Cuando hacer lo correcto no se siente correcto, pero lo es

eduardo j. umaña
EDUARDIARIO
Published in
4 min readMar 13, 2015
Arrested Development, capítulo “Storming the Castle”.

En los últimos años he pasado por una genuina mala racha en lo que respecta a tener citas o conocer chicas. No voy a definir qué es “una mala racha” ni tampoco voy a decir cuáles o cuántas chicas porque un caballero nunca cuenta. Sólo digamos que no logro encontrar a la indicada.

Es más, no estoy seguro si existe la persona indicada. Si existiera, estoy seguro de que no puede ser encontrada. No puede ser encontrada porque no es algo que uno consiga con esfuerzo y perseverancia, una buena relación de pareja es algo que simple y sencillamente sucede. O no.

Todo este vaivén me puso en una situación solitaria y vulnerable. Me adscribo a la idea de Albert Einstein, “La locura se define como hacer lo mismo cada vez y esperar resultados diferentes”, por lo cual busqué reinventarme. Algo que nunca he cambiado es que abordo las relaciones sentimentales como abordo mis relaciones con familiares y amigos: con mucha seriedad y respeto. Quizás demasiada. Mi más reciente idea es que esta es una manera incorrecta de abordar las relaciones.

Me es claro que ser muy serio y directo cuando apenas estás conociendo a una mujer es la mejor manera de decirle “estoy buscando novia para que sea mi esposa en el corto plazo”, sobretodo cuando tienes más de 25 años, aún cuando, como yo, no podrías estar más lejos de esas ideas. Una relación no va poder fluir si parece que una de las dos personas está planeando el futuro el día que por primera vez van por un sorbete de chocolate.

Desde que comenzó el año he intentado corregir esto. Tratando de ser más causal con la mujeres. Justo cuando trato de apagar mi cerebro y dejarme llevar por lo impredecible y azarosa que puede ser la vida es cuando ésta viene y decide poner a prueba mi moral y temple.

Estaba en una fiesta de despedida de una amigo… Miento, estábamos en un rancho en la playa por el cumpleaños de mi primo… O era el fin de semana de la ley seca y departíamos en la casa de algún desconocido… No estoy seguro. El punto es que me encontré con la ex de un amigo. Desde que terminaron su relación hemos hablado muy poco y entonces nos pusimos a hablar, poniéndonos al día en el que ha habido de todo. Pronto me fue claro, conforme avanzaba la noche y el consumo de refrescantes bebidas, que me estaba dando claras indirectas, propiciando la cercanía y la soledad para que algo sucediera.

He aquí el debate ético más viejo, ¿te involucrarías con la ex de un amigo cercano?

Usualmente respondo con un rotundo “NO”. Pero como mencioné al inicio, estoy tratando de ser más relajado y casual… Además, francamente he estado soltero mucho tiempo; por soltero quiero decir solo. No ayudó a mi debate el hecho de que mi amigo estuvo en esa relación poco tiempo con ella y él estaba saliendo con otra persona en ese momento. Claramente estaba dándole vueltas a la situación porque mi mente estaba buscando con desespero una laguna legal para proseguir y aprovechar la oportunidad sin culpa.

Pero no la encontré. Quizás no la encontré porque en mis cánones no existe espacio para este tipo de pensamientos debido a que considero como una traición de la amistad, en algún nivel, a involucrarme con la ex de un amigo. Digamos que respeto el “código de hombres”.

Finalmente el Eduardo racional retomó control y cuando esto sucedió, él me enseñó lo que necesitaba ver: ella significó algo para mi amigo, estoy seguro que todavía esta lidiando con sentimientos sobre ella y aún cuando la termine de superar, siempre va a ser parte de su pasado, de su vida. Irrespetar eso por un momento de satisfacción es egoísta y no lo hice. Jamás lo he hecho y jamás creo que lo haga.

Nadie te va a dar un premio por hacer lo correcto. Hacer lo correcto es lo correcto y si bien no es un premio, sí te ayuda a dormir tranquilo por las noches. Aunque eso signifique que tengas irte a al cama sin cenar.

Realmente he tenido serios problemas tratando de ser menos serio y comprometido con relaciones que ni siquiera existen y mi propuesta de cambio, hasta el momento que escribí esto, ha sido un rotundo fracaso.

“No puedes cambiar quien eres” decía Michael Bluth. Quizás es cierto, quizás en el fondo siempre seremos quienes somos… Una versión de quienes somos.

O quizás tengo una personalidad demasiado pintoresca, ideologías peculiarmente trastornadas y un ego y carácter extraño, y por lo tanto no existe mujer que me aguante.

Digo, ustedes han leído todas las chorradas que escribo, imaginen eso 24/7.

--

--