Emprendedores del siglo XXI

La educación y el talento

Agustín Mayor
4 min readMay 6, 2014

Talento somos todos

Sir Ken Robinson lo viene diciendo desde hace años, las escuelas matan la creatividad y es que el talento, es algo que trasciende lo puramente académico. La dificultad consiste en buscar sin descanso debajo de la superficie de cada persona, encontrarlo y ponerlo en valor. Todos tenemos algo único, distintivo, especial. Somos seres creativos, no importa la labor que desempeñamos sino cómo la llevamos a cabo, y si encuentras tu talento, aquello que te hace especial, conocerás la ilusión, un movilizador poderoso que sin descanso te llevará hacia tu éxito como individuo, la satisfacción personal.

Los modelos educativos de muchos países no están enfocando a los jóvenes hacia el futuro y aunque algunos no puedan verlo, la Nueva Economía ha llegado y viene para quedarse. Llega con muchas necesidades y requiere por tanto de nuevas aptitudes y conocimientos que están fuera de las propuestas docentes convencionales. Precisa de distintas maneras de pensar, enfocar y actuar pero además, como cada cambio de ciclo, viene plagada de incógnitas. Para un emprendedor las incógnitas de esta ecuación tienen un único resultado, oportunidades. Pero aquellos que dirigen y toman las decisiones en materia educativa siguen hablando en términos de situaciones que ya no volverán.

Así pues, deberíamos plantearnos cómo queremos enfocar la educación de aquellos que vienen y de los que ya están, pues nunca es tarde para aprender y reinventarse una o cien veces si es necesario. En mi opinión el presente de la educación debe ser mas diverso, porque el futuro lo es. Y es innegable que los programas educativos escolares no contemplan asignaturas que requieren los nuevos tiempos; defender o exponer una idea en público, dirigir un proyecto, conectar un grupo entendiendo su capacidad de procesamiento colectivo, la gestión de la autoconciencia, el manejo de la inteligencia emocional o el dominio de los principios que rigen hoy las relaciones sociales en un mundo interconectado e hipersocial.

Por eso creo firmemente que la necesidad de un cambio del sistema educativo está justo delante de nuestras narices, se requieren métodos basados en la diversidad de conocimientos que incentiven y valoren cualquier talento mas allá de las necesarias matemáticas, que entiendan la creatividad como un concepto amplio, como un modelo capaz de ayudar a encontrar a las personas cualquier talento natural oculto y no solo como algo relacionado con una actividad artística, enseñando a transformar el valor de las ideas en acciones, dándoles en definitiva la oportunidad de tener cientos de oportunidades.

Y en ese contexto es donde aparece el talento natural y único del individuo, cuando le estimulas y enseñas que no hay doce materias que aprender sino infinitas, tantas al menos como retos hay en una vida y que por tanto cualquier cualidad o afición que se salga de las materias académicas troncales no supone un problema que debe ser reconducido como hacían antiguamente con los zurdos obligándoles a escribir con la diestra.

El New Deal

Al igual que sucedió tras la gran depresión, nuestro New Deal particular ya está en marcha, y como la lluvia que cae de las nubes, nadie lo puede parar, todavía. Así pues dejemos de pensar en que nos estamos mojando y enfoquémonos no sólo en qué podemos hacer para evitarlo sino en cómo aprovechamos toda esa agua que cae. Es tiempo de poner el talento a trabajar y para ello hay que activarlo. Muchos lo llevan haciendo años, otros, se encuentran en la necesidad de generar sus propias oportunidades y están intentando exprimir sus capacidades individuales por primera vez. De esa pasta están hechos los emprendedores, aquellos que ven una oportunidad y apuestan por ella donde otros ven un problema. Si nunca antes lo intentó, nunca fracasó y en consecuencia se perdió esta lección, no pudo aprender el valor de los errores, no se rinda jamás. Nunca es tarde y si alguno es de los que piensa lo contrario, un día tendrá razón.

Cuando era un crío, siempre intentaba hacer cosas diferentes, era muy curioso, quería probar. De la música saltaba a la pintura o bien intentaba escribir, también cambiaba de deporte favorito e incluso de equipo de futbol. Como consecuencia era valorado como inconstante, falto de objetivos y caprichoso. Me costó muchos años entender que en lo que realidad hacía era buscar mi talento natural, y de hecho aún sigo haciéndolo, pero esa diversidad de inquietudes ha sido mi mejor aliada a lo largo de los años, me convirtió en todo y a la vez en nada, pero me dio una visión amplia. Aún hoy sigo inquieto, mantengo la ilusión por probar y aprender y la firme idea de que mientras encuentras tu talento, el auténtico valor no está en lo que haces sino en cómo lo haces.

Al igual que las ideas, nadie es único, sin embargo las cosas que haces si pueden serlo, sólo el porqué y el cómo les otorgan valor, un plus especial. Si has encontrado tu talento natural y le añades sobre todo mucha pasión, entenderás que cualquier cosa que haces puede ser valiosa.

Contaba Sir Robinson en una conferencia que una niña de seis años estaba en una clase de dibujo y su profesora le preguntó: ¿qué estás dibujando? la niña contestó: estoy dibujando a Dios, a lo que la profesora respondió: pero, nadie sabe que aspecto tiene Dios y la niña dijo: lo sabrán en un minuto.

Busca con pasión tu talento, en el está tu oportunidad.

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Agustín Mayor

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