Hospedándome en AirBnB

Primeras impresiones sobre la plataforma

David Fuentes
Divagaciones viajeras

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No quise escribir antes porque podría haberse dado el caso de que, con sólo un par de experiencias, hubiera tenido mucha o muy poca suerte, así que he querido esperar hasta tener, al menos, un trío de oportunidades de alojamiento a través de esta plataforma para valorar lo que uno se encuentra aquí.

Para quien no lo sepa, AirBnB es un plataforma online para alquiler de casas o habitaciones particulares, a modo de hotel. Que tienes una casa que te sobra: alquílasela por días a un turista. Que tienes una habitación libre en casa: alquílasela por días a un turista. Que te vas de viaje y quieres sacarte un dinerillo: alquila tu casa ese tiempo a un turista. Y numerosos otros ejemplos que se te ocurran.

Hace ya unos seis meses hice mi debut en AirBnB, como ya conté en “Europa a ritmo de concierto”, alquilando el pisito de Soline, de una sola habitación, salón, cocinita y baño, cerca de Kolumbusplatz, en München, alquilable desde 89 € la noche para una pareja. Precio bastante por debajo del de los hoteles de una calidad similar, que en esta ciudad no bajarían, casi con toda seguridad, de 120-150€ la habitación doble (por supuesto sin cocina).

Gemütliche Wohnecke, by Soline

Una casa pequeña pero muy bonita (y con una cama absurdamente cómoda) en un barrio muy tranquilo y a distancia fácilmente andable del centro (aunque quizás no en Diciembre), al lado del metro.

Hace un par de semanas estuve de fin de semana en Budapest en la casa de András, también de una habitación y con camas como hasta para 5 personas en el salón. Céntrico a más no poder (literalmente), cómodo, y absurdamente barato: a partir de 44€ la noche ¡Para 5 personas!, con ordenador, internet, incluso con una botella de vino de recibimiento.

Living room, by András

Nos ayudó en todo lo que le pedimos antes de la llegada de manera más que amable y no nos puso ninguna pega por llegar bien pasada la medianoche. Una maravilla.

Finalmente, la semana pasada tuve la suerte de pasar cuatro días en Lisboa para, entre otras cosas, asistir a un conciertazo de The Rolling Stones, pero eso es otro tema. Ocho personas (y cabían hasta diez, sin problema) nos alojamos en el casoplón de Ema, en plena plaza del Marquês de Pombal. Cuatro habitaciones y Tres baños en una casa de lujo (no hace falta más que ver la cocina), completamente reformada y con todas las comodidades a partir de 102 € por noche, parecía una broma, ¡y con dos plazas de parking incluidas en el precio! Un chollazo, en la mejor zona de Lisboa y a un precio con el que ningún hotel puede competir.

El fin de semana que viene me alojo en el centro de Bilbao de la misma manera y así podré ir agrandando mi experiencia, seguro que positiva viendo lo que ha venido hasta ahora.

Creo que las cosas buenas de esta página son evidentes, especialmente la parte económica: el sector hotelero no puede competir con AirBnB, de momento, en precios. Reservando con tiempo, en cualquier lugar del mundo hay una oferta muchas veces más amplia que la hotelera y con mucha más disparidad de precios y de situaciones dentro de la ciudad. Además, la posibilidad de cocinar aporta otro posible ahorro a cualquier viaje.

¿Y lo malo?

Pues hombre, también tiene cosas malas frente a alojamientos tradicionales. No esperes que te hagan la cama y te limpien la habitación todos los días, no vas a bajar a recepción y tener un desayuno buffet a tu disposición pero bueno, creo que esto era evidente también. La mayor pega que le encuentro a AirBnB es que no es inmediata en ningún sentido. Al escoger una casa en la plataforma, lo que haces en la mayoría de los cases es una “solicitud de reserva” que el anfitrión tiene que aceptar/declinar en 24 horas, y es fácil que te la declinen (en Lisboa a mi me declinaron en 3 casas antes de solicitar la de Ema, y si vas con prisas esto no es viable). No es tan fácil como entrar en Booking.com y tener certeza sobre tu reserva inmediatamente, AirBnb requiere cierta interacción, y creo que este es su mayor punto a mejorar, habrá que ver cómo evoluciona. He dicho.

¡Hasta la próxima!

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David Fuentes
Divagaciones viajeras

Pachorro, viajero, despistado, Molone, pensador, ingeniero, coherente, baterista, madrileño, cervecero, rayista, seriéfilo, comidista, chanante y submarinista.