“La música siempre ha formado parte de la sociedad”

La musicóloga Tess Knighton habla del papel de la música en la época de los Reyes Católicos, una investigación que ha dado sus frutos en el ciclo que programa la Fundación Juan March.

Fundación Juan March
Doble Clic en la March
14 min readMar 21, 2019

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El coro Schola Antiqua entra al primer concierto de La música de los Reyes Católicos. Fotografía: Dolores Iglesias/Archivo Fundación Juan March

Por Camila Fernández

El ciclo La música de los Reyes Católicos. Tres momentos históricos rememora, a la luz de la documentación histórica y de las últimas investigaciones musicológicas, algunos de los momentos musicales más destacados del entorno de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. El concierto del 13 de marzo evoca las honras fúnebres por su hijo, el príncipe don Juan, que en 1497 puso en riesgo la unión dinástica de las dos coronas. El 20 de marzo el ciclo se detiene en el poema Juego trobado de Jerónimo de Pinar, que describe un juego cortesano en el que pudieron participar la reina Isabel, sus hijos y las 40 damas de la corte en Laredo en 1496, antes de que la infanta Juana partiera al encuentro de Felipe el Hermoso. El 27 de marzo se recrea la llegada a Burgos de Juana y Felipe en enero de 1502 y las ceremonias que acompañaron en Toledo su jura como herederos.

Antes del primer concierto, hablamos con Tess Knighton, comisaria invitada y autora de las notas al programa, en la Biblioteca de la Fundación Juan March. Knighton es investigadora senior de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats afiliada al CSIC, emeritus fellow del Clare College y autora de una colección de ensayos sobre música en tiempos de los Reyes Católicos, así como de una biografía y análisis de las obras de Juan de Anchieta, con Kenneth Kreitner. También ha dirigido un proyecto sobre música urbana europea en la época moderna con financiación de la Fundación Marie Curie.

¿Qué le ha parecido el comienzo del ensayo que acaba de ver?

Me ha impresionado mucho. El actor es fabuloso, muy dramático. Lees estos textos para ti y no imaginas el impacto que van a tener dramáticamente.

¿Ha visto la serie de Isabel?

La verdad es que hasta ahora no quería verla. Ví el primer episodio en 2012 y no me gustó nada. Lo dejé totalmente. Pero me dijeron que debería verla, y estoy muy contenta de haberlo hecho, porque me pareció interesante. Hay cosas bastante anacrónicas, y la música es terrible. Cuando intentan introducir música antigua es un pastiche, y los músicos no son muy buenos tampoco, afinaban mal… un poco desastre.

¿Históricamente es fiable?

Un aspecto importante del reinado de los Reyes Católicos es que viajaban casi todo el tiempo. Esto implica un gasto enorme, casi todo estaba basado en Segovia, con alguna escena en Granada, y no da la impresión de una corte itineraria peripatética. Yo creo que esto fue un fallo, no se cómo lo habrían podido hacer, pero así parecía que vivían en el Alcázar de Segovia casi todo el tiempo, y cuando el rey Fernando venía de Aragón, venía con un pequeño grupo de caballeros limpios, con el pelo perfecto… [bromea] y creo que estos viajes eran muy duros y agotadores. Es un poco Hollywood, pero al final me gustó bastante [se ríe].

¿Cuál fue el momento en el que decide: “quiero ser musicóloga”?

Había estudiado idiomas en la escuela y entré en la Universidad de Cambridge para estudiar francés y español, pero siempre me había gustado la música, tocaba el piano y la flauta travesera. Cuando llegué vi la posibilidad de cambiar al curso de música y como parte de este curso hicimos una asignatura sobre la música de Dufay y Josquin Desprez, de finales del siglo XV a principios del XVI que me interesó mucho. Al mismo tiempo estábamos cantando en el coro de la capilla de mi colegio música de Tomás Luis de Victoria, Guerrero, Josquin y los compositores neerlandeses, y me encantó la música.

Como estaba muy interesada en la cultura española del Siglo de Oro, un día pregunté a mi supervisor si podría estudiar lo que pasaba en España en aquella época. Conocí el estudio clásico de Robert Stevenson (1960) y me di cuenta de lo interesante que era la actividad musical en las coronas de Castilla y Aragón. Escribí un ensayo sobre el tema, pero no pensando en hacerme musicóloga. Eso llegó como una revelación dos días antes de solicitar la plaza y la beca. Fue un lío, pero al final conseguí la beca e hice la tesis doctoral sobre la música en la época de Fernando e Isabel.

¿Cómo ve el futuro de la musicología?

En los últimos años se ha desarrollado muchísimo la musicología, sobre todo en España. En este sentido la visión es muy positiva, porque hay gente joven muy buena y con mucha capacidad.

Para el futuro hay dos cosas: ver la música como parte intrínseca de la cultura en general, y no solo contextualizarla, sino hacerlo a nivel interdisciplinar. Esto es crucial, porque la música siempre ha formado parte de la sociedad, y en el siglo XV y XVI también. Para entender cómo era la sociedad, cómo era la vida cotidiana, sobre todo en los centros urbanos, más grandes y con muchas ceremonias que involucraron música, tenemos que imaginar cómo funcionaba la música, cómo era una señal de identidad entre la ciudadanía. Y no somos capaces, porque no estamos formados, de estudiar la historia desde el punto de vista de la arquitectura, la acústica, las implicaciones políticas, o religiosas. Es muy importante que formemos equipos de investigadores de todo tipo de historia para intentar desarrollar, tal vez a través de proyectos de investigación, una visión más global, más holística.

Además, hasta ahora hemos estudiado mucho las cortes o las grandes catedrales. Esto es fantástico, porque necesitamos los datos, pero ya es hora de interpretarlos, de adoptar una aproximación hermenéutica hacia la música en su contexto social.

¿Tiene algunas teorías sobre cómo se usaba la música en su contexto?

Estoy intentando estudiar la vida cotidiana en la ciudad de Barcelona desde el reinado de los Reyes Católicos hasta principios del siglo XVII con una metodología que no se ha desarrollado mucho hasta ahora, a base de los documentos notariales. En vez de estudiar desde la élite de la sociedad hacia abajo, empiezo con los ciudadanos y trato de verlo desde su perspectiva.

Casi cada ciudadano utilizaba los servicios de un notario en los ritos importantes de su vida: bautizos, bodas, entierros... A través de testamentos, inventarios post mortem, o contratos de músicos con otras personas o instituciones llegamos a entender la experiencia musical del ciudadano y ciudadana ordinarios. Esto nos da una perspectiva un poco un poco distinta.

Es mucho trabajo, tienes que pasar horas, y horas, y horas en el archivo buscando la aguja en el pajar, pero las fuentes son muy ricas. También estoy estudiando un par de iglesias: una iglesia colegiata de Barcelona, Santa Ana, y una de las iglesias parroquiales más importantes de la ciudad.

Tess Knighton. Fotografía: Dolores Iglesias/Archivo Fundación Juan March

¿Cuáles son sus áreas de estudio?

Empecé con el estudio de la corte, en particular de Fernando de Aragón, en 1979. Esto implicó meses en el archivo de Simancas y en otros archivos, para poder reconstruir cuáles eran sus recursos musicales y estudiar las pocas fuentes musicales que se han conservado.

Tuve que viajar por toda España para ir a los archivos. Tenía 20 años, y viajar sola en tren en aquel momento no era nada fácil. Había muy pocas mujeres especializadas en estos temas, entre ellas Mari Carmen Gómez, de Barcelona, una de las primeras musicólogas especializada en música medieval. A veces llegaba a los archivos catedralicios y no querían dejarme entrar porque era mujer. Afortunadamente, estas cosas han cambiado totalmente –casi totalmente, [se corrige suavemente]–. Vivimos en una época más fácil en este sentido.

Lo que me interesaba era cómo se relacionaba la música con las ceremonias cortesanas, reales o de la iglesia. Cada vez más me he interesado por la idea de la historia urbana y el papel de la música en aquel contexto. Se puede decir que tengo dos hilos de investigación principales: la cultura cortesana y la historia musical urbana.

Gracias a la financiación de la Fundación Marie Curie ha podido profundizar en la música urbana europea en la época moderna. ¿Sonaban muy distintas las ciudades de la época?

Sí [se ríe]. Con la revolución industrial el paisaje sonoro de las ciudades ha cambiado completamente y no es nada fácil reconstruir este mundo sonoro del pasado. Sabemos de la importancia de las campanas, que comunicaban mensajes de todo tipo que las comunidades de una ciudad reconocían y cuya combinación era bastante distinta en cada ciudad. Luego tenemos otros ruidos comunes a todas las ciudades, como las cridas –los gritos en la calle de los pregoneros, de los vendedores o de las subastas, que anunciaban cada lote con un toque de trompeta–.

Y no olvidemos los sonidos que no son propiamente musicales: los ruidos de los animales. Hoy en día en Barcelona no se oye mugir una vaca, pero en mi infancia, sí. Mi padre era granjero y yo nací en un pueblo de Essex, cerca de Colchester. Cada sábado escuchaba el ruido de las bestias en el mercado, en el centro de la ciudad.

Además de escuchar las campanas doblando, en aquella época se escuchaban en la calle diariamente ciertas melodías de canto llano. Cada vez que alguien moría se desplazaba la iglesia al espacio doméstico, oraban, encendían cirios y cantaban letanías y textos litúrgicos adecuados para ese momento grave. Así que había un repertorio musical cotidiano que formaba parte intrínseca de la vida de los ciudadanos.

Ha sido comisaria invitada de este ciclo, además de escribir las notas al programa. ¿Cómo ha sido el proceso?

Hace unos tres años, el director del departamento de música de la Fundación Juan March, Miguel Ángel Marín, me dijo que quería organizar unos conciertos de música de la época de los Reyes Católicos.

Pero en una sala más bien moderna como la de la fundación no se acostumbra a escuchar este tipo de música, que se suele escuchar en iglesias y otros espacios más adecuados. El reto era, por un lado, interpretar este repertorio de una manera atractiva para un público moderno y, por otro, vincular estas obras, muchas veces muy cortas, de una manera convincente. Teníamos la posibilidad de añadir algunos elementos escenográficos y podíamos experimentar con el formato de concierto de música clásica moderno.

Tuvimos la idea de contar tres momentos históricos importantes en el reinado de los Reyes Católicos y utilizar esta visión más global de la música urbana como contexto. Finalmente llegamos a una mezcla de escenificación, luces, espacios, un actor y una experiencia musical un poco más continua.

¿Tuvo la música un papel esencial en el prestigio y la política de los Reyes Católicos?

La música tenía este papel en todas las cortes europeas, así que su papel no es excepcional. Lo que sí es un poco distinto es que cuando se casaron Fernando e Isabel guardaron sus propias casas y sus propias capillas. Esto implica, aunque estaban juntos la mayoría del tiempo, una expansión enorme de los recursos musicales.

Muchas cosas se establecieron en esta época para comunicar la magnificencia de los Reyes: tener un lema, (“Tanto monta monta tanto”), utilizar los emblemas como símbolos de la monarquía, y la música formaba parte de todo esto, porque representaba a los reyes en sonido. Si la gente escuchaba polifonía, una música más compleja que necesitaba a músicos profesionales, cantando textos litúrgicos que antes no se cantaban así, lo asociaban con esa magnificencia real.

¿Qué tres momentos históricos ha elegido?

El primero tiene que ver con la muerte príncipe Juan, el heredero de las coronas de Aragón y Castilla. El segundo concierto trata sobre el Juego trobado que se celebró probablemente en 1496 en el puerto de Laredo, antes de que la princesa Juana se fuera a Flandes a casarse con Felipe, duque de Borgoña. El tercero tiene que ver con otro momento clave, tanto político como a mi parecer cultural: la visita de Felipe y Juana en 1502 para jurar como herederos al trono, tras la muerte no solamente del príncipe Juan, sino de la princesa Isabel y su hijo Miguel.

El primer concierto, Triste España sin ventura: la muerte del príncipe don Juan (Salamanca,1497), evoca las ceremonias que se celebraron en Salamanca en torno a las exequias del príncipe don Juan. ¿En qué consiste el programa?

Hemos intentado imaginar el contexto más amplio de los eventos que hemos escogido. Por primera vez estamos hablando de España, pero con la muerte del príncipe don Juan, la idea de reunir los reinos de Aragón y Castilla sufría un golpe bastante duro.

Para este programa habíamos pensado desde el principio en Juan Carlos Asensio y su grupo Schola Antiqua, para el canto llano, y en el Coro Victoria, para cantar la polifonía. En estos conciertos muchas veces solo se escucha la polifonía, porque es la parte más artística y compleja, pero se olvida que ésta solo formaba una pequeña parte de la ceremonia litúrgica. De ahí que la mezcla de canto llano y polifonía sea muy importante.

La Misa de réquiem de Escobar se basa en su canto llano correspondiente, y si viviéramos en aquel momento, reconoceríamos sus melodías. Esta misa, una de las primeras misas polifónicas en toda Europa, fue probablemente escrita para la muerte del príncipe Juan, porque fue una muerte sin precedentes. Además es muy probable que, dada la solemnidad de esta ocasión, se cantara en polifonía.

¿Ves algún paralelismo entre el momento de la muerte del príncipe don Juan, que amenazó la unión de España, y el actual?

Las circunstancias políticas son bastante distintas. Pero hace poco organicé una serie de conferencias sobre entradas reales en el Museo de la Historia de Barcelona y no podía imaginar cuán actual era el tema, porque poco antes el rey Felipe había ido a Cataluña y, no se si era en Tarragona o en Girona, no querían que entrara en la ciudad.

Estos problemas políticos sí que pasaban exactamente igual en el siglo XV como hoy. La relación entre la monarquía y las distintas regiones, sobre todo Cataluña como principado, tenía sus propias leyes y costumbres, y el rey tenía que ir allí para jurar que las respetaría. Así que a veces sí que hay resonancias entre lo que ocurría hace 500 años y ahora [sonríe reflexiva].

Respecto al segundo concierto, Juegos de amor cortesano (Laredo, 1496) ¿Cuál era el contexto personal de la familia real en el momento en el que decide sentarse a jugar?

Esto es muy interesante. Los cinco hijos de los Reyes Católicos eran bastante jóvenes: el príncipe Juan tenía 18 años y su hermana mayor pocos años más. Gracias a algunos consejeros muy sabios, los reyes habían organizado un centro de educación en la corte. Llamaron a humanistas españoles e italianos para que dieran clases al príncipe y a los jóvenes nobles. Fue una acción muy política, porque así centraban en la corte a los miembros de las familias nobles con quien habían luchado una década antes.

En el momento histórico en el que se centra el concierto, la corte esperaba en Laredo los vientos favorables para que la flota se llevará a Juana y a su séquito. Había 40 damas, a las que corresponden las 40 estrofas del poema, y seis más, que se identificaban con la reina y sus cinco hijos. Probablemente el mismo poeta leía o hacía circular de forma escrita las distintas estrofas en forma de naipes. Cada dama tenía que escoger un naipe y ver la estrofa allí escrita, que citaba una canción, un refrán, un árbol o planta y un pájaro, y con estos cuatro pistas tenía que adivinar a quién se refería el naipe.

El juego podía durar horas, incluso días, y en él participaban vivamente los miembros de la corte. Pero no sólo era una manera de pasar el tiempo, también era una negociación social entre los muchos miembros jóvenes de la corte que aún estaban por casarse. Era un juego de amor dentro de ese contexto cortesano, una manera de expresarse emocionalmente en juegos y versos en los que no solamente negociaban vincular a las distintas familias nobles, sino también era un escape de posibles tensiones emocionales o sexuales entre este grupo tan cerrado.

¿Puede poner algún ejemplo?

Por ejemplo esta canción, Nunca fue pena mayor, de Juan de Urrede, es una cita de un texto bíblico. Detrás de estas poesías, que parecen tan convencionales, había otros niveles de significación, de doble sentido. En este caso, Mayor era un nombre de mujer bastante común en aquella época. Inmediatamente tenemos una pista para llegar a identificar a la dama en cuestión.

Además, muchas de estas canciones eran los hits de entonces y se habían escrito décadas antes, en otros momentos históricos y para damas distintas. Podría ser que la dama que servía a Isabel fuera de la misma familia que aquella para la que había sido compuesta. También he mencionado árboles, plantas o pájaros. Muchas veces estos elementos formaban parte de las armas de la familia, tenían que ver con los palacios y sus alrededores o con anécdotas relacionadas con su familia. Gracias a la investigación de Roger Boase y de otros hispanistas, hemos llegado a reconocer estas familias y sus señales identitarias.

¿En qué consiste el programa del tercer concierto, De Flandes a Castilla (Burgos y Toledo, 1502)?

En 1502 viene a España la famosa capilla borgoñona de Felipe el Hermoso, con Alejandro Agrícola –uno de los mejores cantores de toda Europa–, Pierre de la Rue y probablemente el mismísimo Josquin Desprez. Conocemos el impacto que esta capilla tuvo mientras viajaba desde el País Vasco a Toledo, donde se celebró el juramento. Sus cantores, trompetas y músicos impresionaron muchísimo a los nobles de Vitoria, Burgos, Valladolid y Toledo. Fue un momento clave, porque se escuchó en España el repertorio internacional de los compositores franco-neerlandeses. Además, tenemos descripciones de algunas de las ceremonias, y de cómo celebraron la misa en la Catedral de Toledo, en la que las tres capillas, la borgoñona, la aragonesa y la castellana, participaron juntas.

En este programa tomamos como eje la misa L’homme armé de Francisco de Peñalosa, una melodía muy conocida por toda Europa que se asociaba con la Orden del Toisón de Oro, una sociedad honorífica que rodeaba al duque de Borgoña y de la que también formaría parte Fernando el Católico. No sabemos si la misa de Peñalosa fue compuesta para esta ocasión, pero es probable. El programa incluye dos obras inspiradas en esta melodía: la misa de Peñalosa y la de Anchieta, que la cita en su “Agnus Dei”.

Imagino que al venir, la música que traían con ellos impactaría en España…

Seguro. La desgracia es que las huellas se han perdido. Entre algunos musicólogos dicen que el impacto no era tanto, porque no tenemos evidencia. Pero sabemos que una cantidad bastante grande de manuscritos musicales se ha perdido y solo podemos especular sobre qué obras se transmitieron en aquel momento.

Hay evidencia en un manuscrito de la biblioteca de Barcelona de obras de Josquin, Obrecht, etc. Y también en algunos fragmentos y otros manuscritos. El problema es que la investigación más reciente ha insistido en que estas obras no fueron recopiladas para la corte. Esto es importante reconocerlo, pero, a la vez, gracias a esta visita estas obras empezaron a circular mucho más en España. Cuando Juana y Felipe volvieron en 1506, después de la muerte de Isabel, y Juana fue la heredera de la corona de Castilla, volvió la campaña borgoñona y estuvo en España casi dos años. Creo que tenemos que tomar esto en cuenta.

Otra fuente que vamos a utilizar en este programa es una colección de intabulaciones para tecla. Aunque esta antología no se imprimió hasta 1540, su repertorio se difundió por los reinos de la península ibérica, incluyendo Portugal, gracias a la circulación de músicos. Por ejemplo, la familia Bayena, una familia de instrumentistas de cuerda que fueron a Portugal a principios del siglo XVI para servir a María, hija de los Reyes Católicos, tocaba este conjunto de obras. Hay otras pistas que seguir, pero creo que este repertorio internacional se difundió mucho más de lo que se cree.

¿Cómo crees que serán recibidos los conciertos?
Espero que bien, que por lo menos el público encuentre novedoso lo que hemos intentado hacer. Es posible que a algunos no les guste que no tenga el formato clásico de concierto. Pero lo que sí sé es que todo el equipo de la Fundación Juan March y los músicos han trabajado tanto que me sorprendería si no tuvieran éxito. Ya veremos.

El ciclo La música de los Reyes Católicos se celebra en la Fundación Juan March el 13, 20 y 27 de marzo de 2019. La entrada a los conciertos es libre hasta completar aforo. Los conciertos se pueden seguir en directo en este enlace.

Para saber más

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