Por Rab. Sergio Bergman
Hacer memoria es la única forma de tener futuro para no repetir el pasado y, fundamentalmente, para no olvidar aquellas cosas que nos van a permitir aprender. En ese aprendizaje, nos ayuda a trascender del sabotaje permanente que nos hacemos a nosotros mismos como sociedad.
Hace ya ocho meses que apareció muerto un fiscal y aún no sabemos absolutamente nada de lo que ocurrió ese día. Se trató más de ensuciar a la víctima que de descubrir qué pasó y cuidar a su familia. Alberto Nisman fue denostado, no sólo vivo, sino una vez que ya no estaba físicamente. Mancillaron su nombre, denigraron su trabajo y ni siquiera le dieron el pésame a sus hijas.
La Justicia tiene que actuar de manera independiente del poder político. No es posible encontrar certezas en este caso cuando el Ejecutivo Nacional se dedicó a vapulear la memoria de Nisman durante todo este tiempo. Nuestro bendito país merece sanar las instituciones que han sido degradadas por el avasallamiento oficialista.