Mosaico
Editorial
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2 min readApr 15, 2016

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SER SUSTENTABLE ES UN COMPROMISO

Por Rab. Sergio Bergman

La naturaleza con su sabiduría nos devolvió multiplicada la negligencia y el desprecio de haberla degradado y depredado sin la más mínima conciencia ni responsabilidad. Donde nosotros todavía nos interrogamos por qué el fenómeno natural sucede sin asumir que si no somos necesariamente culpables, sí tenemos responsabilidad por no haber cuidado esta casa. Frente a la agenda, que ahora es global, del cambio climático, no podemos olvidarnos de que antes que un recurso económico o natural, está justamente el mínimo umbral la dignidad de las personas.

No hay ni una sustentabilidad que podamos defender si no empieza justamente por este mínimo umbral. Por lo tanto, esta agenda tiene que estar inscripta en una política de Derechos Humanos, sin desmerecer el componente ambiental, sin dejar de considerar que hay un impacto de la economía circular y verde que cambia de alguna manera los desafíos que uno plantea. Es muy importante no soslayar que una renovada visión de los Derechos Humanos, ya no nos pone en el lugar de militarlos o reivindicarlos, sino en cómo podemos anticiparlos y preverlos para un futuro en este presente, cuando no hay derecho más esencial que la posibilidad de tener una buena calidad de vida.

Como lo establece el derecho constitucional en el artículo 41, que tengamos un ambiente sano es un derecho de todos como habitantes para poder gozar de sus beneficios, pero no es menos que una imposición normativa institucional que no podemos usar y abusar de él, sino asegurarnos que las próximas generaciones tengan los mismos derechos que tenemos nosotros, y lo que estamos ahora poniendo en riesgo es si nuestros hijos van a tener una casa en este planeta en condiciones, por lo menos, igual a la nuestra.

Por lo tanto, ahora todos nosotros tenemos que cambiar, no solo en lo macro, sino en pequeños hábitos de micro. Porque la sustentabilidad no empieza en otro lugar que en la conciencia y responsabilidad en pequeños actos que hacen ser sustentable. Y ser sustentable es un compromiso. Justamente que ese compromiso empiece por cada uno de nosotros, en la plena vocación de existencial de transformarse uno en un recurso ejemplar, que es la única manera que tenemos para educar en valores. Los valores no se pueden transformar en virtudes si no hay modelos ejemplares. Y si esta agenda nos preocupa, la traducción de esta agenda no solamente es lo que hacen las Naciones y los Estados sino lo que hacemos cada uno de nosotros como personas que nos transformamos en educadores.

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