La virtud
Reflexión
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor. 1 Corintios 13:13 NVI
Si examinamos nuestras buenas obras con total honestidad, nos daremos cuenta que frecuentemente son motivadas por razones egoístas. La bondad, generosidad y religiosidad son movidas por miedo a malas consecuencias, o por alimentar el orgullo y superioridad ante los demás. Estas buenas obras son virtudes comunes a todos los seres humanos.
La virtud cristiana es diferente. El cristiano ya no teme a las consecuencias, porque el castigo último ya fue tomado por Cristo. Tampoco se mueve por orgullo y superioridad porque la cruz de Jesús nos ha demostrado que no tenemos nada que enorgullecernos en nosotros mismos. La verdadera virtud nace del amor que Dios ha tenido con nosotros, y que ahora nosotros podemos comenzar a expresarle a Él.
La fe, la esperanza y el amor, son virtudes que Dios regala al cristiano. Nuestra capacidad de confiar en Él, colocar nuestra certeza en sus promesas eternas y el amor de Dios que recibimos y expresamos, son virtudes que tomamos de Él por gracia, y le ofrecemos a Él por amor y gratitud. Yo no tengo la capacidad de producir verdadera virtud. Si algo bueno hay en mí, viene de Él y es para Él.
Padre, gracias porque sin ti tendría una fe falsa, esperanzas que fallan y no conocería el amor. Gracias porque ahora puedo disfrutar de estas tres virtudes y ofrecerlas a ti. Amén.