Cáncer de Tiroides: El mal llamado “Cáncer Bueno”

En realidad no es tan bueno.

Muchas personas lo nombran así por su buen pronóstico y sus bajas tasas de mortalidad. Lo cierto es que tiene algunas variantes más agresivas y con alta mortalidad.

El cáncer de tiroides es considerado por algunas personas como un ‘cáncer bueno’, por su buen pronóstico y sus bajas tasas de mortalidad, aunque dentro de este tipo de cáncer existen algunas variantes muy agresivas, según ha explicado esta semana la oncóloga médica del MD Anderson Cancer Center Madrid, Pilar López.

“Llamar al cáncer de tiroides bueno es una barbaridad”, ha explicado López, “aunque habitualmente se cura y tiene supervivencias largas”. El más habitual es el cáncer de tiroides papilar, que supone el 80 u 85% de los casos. También existen el cáncer medular, que afecta a otro tipo de células y que “se describe en casos familiares de forma típica”; y el cáncer de tiroides anaplásico, con una alta tasa de mortalidad y que es “muy agresivo y se comporta como los peores cánceres”, ha señalado.

El cáncer de tiroides es poco frecuente, representando solo el 1% de todos los cánceres diagnosticados.

Además, tras el tratamiento se pueden producir problemas en el metabolismo del calcio, que “en algunos casos pueden ser complejos”, ha afirmado López. Por otro lado, para sustituir la función de la glándula tiroidea se utilizan hormonas administradas de forma exógena.

El cáncer de tiroides es poco frecuente, representando solo el 1% de todos los cánceres diagnosticados. Sin embargo, en los últimos años se han incrementado los casos, especialmente en las mujeres, que tienen tres veces más probabilidades que los varones de padecerlo.

Las hormonas femeninas podrían favorecerlo.

Una de las posibles causas por las que el cáncer de tiroides afecta más a mujeres es por la influencia de las hormonas femeninas en el desarrollo de la glándula tiroidea. López ha explicado que “se ha observado un mayor número de casos en mujeres con embarazos tardíos y en los primeros años post parto, probablemente por el ambiente hormonal que se produce en esos períodos de la vida”.

Con todo, el principal factor de riesgo para este tipo de cáncer es la radiación, ya sea la terapéutica, como la que se utiliza en niños y adolescentes para tratamientos oncológicos; como la radiación accidental, por exposición a accidentes nucleares. López ha señalado que “en Europa, con el accidente de Chernóbil, fue muy claro el aumento de casos de cáncer de tiroides”.

El incremento de la incidencia que se ha producido en los últimos años puede deberse a una mayor exposición general a radiaciones, según ha explicado López, aunque según algunos estudios, la dieta también puede influir. “Se discute mucho el asunto del yodo y qué tipo de alimentos pudieran ser más facilitadores de este cáncer”, ha afirmado.

Unos síntomas apreciables.

Los síntomas del cáncer de tiroides son fácilmente detectables por los pacientes, por lo que ante cualquier duda es recomendable acudir al especialista. Un bulto en la región anterior al cuello, cambios en la voz o ronquera, ganglios linfáticos hinchados, dificultad para respirar o tragar y un dolor recurrente o persistente en la garganta o el cuello pueden ser signos de este tipo de cáncer.

El diagnóstico se realiza a través de ecografías, en las que se puede observar si existen nódulos sospechosos y, en caso de que se detecten, se procede a realizar punciones para citología con las que se comprueba si las células son tumorales.

Aun así, existe en torno a un 20% de casos que requieren cirugía para detectar las células tumorales. López ha afirmado que “se está trabajando en estos casos para evitar la angustia que puede suponer no poder decir si es cáncer o no”.

*Con información de 20minutos.es

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