externa, tal como fueron muchos países coloniales africanos y asiáticos hasta pasada la mitad del siglo XX” (Follari, 2014: 71). Néstor García Canclini, nos entrega una interesante definición de hibridación: “Entiendo por hibridación procesos socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas” (García Canclini, 2001: 14)

Bajo este entendido, los campos de conocimiento como los conocemos y ocupamos en la actualidad, no son puros, así como las culturas no son puras en su constitución. En la práctica cotidiana de la interdisciplina, es importante comprender cómo funciona el trabajo entre los diferentes campos del saber, al respecto García nos plantea: “Este tema …[la clasificación de las ciencias e interrelaciones entre disciplinas] se torna imperativo en toda formulación de la interdisciplinariedad puesto que es obvio que ésta no puede existir si no hay posibilidad de una articulación entre las ciencias” (García, 2011: 77). Esto nos lleva a tomar el concepto de hibridación y aplicarlo al funcionamiento interno de la interdisciplina. Desde la propuesta de García Canclini, la hibridación nos permite un contexto explicativo, para dar cuenta del conflicto que ocurre cuando los dos frentes chocan, en donde el énfasis se pone en el proceso de hibridación, y no en la hibridez en sí. (García Canclini, 2001)

Desde la materia que aquí nos convoca, la hibridación es un término utilizado para pensar las formas que adopta la interdisciplina, entendiendo que no es un intento por volver a lo unitario, sino como una manera de articular la diferencia (Follari, 2014), que permiten la emergencia de nuevos objetos, nuevas prácticas, nuevas discusiones. Bajo esta idea, la articulación de las diferencias en los campos del saber, no es un simple traspaso de formas de hacer o de pensar, sino que sobretodo al crear nuevos objetos de conocimiento complejos, se entremezclan y enriquecen los marcos conceptuales y herramientas de análisis. Esta articulación de la diferencia, se puede entender bajo una reconstitución de las identidades de los campos del saber (Follari, 2014), al relacionar sus marcos conceptuales, metodologías, sin perder las particularidades de cada uno.

Estas formas de manejar el trabajo interdisciplinario, según Giménez (1995) operan en los márgenes de las disciplinas, en el encuentro con los otros: “Pero he aquí que, al trabajar en los márgenes de su disciplina, los científicos se encuentran con otros, que también la practican y están interesados en el mismo tema. La multiplicación e intensificación de estos encuentros provoca lo que Dogan y Pahre llaman hibridación, que representaría la última fase en la vida de una disciplina” (Giménez, 1995: 411). Sin necesariamente adherir a que este proceso de hibridación implica la última fase de vida de una disciplina, se puede comprender la hibridación tanto a nivel conceptual, como a nivel metodológico. Asumir que significa la última fase de vida de una disciplina, de cierta manera es asumir que los objetos de estudio particulares de las disciplinas, ya no pueden ser abordados desde su particularidad. Así, se comprende la hibridación como la mixtura de campos de conocimiento, desde la construcción de sus objetos de estudio, hasta las metodologías que emplean para el análisis de estos, por ejemplo, con el uso de métodos mixtos de investigación, superando el abismo entre las metodologías cuantitativas y las cualitativas.

El purismo disciplinario es incompatible con el proceso de hibridación de los campos del conocimiento. El purismo aboga por la separación entre los campos del saber y sus metodologías, como un método de mantener la pureza disciplinar, mientras que la hibridación nos muestra un camino de cooperación entre los campos de saber implicados en el análisis territorial. Una implicancia del purismo en el quehacer investigativo implica también a las metodologías, por ejemplo, entre la abismal separación prevalente hasta hace unas décadas, entre las metodologías cuantitativas y cualitativas, asociándolas casi ontológicamente con determinados paradigmas de investigación. De cierta forma, tenemos que comprender el enfoque mixto como un método que es transversal a las distintas epistemologías (Pavlovskaya, 2006), no comprometida con una epistemología en particular. Esta autora, plantea que existe cierta desestabilización de los fuertes vínculos entre metodologías y epistemologías, sobre todo comprendiendo que el uso y desarrollo de ciertos métodos responden a lógicas de poder dentro de los campos de saber, por ejemplo, la prominencia de los Sistemas de Información Geográfica, en la geografía, que ha llevado a que esta sea una industria de $6 billones de dólares (Clarke, 1999, citado en Pavlovskaya, 2006)

Esta forma de construcción de conocimiento, tiene sentido desde la superación de la forma eurocéntrica de construcción disciplinar (Follari, 2014), de división y especialización, hacia la interacción de los campos de saberes, al momento de enfrentar la ardua tarea de trabajo con un objeto de estudio complejo como lo es el territorio. Planteándose desde la hibridación, las ‘disciplinas’ entendidas como ‘disciplinamiento’ y ‘orden’, no tienen sentido. La idea de procedimientos disciplinarios, contradice de cierta manera la idea de hibridación de los campos del saber, en donde la humildad y la colaboración son cruciales para que ocurra este proceso de hibridación. Entonces, ¿Cómo referirse a las áreas del conocimiento, que se entremezclan con otros, que cooperan con sus sistemas conceptuales al entendimiento de cierto fenómeno, sin que pierdan su especificidad?. En esta reflexión se utiliza la palabra disciplina, campos de saber, o campos de conocimiento, de manera indistinta. Al usar disciplina, no se adhiere a lo planteado anteriormente, sobre la carga referida a disciplinamiento, que la palabra contiene.

La hibridación de los diferentes campos del saber, puede ser entendido como un aporte para el enriquecimiento de los sistemas conceptuales y las herramientas de análisis de cada uno, comprender la inseparabilidad de las perspectivas que observan en conjunto un objeto de estudio co-construido. A pesar que el territorio, como concepto y como objeto de estudio, ha sido principalmente tema de la geografía, ésta por sí sola no da respuesta a todas las interrogantes que surgen al observar el territorio, ni tiene todas las herramientas metodológicas que permiten indagar y hacer nuevas preguntas en función de los intereses territoriales. De esta forma, la hibridación disciplinar permite el análisis y desarrollo de conceptualizaciones que avancen hacia una mejor comprensión de este objeto complejo.

Métodos mixtos de investigación social

Profundizando en las perspectivas metodológicas que nos permite el proceso de hibridación de las disciplinas, podemos comprender el enfoque mixto como un enfoque metodológico que nos permite avanzar en los estudios territoriales interdisciplinarios. Como planteamos anteriormente, la hibridación no es solo un aporte hacia el enriquecimiento conceptual de las disciplinas, sino que también abre la posibilidad que metodologías que por mucho tiempo se vieron desde veredas opuestas, se encuentren y eliminen estas barreras impuesta desde posiciones de poder y no por motivos ontológicos propios de las metodologías (Pavlovskaya, 2006). Desde el punto de vista de los métodos mixtos, estos se plantean como un camino para unir diferentes puntos de vista metodológicos y epistemológicos: “Este compromiso activo con los métodos mixtos proporciona una tremenda oportunidad para crear formas de hacer investigación que intersecta con las diferencias epistemológicas y metodológicas disputadas, e interrumpir esfuerzos que persisten para enmarcar diferentes paradigmas y modos de investigación como inherentemente incompatibles”(Elwood, 2010: 95) Así, los métodos mixtos de investigación se comprenden desde el hacerse preguntas relevantes, interrogantes que no tienen respuesta desde un método u otro, pero solo en la unión metodológica (Elwood, 2010). Si entendemos la interdisciplina tanto desde la construcción del objeto de estudio, considerando distintas epistemologías en este proceso, como desde los procesos metodológicos en esta implicados, el enfoque mixto de investigación nos otorga posibilidades de desarrollo en este espacio de campos de saberes híbridos. En esta perspectiva, Elwood & Cope plantean que:

Los métodos mixtos de investigación tienden a tratar el conocimiento siempre como parcial (nadie puede saber ‘toda la verdad’) y situado (el conocimiento depende nuestras situaciones y posiciones), si se trata de las formas de la evidencia que los investigadores ‘reúnen’ o el conocimiento que ellos producen en sus análisis, interpretaciones y representaciones de estos datos (Elwood & Cope, 2009: 5)

Lo que nos plantean estas autoras es fundamental para entender la práctica metodológica interdisciplinaria, a partir de los métodos mixtos. Por un lado, el conocimiento es parcial, por lo tanto no hay una perspectiva o disciplina que pueda dar respuesta a todas las interrogantes que puedan surgir o construirse desde el territorio. Ahí radica la importancia de comprender y desarrollar su estudio desde diferentes puntos de vista. Por otro, que el conocimiento es situado, es decir, va a depender de cómo nos posicionamos frente al objeto de estudio y la situación que se está observando, construyendo este conocimiento en relación con el territorio.

SIG Cualitativo como método mixto de investigación social

Pensando desde la práctica interdisciplinaria y sus herramientas de análisis, podemos catalogar el SIG cualitativo, como un método creado a partir de la práctica interdisciplinaria, pensada y desarrollada desde la geografía crítica, y catalogada dentro de los métodos mixtos de investigación, que combina las metodologías cualitativas con las cuantitativas en la visualización de datos. En este sentido, la base de esta herramienta es la integración de diferentes formas de conocimiento y resultados de la utilización de distintas técnicas de análisis, enraizadas en un entendimiento híbrido entre SIG como tecnología, práctica social y metodología (Elwood & Cope, 2009).

Pavlovskaya parte su exposición sobre el SIG cualitativo, explorando el potencial que esta herramienta tiene en la investigación cualitativa, rompiendo con la aparente asociación rígida entre la ciencia de la información geográfica con la geografía cuantitativa o física (Pavlovskaya, 2006). En este sentido, el SIG cualitativo, lo podemos entender como una arremetida desde distintas perspectivas epistemológicas, como el feminismo, hacia la clausura metodológica de la geografía física, con las herramientas de información geográfica y la metodología cuantitativa. Entendiéndolo así, el SIG cualitativo es un método transversal a las epistemologías (Pavlovskaya, 2006). En este sentido, el uso de información cualitativa se entiende no desde la oposición a la información cuantitativa, sino por el potencial que ofrecen para entregar información sobre el contexto, situaciones sociales y materiales, sus modificaciones y la interpretación de los significados e impacto de estos cambios. (Elwood & Cope, 2009).

Conclusión

En esta propuesta, se ha hecho una revisión reflexiva en torno a la construcción de conocimiento territorial, desde la práctica interdisciplinaria, la cual entendemos desde las formas de pensar y construir los objetos de estudio, así como de las prácticas metodológicas que se involucran en el estudio territorial. La sugerencia hacia la idea de actitud de interdisciplina, se incorpora en la discusión considerando los desafíos epistemológicos y metodológicos de llevar adelante estudios interdisciplinarios. Es frente a esta actitud de interdisciplina, que se plantea el término de hibridación de las disciplinas, para plantear procesos conceptuales y metodológicos que suceden en la práctica interdisciplinaria. Todo lo anterior, lo podemos ejemplificar en el desarrollo de los métodos mixtos de investigación, los cuales permiten la mixtura, la colaboración y la hibridación disciplinar.

Esta reflexión pretende ser un aporte hacia cómo entenderemos la práctica interdisciplinaria, sin hilar fino, más discutiendo y desarrollando una perspectiva que ayude a la comprensión de los estudios territoriales interdisciplinares.

Ensayo final curso Bases epistemológicas y Metodológicas de la Investigación, Doctorado en Territorio, Espacio y Sociedad. Uchile.

Referencias

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Alba Vásquez Jiménez
D!sonanTES

Socióloga UAH, Mphil in Modern Society University of Cambridge, Estudiante de Doctorado en Territorio, Espacio y Sociedad, FAU, UChile