Amor de locos

eduardo j. umaña
EDUARDIARIO
Published in
5 min readJan 19, 2016
Guasa de pareja: Harley Quinn + el Joker

Como me ha pasado a mí, probablemente te ha pasado a ti.

Todos, en algún punto de nuestras vidas, nos encontramos con esa persona especial que perfora tu pecho con su puño para arrancarte el corazón. Disculpas por la sanguinaria alusión, pero si has tenido la “fortuna” de tener un amor de locos, sabes exactamente de qué estoy hablando.

Un amor de locos consiste en enamorarse apasionada y perdidamente de una persona –usualmente la persona equivocada– hasta llegar al punto en que nada más en el mundo entero importa.

De repente te encuentras constantemente pensando en esa figura rompecorazones. Creas escenarios de fantasía, escenarios en los que tú y esa persona están juntos. Finalmente, intentas desesperadamente que esos condenados escenarios sucedan en la vida real. Genuinamente estás convencido que has encontrado a esa persona única, especial y con magia tan poderosa que, encontrarla ha traído dulce sentido a tu vida. Por esto mismo, buscas perseguirla con la misma devoción con la que Wile E. Coyote persigue su cena en forma de Correcaminos… Sólo para tristemente obtener similares resultados.

Todos hemos estado en una situación similar. Todos hemos, en algún punto, elegido mal a algún pretendiente. Todos hemos terminado lastimados y espero que, devastados por la experiencia, hemos logrado seguir adelante un poco más sabios.

No obstante existen esos dos, esas excepciones, parejas que aún habiendo enfrentando constante decepción y desilusión siguen creyendo ingenuamente que la intensidad de su deseo eventualmente será recompensada con un genuino premio gordo de cariño. Si tratas tu amor como una máquina de casino, pues es mejor que te retires porque la casa siempre gana, amigo mío.

Tratar de aconsejar a alguien que está en medio de la agonía del amor de locos es bastante fútil porque su capacidad para pensar racionalmente partió hace mucho, tomó unas vacaciones a Aruba y nunca regresó. O al menos así parece, porque a pesar de todas las adversidades y angustias, estos cazadores continúan silenciando la pequeña voz de sanidad para voluntaria y gustosamente tragar las lágrimas, dibujar una tonta sonrisa y así retomar su inútil cacería.

Esto justamente es lo que retrata el personaje de Harley Quinn; o al menos la versión de Harley Quinn que Paul Dini escribió originalmente en 1993 cuando introdujo como personaje de reparto a la novia del Joker en el capítulo “Joker’s Flavor” de Batman: The Animated Series.

Eventualmente Dini tuvo la oportunidad de escribir la historia de trasfondo del personaje y pudo enriquecerla para que no fuera una simple matona en un traje ñoño. Es bizarro el simple hecho de que Harley mostrará afecto por una figura como el Joker, así que agregar la noción que ella era psiquiatra hasta que tuvo la “suerte” de conocerlo lo convirtió en algo verdaderamente trágico.

Fue este toque trágico lo que convenció a Bruce Timm –director y productor de Batman: The Animated Series– a trabajar junto a Dini para crear la novela gráfica Mad Love, que básicamente cuenta el origen de la novia del Joker.

Paneles de Mad Love, escrita por Paul Dini y dibujada-pintada por Bruce Timm.

Timm decía que “el arte imita a la vida”, y con mucha razón. Una amiga del dúo creativo estuvo atrapada en una borrascosa, aunque no violenta pero sí tóxica, relación con un tipo que estaba imposibilitado a devolver el incondicional amor de ella debido a sus propias obsesiones y traumas. Esto fue la principal inspiración para la historia de origen de Harley. Eventualmente la amiga en cuestión logró escapar de esa tóxica relación con su Joker personal y ahora tiene años felizmente casada, según comenta el mismo Timm.

Fue hace mucho tiempo ya que ellos crearon estas historias pero, de acuerdo a Dini, “siempre las recuerda con gran orgullo y aprecio”. Lo entiendo, porque cuando lees Mad Love, no piensas en la historia de una victima. Cuando lees Mad Love más bien viene a la mente una historia con una moraleja muy importante sobre qué pasa cuando alguien ama irresponsablemente, de forma impetuosa y obsesionada, y lo hace por demasiado tiempo.

A través de la trágica experiencia de Harley Quinn es fácil ver la distorsionada proyección del figurativo espejo de la casa de las risas que nos muestra un poco de cómo nosotros mismos nos hemos visto cuando estuvimos demasiado dispuestos a interpretar el papel de estúpido para alguien sin el cual, francamente, nuestras vidas hubiesen estado mejor. A través de reflexiones como ésta puede venir el cambio, lo cual ciertamente es positivo.

Completando la moraleja, de momento la misma Harley ha cambiado. Cuando re-visitas al personaje en nuevas aventuras contadas en consecuentes temporadas de la serie o en posteriores comics, ella ya no estaba satisfecha de siguiendo ciegamente al Joker. En más de alguna ocasión se juntó a Poison Ivy para armar alboroto por Ciudad Gótica creando su propio caos para Batman.

De alguna manera esta idea es gratificante porque ninguna persona debe estar amarrada a alguien todo el tiempo y perdiendo su identidad, sobretodo si es esa persona especial.

Eventualmente Harley recayó y volvió junto al Joker, pero lo hizo bajo sus propios términos, convirtiéndose en su compañera de crimen y no la simple criada que una vez fue.

Si bien no es una reformación ejemplar ni plena, al menos es debatiblemente un paso en lo que creo es la dirección correcta. Y si hay esperanza para un personaje como Harley Quinn, sin duda, hay esperanza para el amante loco que hay dentro de todos nosotros.

Hace poco mi hermana me regaló una copia en Hardcover de la novela gráfica Mad Love. La historia en si, el prólogo del escritor Paul Dini y el epílogo del ilustrador Bruce Timm me inspiraron a escribir esta suerte de reseña que no es otra cosa que parte mis palabras, parte traducción y parte parafraseo de los comentarios de Dini y Timm.

--

--