“La casa de los celos”, la única comedia de Cervantes nunca representada profesionalmente: “Podría entenderse como una gran adaptación de ‘El Quijote’

La Fundación Juan March y su “Dramaturgo invitado” acogerán en julio la primera representación de esta comedia cervantina, publicada en 1615 y nunca llevada a escena en el ámbito profesional. El director teatral Ernesto Arias y la dramaturga Brenda Escobedo charlan sobre el proyecto, en plena fase de investigación.

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13 min readFeb 27, 2023

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Existe una paradoja en la figura de Miguel de Cervantes. Considerado “el padre del castellano”, autor canónico en la literatura universal, foco de centenares de investigaciones académicas. Y en el baúl de su obra, todavía queda un tesoro por desenterrar: la comedia La casa de los celos y selvas de Ardenia. Esta se publicó en 1615, en la edición de Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados, pero nunca se ha representado profesionalmente sobre las tablas. Gracias a la Fundación Juan March y su nueva iniciativa “Dramaturgo invitado”, La casa de los celos despertará de un letargo de cuatro siglos.

El “Dramaturgo invitado” es el nombre de una iniciativa de la Fundación Juan March, en la que se convoca a un profesional del ámbito teatral para investigar, adaptar y escenificar una obra poco conocida o nunca representada del repertorio clásico español. Tras un período de investigación del texto, el formato incluye la representación de esta obra en la sede de la Fundación. En este caso, el dramaturgo invitado es el director teatral Ernesto Arias que, junto a Brenda Escobedo y su equipo, se encuentra ahora en esta fase de investigación previa de la comedia cervantina. En julio, la Fundación Juan March acogerá varias funciones de La casa de los celos, en una coproducción con el Festival Veranos de la Villa, con la colaboración del Festival Iberoamericano del Siglo de Oro de la Comunidad de Madrid-Clásicos en Alcalá y la productora EscénaTe.

La casa de los celos y selvas de Ardenia es probablemente la obra cervantina con la “recepción más difícil por parte de la crítica”, según el estudioso Stanislav Zimic. La obra combina dos líneas argumentales que avanzan en paralelo: la caballeresca y la pastoril. La primera trata de la rivalidad de dos caballeros de la corte de Carlomagno que se enamoran de la misma mujer. La segunda es un espejo de esta, pero en tono bucólico: dos pastores tienen un delirio compartido porque aman a la misma pastora. En las representaciones, que contarán con Ernesto Arias como director teatral y con Brenda Escobedo como responsable de la dramaturgia, 10 actores interpretarán 37 personajes.

El director teatral Ernesto Arias, durante esta entrevista.

PREGUNTA. En la presentación del proyecto, hablan de una paradoja sobre la obra de Miguel de Cervantes: es un autor canónico, ampliamente estudiado y admirado en la literatura universal, pero sus comedias no han recibido la misma atención que sus novelas. ¿A qué lo achacan?

ERNESTO ARIAS (EA). No lo sé, porque las comedias de Cervantes son muy interesantes y creo que merecen toda la atención de las gentes del teatro. Es cierto que esa paradoja existe. Es el autor más considerado de la lengua castellana, casi “el padre del castellano”, como solía decir sobre él Federico García Lorca. Probó el teatro y la poesía, pero triunfó en la novela. Su concepción teatral quedó un poco apartada por la presencia de Lope de Vega. Cervantes calificaba a Lope de Vega como “monstruo de naturaleza”.

Cervantes escribía un teatro en contra de la tendencia de su época, que era la comedia nueva de Lope de Vega. La consecuencia de ir contra una tendencia, a veces, es quedarse un poco apartado. Curiosamente, con el paso de los años Cervantes no ha despertado el interés de la gente del teatro. Antes de empezar la investigación con La casa de los celos, hicimos un pequeño estudio sobre la representación de las obras de Cervantes. Es un autor habitual en todos los festivales de teatro clásico, pero su presencia se reduce a los Entremeses y a diversas adaptaciones de El Quijote o de las Novelas ejemplares. Su concepción escénica, que solo se ve en las Comedias, se ha representado muy poco. De la edición de Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados, publicada en vida de Cervantes, solo hay una obra sin representar. Es La casa de los celos.

La dramaturga Brenda Escobedo, en un momento de esta entrevista.

P. El texto se publicó hace 400 años, pero su representación en la Fundación Juan March será la primera en el ámbito profesional. ¿A qué retos se enfrentan?

EA. El teatro de Cervantes sí ha despertado el interés del mundo académico. Eso ocurre mucho con el teatro clásico: es objeto de investigaciones y estudios del ámbito universitario, pero ese interés no se traduce en su puesta en escena.

Una cosa son los motivos por los que no se representó en su época y otra, los motivos por los que no se representa ahora. En cuanto a lo primero, tiene que ver con la innovación y la ruptura que La casa de los celos supuso en su tiempo. La concepción escénica de Cervantes no despertaba el interés del público porque rompía con sus convenciones. Él mismo lo explica en el prólogo de las Ocho comedias. Cuenta que las dejó abandonadas en un cofre, hasta que un librero se las pidió para publicarlas. Dice que, al leerlas de nuevo, no le parecieron malas. Así que, como aquel librero le pagó razonablemente, cogió su dinero “con suavidad” y las publicó para gusto del lector.

“El teatro clásico es objeto de muchas investigaciones, pero a menudo ese interés no se traduce en su puesta en escena“

El verdadero enigma para mí no está en los motivos por los que las Comedias no calaron en su tiempo, sino en por qué no se han recuperado con el paso de los años. Quizá las dificultades tienen más que ver con las características de La casa de los celos. Cervantes se separa mucho de las premisas de la comedia nueva. No tiene un argumento lineal. Son tres líneas temporales distintas que se van superponiendo, algo completamente innovador para la época. Las comedias cervantinas tienen muchos personajes y requieren de artefactos escénicos complicados. Por eso, no es fácil abordar la puesta en escena… Requiere cierta investigación, adaptación y estudio. Es de agradecer esta iniciativa del “Dramaturgo invitado” y la colaboración de las instituciones implicadas, porque de no ser por ellas, quizá esta obra seguiría en el olvido.

P. La casa de los celos tiene tres líneas argumentales que se entrecruzan y 37 personajes. ¿Es esa complejidad la que provocó que las críticas no fueran favorables en su día?

BRENDA ESCOBEDO (BE). La estructura no encaja en las convenciones dramáticas del Siglo de Oro, ni siquiera en las de la comedia de hoy. La casa de los celos tiene tres ámbitos de representación: el cortesano, dentro de la corte francesa de Carlomagno, el pastoril y el mitológico o fantástico. La obra no cuenta linealmente estos tres conflictos, así que termina configurando una especie de palimpsesto donde las tres historias se cruzan.

La obra es muy divertida, pero muy insólita, porque las situaciones se resuelven de forma casi mágica. Los personajes aparecen y desaparecen como si se los hubiera tragado la selva, en un juego fascinante. Cervantes nos plantea una especie de cuadro cubista que quizá es difícil de comprender para el espectador contemporáneo.

“La estructura de ’La casa de los celos’ no encaja en las convenciones dramáticas del Siglo de Oro, ni siquiera en las de la comedia de hoy”

P. ¿Ha sido necesaria la adaptación del texto a los códigos contemporáneos?

BE. En realidad, la obra es sencilla. Su lenguaje no es como el de Calderón, con esas construcciones barrocas que se van desarrollando más y más. La suelo comparar con el Sueño de una noche de verano. Hay alegorías, teatro dentro del teatro… Ernesto y yo intentamos trabajar respetando el texto todo lo que se pueda. No nos gusta hacer metateatro ni modernizar demasiado el texto.

En el caso de La casa de los celos, existen algunos límites materiales, porque diez actores interpretarán a los 37 personajes. Hicimos un estudio para encajar las escenas de tal manera que los actores tengan tiempo de caracterizarse. Quizá, el trabajo de adaptación se ha debido más a estas limitaciones que a la alteración del texto. Ahora, nos encontramos en una fase de trabajo con el elenco. Trabajar con Ernesto es sencillo porque, hasta que no escucha el texto representado en el lenguaje de los actores, no fija ninguna idea. Por eso, este trabajo está siendo realmente teatral.

EA. Hicimos una primera fase de estudio dramatúrgico. Entendimos la obra en su contexto y en su estructura, en comparación con otros textos cervantinos. También intentamos encontrar las posibles claves de su representación para el público de hoy. Representar un clásico como este, casi recién desenterrado, supone algunos retos. En una representación de La vida es sueño, uno puede suponer que el público conoce la obra, quizá hasta la leyó en el colegio. Pero el público no conoce La casa de los celos. Ahí reside la dificultad de dos tiempos; el tiempo histórico en el que nació la obra y el tiempo de hoy en día.

Esa diferencia de tiempos, valores, temas y vigencias es lo que dificulta la representación. En esta obra, los referentes culturales son muy importantes. Los personajes a los que recurre Cervantes vienen del Orlando enamorado de Boiardo y el Orlando furioso de Ariosto, fundamentalmente. El público del siglo XVI tenía estas referencias literarias en la cabeza, y Cervantes escribe una ficción sobre estas ficciones. Estaban en el imaginario común de aquella época, pero no en el de la nuestra. Ahí ya hay una dificultad de adaptación.

Equipo artístico de “La casa de los celos”.

P. ¿Cómo han suplido esas referencias externas?

BE. La obra está basada en la épica francesa de Roldán. Es una canción de gesta, La Chanson de Roland, que trata sobre la muerte de un caballero en la Batalla de Roncesvalles. Era una de las principales fuentes de la literatura medieval. En el Renacimiento, los italianos tomaron al protagonista y confeccionaron sus propias épicas, llamándolo Orlando. De ahí el Orlando furioso o el Orlando enamorado. Después, la épica española también tomó a este personaje y lo llamó Roldán. Cada nación creó sus propios libros de caballerías, basándose en un mismo personaje que no tenía un solo propietario. Roldán, Orlando, Roland… Pertenecían a cualquiera que quisiera escribir sobre él.

Las traducciones eran libres en cada país. Se llevaban de la poesía a la prosa o se omitían algunas glosas sobre las casas nobles de diferentes naciones. Al haber estado en Italia, suponemos que Cervantes leyó el original del Orlando enamorado de Boiardo y su transcripción española. En El Quijote, deja entrever que el original italiano le parece más valioso. Es una de las referencias que toma para La casa de los celos, escrita antes que El Quijote. En esta comedia, ya se pueden ver todas las referencias a las novelas de caballerías, la ironía, el juego con el género literario… Estas son gran parte de las innovaciones que introdujo en El Quijote.

P. En el siglo XVI, no era tan habitual que un ciudadano español hubiera leído las transcripciones italianas, como lo hizo Cervantes.

BE. Era un hombre muy cosmopolita para su época. De alguna manera, Cervantes se diferenció de Lope de Vega a través de su ironía. Algunos estudiosos sostienen que Lope de Vega hizo de su teatro un instrumento de propaganda para fijar los grandes ideales de la España del momento: el honor, la honra, el poder… Cervantes no se mete ahí. De hecho, busca jugar con todos los esquemas morales y épicos de su tiempo para burlarse de ellos. Los grandes héroes de la guerra, que deberían ser los personajes más valientes y cuerdos, aparecen locos por amor en La casa de los celos. Esa es la visión de Cervantes, que nunca aparecería en una verdadera obra caballeresca. Todo lo desmitifica y lo mira a través de un nuevo prisma. Eso es lo verdaderamente fascinante de su visión del arte y de la cultura.

Bernardo del Carpio es un personaje de la épica española. Lope de Vega también escribió sobre él. Pero Cervantes lo coloca en una crisis de identidad, perdido, buscando aventuras en otra tierra. Para mí, esta obra podría entenderse como una gran adaptación de El Quijote. Todas estas sutilezas, que juegan con las convenciones y los personajes literarios de la época, son desconocidas para el público de hoy. Ahí reside una de las dificultades de la adaptación.

P. ¿La casa de los celos podría entenderse como un germen de El Quijote?

BE. Creo que es la poética de Cervantes. Su humor reside en burlarse de todo, mirarlo con ironía, y desarrollarlo literariamente en la novela. En todas las obras existe este matiz burlesco, siempre está desmitificando los papeles del alma humana y de su época. En su mirada irónica también me parece que hay una gran denuncia social. Pero no a través de la amargura, sino del humor.

Reparto de “La casa de los celos”.

P. ¿Cómo se materializa en la escena una obra nunca representada?

EA. El texto de La casa de los celos se parece mucho a un guion de cine. Creemos que esta obra solo puede ser entendida completamente a través del juego escénico. En la escritura, se nota que el autor no estaba concibiendo la obra en términos literarios, sino teatrales. Por ejemplo, en una de las acotaciones escribe algo así como: “En esta escena, los personajes irán vestidos como diré”. Y ahí termina. Cervantes pensaba en aclarar ciertos aspectos en el momento de la representación.

P. Parece que trabajan con algunas incógnitas, entonces…

EA. Es un puzle que tenemos que resolver para trasladar la esencia del texto al público de hoy. Y, sobre todo, que le resulte interesante. A veces, parece que el autor no da toda la información sobre la obra. Suponemos que estaba en su cabeza y que, en el momento de la representación, todas esas dudas se aclararían. Además, los artefactos escénicos son importantes. Cervantes menciona la tramoya, las luces, el fuego que sale de debajo del escenario… Estas también son incógnitas, porque el teatro de comedias no estaba preparado para acoger este tipo de artefactos.

Lo único que queda claro de todo esto es que Cervantes era un innovador. Nuestro deseo es adaptar su propuesta al público de hoy sin traicionar la obra, porque consideramos que una primera representación no debe alterar demasiado el texto original. Encontrar ese equilibrio es una responsabilidad.

P. Citan al estudioso Stanislav Zimic, que asegura que La casa de los celos fue la comedia cervantina con la “recepción más difícil por parte de la crítica”.

BE. Tengo dos ideas… La recepción oficial fue complicada por la ruptura de Cervantes con la comedia nueva de Lope, pero también por su ruptura con los códigos morales y de conducta. Escénicamente, tampoco se puede inscribir dentro de casi ningún esquema. Ernesto opina que eso es lo más complicado de la obra… Si se quiere representar de manera historicista, en un corral, es difícil llevar a escena todos los artilugios que Cervantes propone. Es una obra visionaria, quizá no ha habido suficiente tiempo de investigación.

Esto suele ocurrir. El académico de literatura dramática analiza muy bien los textos, pero no hace teatro. El que sí hace teatro tiene que ver la obra en movimiento, pensar en los actores… Si el texto no tiene un interés evidente, no es fácil meterse en una producción como esta. No suele haber tiempo para la investigación y la reflexión antes de la puesta en escena.

Hay quien ha leído La casa de los celos y se la ha imaginado más en cine, con todos los recursos que supone la pantalla. Como si un Almodóvar pudiera adaptarla a ese formato. Pero eso es lo interesante de esta obra: desnuda hasta el extremo todos los aparatos teatrales, los juegos, y los hace evidentes para que veamos que las ilusiones son parte de la maquinaria.

“De no ser por este proyecto, la obra continuaría en el olvido”

P. ¿El caso de La casa de los celos es una anomalía o todavía quedan muchas obras del Siglo de Oro a la espera de su redescubrimiento?

EA. Existe muchísimo trabajo pendiente. Una de las cosas que defiendo siempre que puedo es la labor casi arqueológica que hay que hacer. El escarbar y desenterrar tesoros escondidos. Nosotros tuvimos una experiencia con El animal de Hungría de Lope de Vega. Esta podría ser una de las principales obras del autor, junto con Fuenteovejuna y El perro del hortelano, pero nunca se había representado. Dentro de la escenificación de los clásicos, hay unos “grandes éxitos” que se llevan a escena una y otra vez. Pero, si algo tiene el patrimonio teatral del Siglo de Oro, es que es inmenso. Me atrevo a decir que es más inmenso que el de la tradición inglesa, incluso… Shakespeare escribió 36 obras. No se sabe cuántas escribió Lope de Vega. Algunos hablan de 1.000, otros dicen que 800… Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Cervantes, incluso aquellos autores que llaman “de segunda fila”… El Siglo de Oro es tan inmenso, que todavía existen muchos tesoros escondidos. Es necesario estudiarlos académicamente, pero también revivirlos en el escenario.

P. ¿Por qué debería asistir uno a la representación de La casa de los celos?

BE. Es una comedia muy divertida y distinta a las comedias del Siglo de Oro que suelen representarse. Estamos ante un momento histórico. En la historia del teatro, ya lo hemos montado todo. Angélica Liddell y sus montajes sin argumento, Bertolt Brecht, el surrealismo, el teatro clásico… Por eso, me interesa la recepción de esta obra hoy, 400 años después de su creación. Creo que somos un espectador moderno. Estamos tan acostumbrados a los juegos escénicos, que se nos permitirá un montaje lúdico y nuevo.

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