Mereces nada

eduardo j. umaña
EDUARDIARIO
Published in
7 min readMar 28, 2016
Rory Gilmore realmente ama el café.

Rory Gilmore es la peor.

Es hermosa, inteligente y con gusto musical impecable. Desgraciadamente también es una niña consentida, egocéntrica y engreída.

Sé lo que están pensando, “parece que este hombre maduro y viril es fan de Gilmore Girls”, y no tan increíblemente, lo soy. En la superficie parece ser un melodrama para niñas y si profundizas en el show te darás cuenta que realmente sí es un melodrama para niñas. Sin embargo, es uno que está escrito de manera inteligente, es genuinamente divertido y tiene buen desarrollo de personajes, y todos estos elementos, a parte de no tener sexo, son elementos que busco en series de TV.

Netflix y Amy Sherman-Palladino –la creadora de la serie– anunciaron el año pasado que habían unido fuerzas para revivir Gilmore Girls y darle un mejor cierre ya que, para variar, el que tuvo fue insatisfactorio. Motivado por estas buenas nuevas decidí re-visitar la serie original. Afortunadamente había un set de DVD de la serie completa a la mano y, no, no es mentira cuando enfatizo que estaba al alcance de mi mano más no era mío.

Disfruté mucho viendo de nuevo las estrafalarias aventuras de las Chicas Gilmore, madre e hija que más parecen amigas y, después de casi ocho años de no haber visto un capítulo, pude reiterar porqué me gustó tanto cuando la vi la primera vez.

La vida es buena si eres Rory Gilmore

Lo más fascinante de volver a Stars Hollow fue que esta vez vi la serie con ojos más frescos y, sí, más viejos también. Fue así que tuve una revelación mientras veía la sexta temporada: Rory es una niña consentida que cree merecer premios por ser “buena”; cree merecer el mundo en bandeja de plata por ser “inteligente”; y cree merecer al príncipe azul por ser “bonita”.

Cuando recordaba Gilmore Girls usualmente recordaba a Rory como la epítome de la “girl next door” o la “chica perfecta”. La chica bonita e inteligente venía a mi mente pero nunca pensé en ella como la chica engreída que estaba demasiado consciente de su valía. Aunque, al analizarlo un poco, tiene sentido que tenga una autoestima inflada.

Rory Gilmore es hija y nieta única, la vida de su madre Lorelai y sus abuelos gira alrededor de ella. Es inteligente, y aún siendo de clase media asistió a uno de los mejores colegios privados y a una de las mejores universidades del Estados Unidos de la serie. Los profesores la aman. Sus compañeros –salvo excepciones puntuales– la aman. Las personas del “pueblo” la aman. Es una chica que pasa veranos enteros en Europa sin pagar un centavo. A los 18 años ya le habían regalado dos carros, el primero de ellos fue un regalo de su primer novio.

Hablando de novios, los chicos la aman y pelean por ella. Ya sea el galán de la escuela, el niño de oro del pueblo o el rebelde sin causa, todos los chicos la aman y, a veces, realmente pelean por ella.

Sí, realmente, la vida es buena si eres Rory Gilmore.

La vida es una perra

Lamentablemente la vida es una perra y, tarde o temprano, te darás cuenta de esto y que a esta perra le importa un culo si eres Rory Gilmore.

Los momentos de prueba llegaron para el personaje cuando se encontró con la familia Huntzberger. Rory se enamora de Logan Huntzberger, playboy millonario y heredero de un conglomerado mediático cuyos pasatiempos incluían brincar de mujer a mujer, brincar de borrachera a borrachera y realizar travesuras y deportes de niño rico que involucren brincar. A este tipo le encanta brincar. Para colmo, asiste a Yale aunque no a clases porque también es sumamente culto e inteligente. Logan es perfecto para nuestra amada Rory. Cualquiera hubiera esperado que él también caería a sus pies. Excepto que no lo hizo.

Por primera vez nuestra pequeña chica Gilmore no tenía al galán comiendo de la palma de su menuda y nívea mano. El resultado fue interesante. Ella no comprendía qué “estaba haciendo mal”. Sus encantos parecían no funcionar y esto le causó una crisis de autoestima tal que en un momento inclusive se puso una borrachera de esas que te llevan a vomitar tus sentimientos de manera figurativa y literal.

No pasa mucho para que Rory recupere un poco de dignidad y termine la miseria de relación de “amigos con derechos” que tenía con Logan; lo que “motiva” a éste a hacer de Rory “una mujer digna” cuando formaliza su relación con ella después del ultimátum. Nuestra niña se está convirtiendo en toda una adulta porque ha aprendido que las relaciones de pareja no pueden ser unilaterales.

Pero el aprendizaje no termina aquí.

La familia Huntzberger rechazan de manera humillante a Rory porque creen que “no es material de esposa” y no tiene “la clase” necesaria para ser parte de la familia. Ahora que lo pienso, parece una condenada telenovela porque en la cena en la que el joven Huntzberger lleva –por primera vez– a una nueva novia a casa termina siendo un genuino desastre. Según Rory ella es la mejor y por eso no logra entender porqué estos aristócratas no se enamoran de ella.

Después de la más reciente cena familiar que termina siendo una catástrofe en la serie, el padre de Logan, Mitchum Huntzberger, ofrece a Rory la oportunidad de realizar una pasantía en el más nuevo de sus periódicos en señal de buena fe y disculpa.

Su primera aventura laboral comienza excelente y termina siendo un gran fracaso. Poco a poco las similitudes de Gilmore Girls con mi vida –y la vida en general– se tornan más chistosas por lo reales que son.

El impacto del cambio de ambiente académico a uno laboral es uno grande para cualquiera pero nuestra joven protagonista una vez más supera todos los retos y termina adaptándose con maestría a su nuevo trabajo… O al menos así cree ella.

En lo que parece un giro maquiavélico del destino, Mitchum le da una lección de vida muy importante y, aunque con tono misógino, le dice que no tiene lo que se necesita para ser reportera. Todo el mundo de nuestra bella Rory se derrumba cuando le dicen que no es buena para algo con lo que ha soñado toda su vida.

En este punto, el patriarca Huntzberger es el villano de esta temporada y debemos odiarlo, ¿verdad? La respuesta es “no”, de hecho. Esta parte me pareció de lo más fascinante porque cuando Mitchum le dijo que “no tenía lo necesario”, era cierto.

Rory es inteligente, aplicada, responsable y perseverante, además es sumamente efectiva y a veces hasta eficiente. Hace bien su trabajo y siempre hace lo que se espera de ella. Precisamente éste es el problema.

La crítica es más que válida: para trabajar en esta rama del periodismo –y en el mundo competitivo– un carácter tímido y reservado no puede ser excusa para intervenir y colaborar en reuniones o en el trabajo en equipo. En el mundo real, y para triunfar, no debemos esperar que siempre nos digan qué hacer tampoco. La vida necesita al menos algo de proactividad. Necesita también de soluciones fuera de la caja. El coaching laboral de Mitchum es algo mezquino y, como ya dije hasta un tanto misógino, pero no por eso menos cierto.

La joven chica Gilmore procesa esta dura lección de la peor manera y después de meterse en problemas con la ley por robar un barco (¿?) decide darle la espalda a su educación en la universidad llamada Yale. Por una vez en la vida Lorelai se comporta como madre y se opone a la decisión de su hija, lo que ocasiona la peor pelea que tienen en la serie. Desesperada y en lugar de confrontar, Rory escapa buscando solaz en el dinero de sus abuelos, digo, en el cariño de sus abuelos.

Eventualmente también termina por pelearse con sus abuelos cuando estos imponen reglas, que aunque algo arcaicas, tenían derecho de imponer por estar brindándole sustento y techo.

Afortunadamente esta nueva Rory no dura más que un puñado de capítulos y esta saga de tocar fondo sirve a nuestra heroína para reencontrarse, aprender de errores y limitaciones y madurar.

Rory aprende sobre trabajo duro haciendo su servicio comunitario. Aprende a resolver problemas, a ser más propositiva, proactiva y liderar equipos de trabajo cuando trabaja para las “Hijas de la Revolución Americana”. Finalmente aprende a valorar los privilegios y libertades que ha tenido toda su vida y sobretodo apreciar a su impaciente pero sensual madre.

La vida tiene altos y bajos

Todo el crecimiento personal por el que Rory pasa no hubiera tenido lugar sin el “ataque” de Mitchum porque resulta que este “ataque” era lo que ella justamente necesitaba escuchar para crecer y madurar.

Como personaje, Rory verdaderamente es hermosa, inteligente y con gusto musical impecable y sí, desgraciadamente también es una niña consentida, egocéntrica y engreída. Esto no la hace un mal personaje, la hace un personaje más complejo, con capas.

Todos en algún momento hemos comprometiendo nuestra dignidad por amor, hemos recibido alguna humillación por ser egocéntricos o fracasando en nuestros primeros trabajos por carecer de madurez y carácter.

Bueno, al menos estoy seguro que a mi me han pasado cosas similares porque mi blog se compone de las crónicas de mi propia saga de tocar fondo.

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En capítulos anteriores, al igual que Rory Gilmore, Eduardo Umaña también…

… Creyó que merecía premios por ser “bueno” en:

… Comprometió su dignidad por amor en:

… Careció de madurez y carácter en su primer trabajo en:

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