Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto
Por Rab. Sergio Bergman
En el lenguaje corriente, se asocia al holocausto con genocidio, matanza. Pero es fundamental remarcar que el término Shoá no significa sacrificio u holocausto, sino que, a partir de su aparición en el libro de Isaías capítulo 47, entendemos Shoá como un viento devastador, que arrasa con todo lo que encuentra a su paso.
El término hebreo de holocausto sería Olá, sacrificios en el fuego que el pueblo de Israel realizaba durante la época en el que el Templo de Jerusalem existía.
A las víctimas del Holocausto, las recordamos como víctimas de una humanidad que, a la luz de los hechos, fue protagonista, cómplice, testigo o indiferente.
En un proceso de degradación de lo humano, los mártires de la Shoá santificaron lo humano: escribían poesías, celebraban casamientos en los ghettos, arriesgaban sus vidas por solidaridad con su prójimo.
En la época profética se interpretaban las aniquilaciones y destrucciones del pueblo de Israel por el incumplimiento de los preceptos de Di-s.
Para nosotros, la Shoá no tiene el mismo principio de justificación. Podemos explicar, no justificar.
¿Cómo Di-s permitió esto?, ¿Dónde estaba Di-s cuando pasaba lo que pasaba en Auschwitz y en otros campos de exterminio?
Frente a todos estos interrogantes, preferimos quedarnos con la fuerza del interrogante más que con una respuesta lineal.
D-s creó el bien y el mal, decimos Boré et hakol, el que crea todas las cosas, y dentro de esas creaciones, hizo al hombre con libertad de elección. Di-s no es responsable del ejercicio de esa libertad. Él no rinde cuentas, somos nosotros individualmente y como humanos los que debemos hacerlo.
Se antepone a la pregunta teológica: ¿Dónde estaba Di-s?, la pregunta de conciencia, universal y religiosa: ¿Dónde estaba el hombre?, creado a su imagen y semejanza y que se degradó en menos que humano en su elección por el mal, por acción u omisión en esta tragedia judía y fundamentalmente humana.
Estamos presentes en el dolor de los que se preguntan por qué Di-s no hizo o no hace algo. Pero nosotros culpamos y denunciamos a la humanidad. Porque hacemos un llamado de atención: esto pasó y puede volver a pasar.
Que esta pregunta existencial acerca de la participación de Di-s no inhiba el accionar cotidiano, el testimonio y compromiso de hacer lo suficiente, en el campo de la acción comunitaria, colectiva, universal, para poder evitar que una nueva tragedia suceda.