El mundo

Reflexión

Eduardo Escobar
Eduardo Escobar

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No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. 1 Juan 2:15

La expresión “amar al mundo”, no se refiere atesorar a la humanidad, ni a nuestro planeta, sino la forma de vida sin Dios. En esta vida tienes dos opciones: amas a Dios o amas al mundo. Son agua y aceite. No hay opción media, ni combinada. Atesoras a Dios o vives sin Él.

Amar al mundo es anhelar una existencia donde Dios no esté presente. Entonces, tú serías tu amo y señor. Tú decidirías tu destino, moral y sentido. No rendirías cuentas a nadie. No tendrías que sujetarte a nada. Tú serías tu propio dios.

Amar a Dios es desear tu vida bajo el amor inmerecido de Dios. Es reconocer que Él es tu Amo y Señor. Él decide sobre tu vida, destino, moral y sentido. Le deberías todo a Él. Su voluntad sería lo primero en tu vida. Él sería tu Dios.

Sólo hay estas dos opciones. Nuestra inclinación constante es amar al mundo. No deseamos a Dios. El problema es que nada fuera de Dios, ni siquiera tu mismo, es capaz de sostener tu vida por mucho tiempo, mucho menos de manera eterna. Como amo y señor, tú te fallarás. Pronto te encontrarás vacío, ansioso, frustrado, cínico o iluso. Sólo Dios puede ser Dios para tu corazón.

Ama al mundo, intenta satisfacerte en él, prueba encontrar el sentido de tu vida en él, busca tu vida completa en él y te encontrarás frustrado y condenado. Ama a Dios, que su gracia sea tu todo y hallarás vida.

Padre, sáname de mi amor por el mundo. Que tu amor sea mi vida entera. Amén

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