Deja morir el pasado, mátalo si es necesario…

eduardo j. umaña
EDUARDIARIO
Published in
5 min readJan 4, 2018
Star Wars: The Force Awakens/Star Wars: The Last Jedi, Disney©

2017 fue un año difícil. Fue un año lleno de polémicas, preocupaciones y pruebas. 2017, apropiadamente tuvo el más poético de los finales porque estrenaron la nueva película de Star Wars y no era lo que esperábamos.

Todos saltábamos de emoción contando días, discutiendo y leyendo toda teoría especulativa que podíamos encontrar porque estábamos esperando que Star Wars: The Last Jedi fuera tan épica y trascendental como los trailers nos decían que sería.

The Last Jedi fue estrenada y, aunque fue amada y odiada casi en igual medida –porque con Star Wars nunca existen puntos medios–, creo que todos tuvimos problema con la película.

Supongo que era de esperarse.

Una película que tiene tanto hype rara vez alcanza a sobrevivir bajo el peso de las expectativas… especialmente si es una película de Star Wars.

Los trailers se veían épicos, entonces, ¿qué pasó?

Star Wars: Empire Strikes Back (1980), Lucasfilm Ltd.

“Luke: What’s in there? Yoda: Only what you take with you.”

Cuando entras al cine a ver una película de Star Wars llevas dentro el bagaje emocional que tienes contigo.

Precisamente aquí está el problema.

Ya sea por nostalgia, experiencias personales o por fanatismo, Star Wars está cerca del corazón de muchos de nosotros y muchas veces confundimos el cariño que tenemos por la franquicia con un sentido de propiedad.

Muchas veces vamos más lejos y creamos ídolos de nuestros recuerdos de infancia de nuestra película favorita o de nuestro héroe favorito.

Puesto de manera simple, y parafraseando a Luke, idealizamos el pasado.

Star Wars: The Last Jedi es una película cruel porque Rian Johnson –quien dirigió y escribió la película– quebró una película de Star Wars para retarnos a dejar atrás al pasado y mirar hacia al futuro.

Después de que The Force Awakens fue un eco –a veces descarado– de A New Hope, Johnson se tomó en serio la tarea de contar una historia de Star Wars que, aunque con clichés o tropos recurrentes de la saga, cuenta una historia drásticamente diferente.

Una historia en la que Luke Skywalker –supuesto maestro Jedi– es mas bien un hombre quebrado, un solitario ermitaño que ha dejado de creer en la Fuerza. Por la borda salen todas nuestras pre-concepciones de qué pasó con el joven Jedi después de que lo vimos por última vez después de Return of the Jedi.

El momento más agridulce sucede cuando hay que aceptar que Luke muere sin su glorioso momento heroico; el final de la gran leyenda Jedi es más bien con un sacrificio simbólico.

La crueldad de The Last Jedi no tiene límites porque la mayor parte de las preguntas e intrigas que, aparentemente, The Force Awakens dejó pendientes por contestar son contestadas y la mayoría de respuestas son decepcionantes.

Decepcionantes no porque fueron malas sino porque no eran parte de un entramado y complejo plan que podíamos descifrar. Decepcionantes porque no eran lo que esperarías de una película de Star Wars.

Rey no es Skywalker. Snoke muere sin pena ni gloria. DJ es un irredimible bribón y Phasma realmente es el Boba Fett de esta trilogía.

En efecto, todos estos giros pueden decepcionar porque están diseñados para ir en contra de la tradición y creo que ése era el punto. El problema es que, al quedarnos esperando que el pasado vuelva a repetirse en Star Wars, podemos perdemos de las cosas nuevas –y buenas– que pasan en The Last Jedi.

Perdemos de vista que si Rey no es Skywalker quiere decir que por primera vez en la saga no es necesario ser un Skywalker para ser alguien. Perdemos de vista que cuando Kylo Ren mató a Snoke fue la primera vez que vimos en una película a un Sith convirtiéndose en el maestro de facto. Perdimos de vista inclusive que Luke sí era un maestro Jedi.

The Last Jedi “traiciona” ciertas “convenciones” de Star Wars, es cierto, pero no lo hace para traicionar a los fans, lo hace para contar nuevas historias de nuevos personajes y, más importante, para poder seguir adelante.

Así que, ¿cómo seguimos adelante?

Star Wars: The Last Jedi (2017), Lucasfilm Ltd.

“…let the past die. Kill it, if you have to. That’s the only way to become what you are meant to be.”

Cómo seguir adelante es muy sencillo.

Lo logras como Kylo Ren sugiere: dejando morir el pasado.

Ya sea cuando despotricamos enojados al salir del cine porque una “película violó mi infancia” o cuando no podemos disfrutar de una relación porque no dejamos de pensar en una ex, muchas veces dejamos que el pasado nos defina en el presente.

Vivir en el pasado es un problema del que muchos padecemos.

Los Sith ven todo en absoluto por lo que “matar el pasado” quizás suene como un concepto extremo, pero la esencia del mensaje es correcta.

En la vida es necesario dejar atrás el pasado para seguir adelante. No podemos dejar que el pasado contamine nuestro presente porque podría destruir nuestro futuro.

Puede ser que todo esto es lo que necesito decir para poder defender que me gustó The Last Jedi o quizás sea la nostalgia de terminar un año, pero mientras trato de volver al “juego de escribir” pienso en estas y muchas otras cosas.

Mientras retomo mi blog, la única manera en la que se me ocurre hacerlo es dejando morir el pasado para así convertirme en quien tengo que ser… por lo menos por ahora.

--

--