Ser exitoso no sólo tiene que ver con lo que hacés
Ser emprendedor no tiene nada que ver con “qué” haces. Si querés tener éxito sólo preocupate en saber “por qué” vas a emprender.
Según “Global Entrepreneurship Monitor”, más del 80% de los emprendimientos que alguna vez comienzan, fracasan. Yo me pregunto entonces: ¿Cómo puede ser que un ser humano en sus cabales elija poner su tiempo, su dinero, su energía de vida, su creatividad, su agenda de contactos y tantísimos otros recursos limitados para realizar algo que casi seguro va a fracasar?
Después de haber emprendido durante muchos años de mi vida, y actualmente dedicarme a trabajar con emprendedores desde el ámbito de la psicología y el coaching, la respuesta que para mí mejor define este dilema la encontré en el pensamiento del escritor alemán F. Nietzche: “Aquel que tiene un profundo “Porqué” puede atravesar cualquier “Cómo”.
No se trata del dinero. No se trata del podio ni del trofeo. No se trata de mostrarles a tus amigos nerds que te hacían bullying en la secundaria que lo lograste mientras ellos siguen atornillados a sus laburos mediocres. O bueno… ¡un poco de esto hay! Pero a lo que me refiero, y lo más importante de todo, es la conexión que tenés con lo que estás haciendo. El impulso de las tripas y del corazón que te dicen “lo voy a lograr”; “esto es lo que yo quiero hacer con mi vida”; “esto va a transformar, ayudar, servir o enriquecer en la vida de muchas personas”.
Habitualmente cuando le preguntamos a emprendedores por qué emprenden, se escuchan respuestas como “quiero ser dueño de mi propio tiempo”; “quiero demostrarme a mí mismo que puedo hacer mi sueño realidad”; “siento que con esta idea voy tener un gran impacto en la sociedad”.
Como ves, todas estas son respuestas que nacen en el mismo lugar: la emoción. Ni las matemáticas, ni las finanzas, ni las estadísticas, ni la economía.
Por eso, y si esto que describo resuena en vos, dejame compartirte uno de mis mayores aprendizajes o “insights” en mi camino como emprendedor: Que no te importe la llegada. Solo enfocate en conectar tu profundo “Porqué” y de disfrutar del camino.
Emprender no es transformar una idea o un sueño en realidad. Emprender es elegir un estilo/ formato de vivir. Es decidir cómo querés vivir la vida: a qué hora te vas a despertar, en dónde vas a vivir, cuantos días de vacaciones al año vas a tener, cómo vas a lidiar con el riesgo, en dónde vas a invertir tus recursos (tiempo, dinero, energía), cómo te vas a auto-motivar cuando estés pinchado, etc. Y como consecuencia de todo esto, lo que vas a terminar haciendo será transformar lo no tangible (tu idea, sueño, proyecto) en algo concreto que vas a llevar a la acción.
¿Por qué lo considero uno de mis mayores aprendizajes?
Porque si “la zanahoria” de lograr eso que tu cabecita tanto quiere y fantasía, te hace olvidar que tan solo se trata de una ilusión óptica… ¡estás frito! Si no te das cuenta rápidamente que cuando consigas “A” tu mente va a querer “B”, y que cuando tengas “B” tu cabeza va a ir atrás de “C” y así hasta el infinito, ¡te vas a pasar la vida sin disfrutar de tu elección de ser emprendedor.
Ese sueño tan fantástico de vivir la vida siendo “tu propio jefe” o de “transformar la vida de otros con tus ideas maravillosas” se habrá ido al inodoro porque tu “Crazy Doing Monkey”; que lo único que quiere es lograr, lograr, lograr; te hizo olvidar lo que realmente importa en este juego: disfrutar del camino y soltar la idea fantasiosa de “la llegada”.
Y yo sé que hay que pagar las cuentas, hay que devolver los préstamos de los inversores, hay que lidiar con la competencia, los mercados y las decisiones de los políticos de turno. Pero definitivamente creo que no vale la pena entrar en esta desafiante y maravillosa forma de vivir la vida si no la vas a disfrutar.
Y esa no solo es tu responsabilidad personal sino, tal vez, la decisión más importante que todos los días de tu vida como emprendedor tendrás que tomar: disfrutar, o no, de vivir tu vida emprendiendo.