Tallos
Apéndices del suelo somos, como tallos.
Nos podemos estirar un poco y crecer
colgándonos de otras ramas hasta dar frutos
o sostenidos por la fuerza de nuestro proprio ser.
Y si damos frutos, algunos serán buenos y otros malos.
Algunos que de tan buenos no serán bien valorados,
o quizás alguien se encargue de empalidecer.
Somos las ramas que nos ayudan
y la fuerza propia.
Ese es nuestro ser.
Mas no sobreviviremos sin raíces
y no habrá buenos frutos sin un querer.
Porque
el sustrato va a la raíz,
al tallo la voluntad,
a las ramas el orgullo,
y las hojas van al Sol.
Pero los frutos van con vida,
con la vida en su interior.
Y los frutos son alimento
de otra rama por nacer,
nutrimento indispensable
de otra flor que va a crecer
y que al caer -nunca es en vano-
da voluntad y orgullo,
al sustrato de su suelo
y a la raíz de un nuevo ser.
Y así de nuevo, otra vez,
del buen sustrato hasta el Sol.
Los frutos van con la vida,
con la vida en su interior.