Al cobijo de la falla

La falla de Bandiagara da hogar a la minoría Dogón.

David Fuentes
Donde nació todo

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La falla de Bandiagara, con sus más de 200 metros de desnivel se extiende a lo largo de 150 kilómetros por el extremo sur de Mali hace de hogar a un peculiar colectivo de alrededor de medio millón de habitantes cuya etnia da nombre a esta zona: El país Dogón.

Se trata de una minoría formada a partir de la migración de diversos pueblos subsaharianos que escapaban de la Islamización llevada a cabo en la zona alrededor del siglo XV para mantener sus costumbres y ritos animistas, aunque hoy en día, algunas formas del Islam y del Cristianismo conviven con sus antiguas prácticas.

Dogon county ritual dance, by Gina Gleeson

Los dogones tienen una población de unos 400.000 individuos muy diseminados en pequeñas localidades, con la excepción de Kani Kombolé, la única ciudad de tamaño razonable de toda la zona, que no alcanza los 70.000 habitantes, y en la que destaca su mezquita de adobe, al estilo de las de Djenné o Tombouctou, aunque salvando las distancias. En todos los pueblos de tamaño medio de esta zona hay alguna mezquita de este tipo, lo único que diferencia a la de Kani Kombolé es que es más grande que las demás.

La mosquée de Kani-Kombolé, by Alexandre Baron

Pero en cuanto a arquitectura se refiere, quizás sea más justo destacar las típicas construcciones de viviendas dogonas, en barro, atestadas unas contra otras, ganando terreno a los más escarpados y prácticamente inhabitables acantilados, ya abandonadas en su mayoría y trasladadas a la llanura, en casi todos los casos, como se puede ver en esta fotografía de el viejo Teli, con las antiguas construcciones agolpadas en la roca y el nuevo poblado, a los pies del mismo.

Mali, West Africa, by Martha de Jong-Lantink

Y ni siquiera lo espectacular de los antiguos asentamientos es capaz de dejar atrás a algunas de las nuevas construcciones, aprovechando hasta el último recodo de terreno con sus característicos tejados de leña en forma de cono, como en el poblado de Kani Bonzon, escondido entre varios recodos de la falla.

Kani Bonzon, by Carsten ten Brink

Sin embargo, aunque la fotogenia del lugar ayude a venderlo bien, debe ser, sin ninguna duda, su gente, sus costumbres y sus rituales lo más espectacular de estos parajes. Me quedé absolutamente boquiabierto con el relato de Antonio sobre sus días en esta zona y os recomiendo que leáis lo que allí cuenta antes que hacer caso a este articulillo sin muchas pretensiones. Gente que no se ha dejado avasallar por las inundaciones de costumbres ajenas, sin mantenerse aún en prácticas neolíticas como otros pueblos del este de África, gente que ha sabido evolucionar acorde a sus tradiciones e intereses.

El país Dogón es uno de los sitios marcados a fuego en mi atlas de destinos futuros desde que empecé a descubrir mundo y a leer sobre sus gentes. Ver cómo viven, mezclarme con ellos y hablar con ellos de tú a tú (con este muchacho, por ejemplo, fotografiado por Mary Newcombe) es una de mis mayores ambiciones viajeras. Espero que alguien que lea esto tenga las mismas pretensiones que yo y me arrastre hasta allí.

Si has llegado hasta aquí, ya que estás, compártelo (pero sólo si te gustó).

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David Fuentes
Donde nació todo

Pachorro, viajero, despistado, Molone, pensador, ingeniero, coherente, baterista, madrileño, cervecero, rayista, seriéfilo, comidista, chanante y submarinista.