Lecciones emprendedoras de Tom Hanks
Suena raro pero sí: Tanto en su vida personal como en sus películas, Tom Hanks nos dejó muchas lecciones para aplicar en el mundo emprendedor. Ya hicimos una nota desde Eklos hablando sobre las lecciones de Forrest Gump, que son un montón, pero también hay muchas lecciones que aprender de la personalidad este actorazo. Su ambición (en el mejor de los sentidos) lo destacó en su carrera desde el primer día en que a los 18 años le escribió una carta al director Roy Hill explicándole todas las formas en las que podría descubrirlo como estrella. Y esa, emprendedores, es la primera lección:
Pitcheá sin tapujos
“Trabajemos en los detalles de mi descubrimiento. Podemos hacerlo de la misma forma que fue descubierta Lana Turner, yo sentado en un banquito de un local de gaseosas, vos entrás, te fijás en mí y — BANGO — soy una estrella” Creé en tu idea como si fuera la mejor del mundo, tal cual hizo Tom Hanks con su carta un poco caradura a Roy Hill, y vendete como tal. Para que alguien ame nuestro proyecto, primero tenemos que amarlo nosotros mismos. Y que se note.
No dejes que el éxito te haga o vago
Si tenés la suerte (y la habilidad) de que te vaya muy bien con tu proyecto, corrés el riesgo de pensar que ya “llegaste” y dormirte sobre los laureles. La realidad es que no existen garantías, mucho menos en el mundo emprendedor, y cocodrilo que se duerme es cartera (o one hit wonder, lo que es peor). En 1989 Tom Hanks dijo en Playboy “cuando tenés un hit, recibís muchísima atención. Splash hizo 80 millones de dólares y Bachelor Party 40 millones. Y pensás ‘Oh, sé cómo hacer esto’. ¡No podés ni empezar a saber nada después de dos películas! Lo que sí podés es volverte arrogante y vago”. Amén, Tom.
Aprendé a decir que no
”Me di cuenta de que tenía que empezar a decirle una palabra muy, muy difícil a la gente: no. La extraña lección fue que por eso descubrí que así es como terminás haciendo buen trabajo… diciendo que sí, solamente estás trabajando. Pero al decir que no estás tomando la decisión del tipo de historia que querés contar y el tipo de personaje que querés interpretar”. Cuando hay que mantener a una familia o recién empezás un proyecto es muy difícil decir que no, a veces hay que aceptar lo que la vida nos traiga. Pero apenas empiece a levantar tu negocio no te olvides de esta lección que nos dejó el buen Tom: poder decir que no es poder elegir. ¡Hacé uso de ese lujo en cuanto tengas la posibilidad!