Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto

Mosaico
Editorial
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2 min readJan 27, 2016

Por Rab. Sergio Bergman

En el lenguaje corriente, se asocia al holocausto con genocidio, matanza. Pero es fundamental remarcar que el término Shoá no significa sacrificio u holocausto, sino que, a partir de su aparición en el libro de Isaías capítulo 47, entendemos Shoá como un viento devastador, que arrasa con todo lo que encuentra a su paso.

El término hebreo de holocausto sería Olá, sacrificios en el fuego que el pueblo de Israel realizaba durante la época en el que el Templo de Jerusalem existía.

A las víctimas del Holocausto, las recordamos como víctimas de una humanidad que, a la luz de los hechos, fue protagonista, cómplice, testigo o indiferente.

En un proceso de degradación de lo humano, los mártires de la Shoá santificaron lo humano: escribían poesías, celebraban casamientos en los ghettos, arriesgaban sus vidas por solidaridad con su prójimo.

En la época profética se interpretaban las aniquilaciones y destrucciones del pueblo de Israel por el incumplimiento de los preceptos de Di-s.

Para nosotros, la Shoá no tiene el mismo principio de justificación. Podemos explicar, no justificar.

¿Cómo Di-s permitió esto?, ¿Dónde estaba Di-s cuando pasaba lo que pasaba en Auschwitz y en otros campos de exterminio?

Frente a todos estos interrogantes, preferimos quedarnos con la fuerza del interrogante más que con una respuesta lineal.

D-s creó el bien y el mal, decimos Boré et hakol, el que crea todas las cosas, y dentro de esas creaciones, hizo al hombre con libertad de elección. Di-s no es responsable del ejercicio de esa libertad. Él no rinde cuentas, somos nosotros individualmente y como humanos los que debemos hacerlo.

Se antepone a la pregunta teológica: ¿Dónde estaba Di-s?, la pregunta de conciencia, universal y religiosa: ¿Dónde estaba el hombre?, creado a su imagen y semejanza y que se degradó en menos que humano en su elección por el mal, por acción u omisión en esta tragedia judía y fundamentalmente humana.

Estamos presentes en el dolor de los que se preguntan por qué Di-s no hizo o no hace algo. Pero nosotros culpamos y denunciamos a la humanidad. Porque hacemos un llamado de atención: esto pasó y puede volver a pasar.

Que esta pregunta existencial acerca de la participación de Di-s no inhiba el accionar cotidiano, el testimonio y compromiso de hacer lo suficiente, en el campo de la acción comunitaria, colectiva, universal, para poder evitar que una nueva tragedia suceda.

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El espíritu de este espacio es plural, rico en las diferencias que se integran en un mosaico multicolor. Lugar de encuentro hacia la libertad creativa.