Carlos Fernández de Cossío: ¿Quién se beneficia?

El director de Estados Unidos de la Cancillería cubana desmonta las premisas de los supuestos incidentes de salud con diplomáticos estadounidenses en La Habana.

Dominio Cuba
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7 min readSep 5, 2018

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Carlos Fernández de Cossío, Director General de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.

Por Sergio Alejandro Gómez, Dominio Cuba

Hay muchas interrogantes alrededor de los supuestos incidentes de salud con diplomáticos estadounidenses en Cuba, una historia que se mantiene en el espacio público, pero sobre la que no existe una sola evidencia concreta.

¿Realmente ocurrió algo? ¿Quién podría estar detrás? ¿Qué tipo de tecnología podría estar involucrada?, son algunas de las preguntas que se hacen los expertos. Pero quizás la más importante de todas es la que menos está presente: ¿quién se beneficia con la confrontación?

“Evidentemente no es el pueblo de Cuba” el que sale ganando, sostiene el director General de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío. “Muy claramente no es el gobierno de Cuba y uno debe suponer que tampoco obtiene nada el pueblo de los Estados Unidos”.

Los únicos favorecidos con la confrontación son “aquellos que durante años viven y se benefician, incluso económicamente, de una situación de hostilidad entre Cuba y los Estados Unidos”.

Los únicos favorecidos con la confrontación, añade Fernández de Cossío, son “aquellos que durante años han traficado con la mentira y con las falsedades, porque viven y se benefician, incluso económicamente, de una situación de hostilidad entre Cuba y los Estados Unidos”.

El senador por la Florida Marco Rubio es uno de los rostros más visibles de los legisladores cubanoamericanos de línea dura que han hecho carrera a partir de su oposición a cualquier acercamiento entre Washington y La Habana.

Rubio fue la mente maestra detrás del cambio de política anunciado por el presidente, Donald Trump, el 16 de junio en la ciudad de Miami, que fortaleció la aplicación del bloqueo contra Cuba.

El senador de origen cubano intenta por todos los medios utilizar la excusa de los supuestos incidentes con la salud del personal diplomático estadounidense en La Habana para exigir el cierre de las Embajadas y retrotraer los vínculos a la etapa previa al 17 de diciembre del 2014.

“Estos personajes no representan los sentimientos de la mayoría del pueblo de los Estados Unidos”, señala el diplomático cubano.

Medidas que afectan a ambos pueblos

“La manera en que el gobierno de los Estados Unidos se ha comportado con estos hechos ha servido de pretexto para tomar un grupo de medidas que afectan las relaciones” entre ambos países, refiere Fernández de Cossío.

Bajo el argumento de supuestos riesgos de seguridad, el Departamento de Estado redujo drásticamente el número de diplomáticos destinados en Cuba y declaró a La Habana como un puesto no acompañado, lo que implica que los funcionarios deben permanecer en el país sin sus familiares y el periodo de estadía se reduce a un año.

Al mismo tiempo, Estados Unidos exigió la salida de 17 diplomáticos de la Embajada cubana en Washington, lo que impactó considerablemente la capacidad de funcionamiento de la misión.

“Como resultado de la reducción del personal de su embajada en La Habana se han afectado en particular los servicios consulares de los que dependen muchos cubanos”, señala Fernández de Cossío.

“Hay fuertes vínculos familiares entre los dos países a lo largo del Estrecho de la Florida, y eso requiere de trámites consulares, de visas para las personas poder ir a los Estados Unidos a visitar a sus parientes”, añade.

En las condiciones actuales, los cubanos que deseen obtener un visado de turista tienen que viajar a un tercer país y hacer su solicitud en cualquier consulado estadounidense que no sea el de La Habana.

Entretanto, los trámites para las solicitudes de migrantes se llevan a cabo en Guyana, lo cual encarece y complejiza el proceso para la emisión de las no menos de 20 mil visas recogidas en los acuerdos migratorios entre ambos países.

El diplomático cubano señala también el impacto negativo en otras áreas de cooperación que se fueron desarrollando a partir de los anuncios del 17 de diciembre del 2014 y el restablecimiento de las relaciones, en julio del 2015.

Las medidas unilaterales del Departamento de Estado, afirma, dañan los “avances importantes que hemos tenido durante los últimos años en la esfera de la investigación científica, temas medioambientales, estudios sísmicos, protección de los mares y las aguas que compartimos, entre otros”.

Al mismo tiempo, refiere, hace “más difícil” intercambios en áreas que son cruciales, por ejemplo, de aplicación y cumplimiento de la ley, el combate al crimen organizado regional e incluso los intercambios culturales.

“Sólo el costo adicional que implica mantener estos intercambios conduce a obstáculos adicionales en una relación que ya de por sí ha sido difícil durante muchos años”, asegura.

Manipulación política

“La manera en que el gobierno de los Estados Unidos ha tratado este asunto de las supuestas afectaciones o daños de salud de sus diplomáticos es preocupante”, señala Fernández de Cossío. “Lo han abordado desde el principio con una alta dosis de manipulación política”.

Critica especialmente que el Departamento de Estado lance acusaciones contra Cuba con el uso de la palabra “ataques” para hablar de los hechos, sin evidencia alguna que lo sustente y con falta de credibilidad.

“Lo cierto es que hasta este instante el gobierno de los Estados Unidos no ha sido capaz de mostrar ninguna evidencia objetiva de que algo ocurrió en Cuba.”

“Comenzaron con una versión de los hechos que indicaba que había supuestos ataques sónicos o acústicos contra un grupo de los diplomáticos en La Habana”, recuerda.

“Cuando la comunidad científica descartó estos hechos, dado que era física y tecnológicamente imposible, decidieron entonces cambiar la historia hacia la posibilidad de que se hubiera producido algún tipo de ataque viral”.

También esta versión fue desmentida rápidamente por los científicos, precisa. “Más recientemente han estado hablando de un tipo de daño cerebral similar al de una conmoción, pero sin que se haya producido un daño físico como tal”.

Un artículo publicado en febrero de este año en la Revista de la Asociación Americana de Medicina (JAMA, por sus siglas en inglés), es el principal exponente de esta hipótesis.

Sin embargo, el artículo firmado por investigadores de la Universidad de Pensilvania recibió duras críticas.

Los expertos han cuestionado seriamente la “explicación” que ofrece el artículo, señala Fernández de Cossío, pero sobre todo el “método científico” con el que fue elaborado.

“Lo cierto es que hasta este instante el gobierno de los Estados Unidos no ha sido capaz de mostrar ninguna evidencia objetiva de que algo ocurrió en Cuba; no ha sido capaz de formular ninguna hipótesis apegada a la ciencia que permita apuntar que Cuba es responsable de los síntomas que ellos dicen han sufrido sus diplomáticos”, concluye.

Falta de cooperación

Por orientación de las más altas instancias del Gobierno cubano, se inició una investigación propia de los hechos alegados en cuanto fueron notificados por primera vez el 17 de febrero del 2017.

Sin embargo, “a lo largo de todo el proceso el comportamiento del Departamento de Estado se ha caracterizado por la nula disposición a ofrecer información, con una total falta de transparencia”, critica el diplomático cubano.

“Uno tiene razón para preguntarse: ¿Qué esconde el Departamento de Estado? ¿Qué información teme que sea divulgada?”

“Desde el comienzo el Gobierno de Cuba indicó que para tratar de encontrar respuestas y explicaciones a lo que ellos describían era necesario cooperar bilateralmente, trabajar conjuntamente y de buena fe”, señala.

Incluso el gobierno cubano estableció un grupo de expertos integrales, de varias disciplinas, altamente calificados, para ayudar en la búsqueda de una respuesta.

Los expertos de la Isla solicitaron poder hablar directamente con los diplomáticos supuestamente afectados, pero el Departamento de Estado se negó, afirma Fernández de Cossío.

Luego pidieron conversar con los médicos estadounidenses que los trataron y tampoco fue posible, añade.

“Se pidió entonces tener acceso a la información clínica, a la historia médica de estos diplomáticos, a conocer cuál ha sido la trayectoria de salud de ellos a lo largo de su vida, cuál es su condición natural de salud”, refiere, pero tampoco se facilitó.

Fernández de Cossío recuerda que estos son procedimientos típicos en cualquier investigación en el mundo. “Por tanto, uno tiene razón para preguntarse: ¿Qué esconde el Departamento de Estado? ¿Qué información teme que sea divulgada?”

EEUU sabe que Cuba es un país seguro

El diplomático denuncia también que esta serie de incidentes y manipulaciones políticas, a pesar de carecer de evidencias, se utilizan como pretexto para empañar la imagen de Cuba como destino seguro para los visitantes.

Estados Unidos ha continuado tratando de arrojar responsabilidades a Cuba, añade, cuando el gobierno de ese país conoce, “tal vez mejor que el de otros países”, que nuestro Gobierno vela por la seguridad de los diplomáticos estadounidenses o de cualquier otra nación del mundo; del mismo modo que vela por el bienestar de sus ciudadanos y de los millones de visitantes que recibe cada año.

Washington “conoce perfectamente bien que Cuba cumple con estricto rigor sus obligaciones conforme a la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, y que no habría razón alguna para estar tratando de empañar la imagen del país”, señala Fernández de Cossío.

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