Soy. Somos

Susana Aronna Medina
El arte en la cibercultura
5 min readMar 13, 2018

Soy. Somos.

Propuesta artística de Susana Aronna Medina.

La otredad.

“El mundo cambia

si dos se miran y se reconocen,

amar es desnudarse de los nombres”

Octavio Paz

La otredad puede ser comprendida como un concepto que engloba lo/los diferentes, es decir, personas que forman parte de otros espacios culturas. Es una idea que permite establecer la diferencia entre un yo y el otro, entre un nosotros, ellos, uno de los nuestros y los de fuera.

Construimos nuestra identidad personal y colectiva a partir del reconocimiento de un conjunto de ideas, valores y tradiciones. Construimos nuestra identidad cuando nos conocemos y nos reconocemos en los otros.

Hablamos de otredad cuando se da ese vestigio de diferencia en alguien que no somos, y la creación de nuestra propia identidad nace, no solo cuando empezamos a formar una personalidad sino cuando esa personalidad juega un papel dentro de relaciones interpersonales.

La idea de otredad ha estado viva en la filosofía, y ha sido abordada desde perspectivas diferentes.

El autoconocimiento personal implica reconocer al otro como diferente y reconocer que somos una extensión de los demás, no en n sentido literal, sino más trascendente, somo extensión de ideas, gustos, vivencia y cultura de los otros.

Formamos parte de un todo completo, pero esto solo adquiere sentido con el concepto de otredad llevado a la práctica. Somos seres sociales, somo una colectividad, Creamos imaginarios colectivos, con nuestras diferencias y similitudes.

La otredad y la diversidad cultural:

Para hacernos una idea más ilustrada evidenciamos por ejemplo que, para la cultura occidental, los otros son la cultura oriental y viceversa.

Cuando vamos de viaje nos volvemos extranjeros, pasamos a ser otro para la comunidad a la que llegamos a pesar de que, en nuestro núcleo cercano, pertenecemos.

En palabras más simples, la otredad implica que el otro no es igual a nosotros, pero no se relaciona con algo negativo. No implica que el otro deba ser mermado, discriminado o ignorado, sino, al contrario, es la capacidad de reconocer, respetar y poder vivir armoniosamente con esa diversidad. Es allí donde cada ser en el mundo se convierte en único, e irrepetible.

La otredad es poder coexistir entre todos y fomentar el crecimiento de cada individuo. Las construcciones psicológicas y sociales son generadas. Y aunque es cierto que cada persona es un mundo, somo toda una cosmovisión, una unión que le da sentido al universo. A la humanidad.

Según la antropología, el termino de otredad tiene que ver con el aprecio al otro como un ente ajeno a nosotros, a nuestro entorno y con lo cual nos sentimos identificados. Es importante aclarar que las diferencias varían según el punto de vista, de lo que cada uno considera propio o ajeno frente al otro. Apreciar al otro como un ente ajeno a nosotros.

Pero el panorama no siempre es amigable, al enfrentarnos con un concepto como otredad, se pueden entrar en discusiones y diferencia que no fomentan la aceptación. Sino al contrario, se generan capas de aislamiento entre la interacción y los individuos.

La xenofobia, el racismo, la homofobia o hasta la misoginia pueden enlazarse con la otredad malinterpretada.

Pensándolo socialmente, el otro es aquello que nunca fuimos, no somos y no seremos, pero que somos capaz de ver y considerar cuando lo vemos, conocemos o sentimos. Incluso podría decirse que el otro es lo que no queremos ser.

El filósofo francés Jean Paul Sartre, utilizó el termino de otredad para estudiar a fondo la existencia de un mismo a través de lo que sería la mirada del otro. Así establecido que este concepto se encuentra en nuestro día a día, mediante la empatía, el rechazo, la tolerancia o la simpatía.

Octavio Paz

“(…) — ¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida — pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos — ,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que se pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos (…)”

Fragmento de Piedra de sol, de Octavio Paz

El poeta y ensayista mexicano Octavio Paz también abordó este concepto desde su propia perspectiva, expresando que la necesidad de encontrar lo perdido y buscar un complemento puede conllevar a la otredad. Es reconocido por mucho como el autor de la otredad.

De hecho, fue él quien inspiró esta propuesta creativa, con sus fragmentos dicientes y poéticos nos guía hacia una reflexión del yo entre los otros.

Darle un significado a nuestra propia existencia, gracias a la existencia del otro. Todos somos vida, todos somos parte de un todo. Siempre somos nosotros.

Una metáfora y reflexión:

Entrando a temas más cercanos con el grupo de clase de Cibercultura, y de estudiantes universitarios como tal, puede ver varios comportamientos, como la falta de sensibilidad frente a los que nos rodean. Hay un desinterés, casi aprendido, por el bienestar del otro, por la existencia misma de quien está frente de nuestros ojos.

Para crear grandes ideas, es indispensable, considero, que haya una interacción con las ideas que otras mentes tienen, puede ser cliché, pero sí, la unión hace la fuerza, la diferencia y diversidad, hacen los cambios. La empatía lleva a una interacción real. Mas profunda e inevitablemente trascendente.

Digamos que la humanidad es como un árbol, que requiere ser sembrado, cuidado y podado para que crezca fuerte. Cada uno de nosotros somos una parte de la semilla. Para mí, ser representados por los ojos es tan asertado como las palabras de Octavio Paz, los ojos, además de ser la puerta del alma, son como las huellas digitales, tienen caminos, visos y formas diferentes, únicos, irrepetibles.

Como cada uno de nosotros somos parte de una semilla, tenemos todo el potencial de florecer, pero si lo hacemos solos el fruto no será tan fuerte, como en cambio lo será si cada fragmento de semilla se une y saca lo mejor de sí, para florecer, para crear ideas verdaderas. Para crear una comunidad empática, que se conozca y reconozca en las diferencias de los otros, las igualdades, y las características únicas que cada semilla/persona posee.

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