Una visión colectiva de la belleza
¿Qué es la belleza?
Responder esa pregunta puede ser relativamente fácil o no, eso depende de quién lo haga. Por ejemplo, si es una señora católica de tiempo completo, muy seguramente diría que la belleza está en Dios, y como según el catolicismo Dios fue el creador del universo, entonces todo lo que hay en él es bello.
Todo lo contrario podría responder un joven de 17 años, para quien quizá la belleza está en las modelos que salen en las revistas o en la televisión. Ahora si le preguntamos a un profesor de filosofía tendríamos que sentarnos un buen rato a escuchar su definición e interpretación del significado abstracto de esa palabra.
Y si juntamos la definición de la señora católica, el joven de 17 y el profesor de filosofía ¿qué resultado tendríamos? Eso fue lo que quisimos averiguar a través de nuestra propuesta artística.
Esta iniciativa de arte cibercultural fue pensada desde cinco cabezas y escrita a diez manos. En su proyección participamos los estudiantes del pregrado de Comunicación Social de la Universidad Eafit, Susana Aronna, Geraldine Franco, Isabella Gamboa, Laura Pulgarin y Juan Diego Torres
La obra consiste en recopilar las distintas nociones que tienen las personas de la palabra belleza por medio de fotografías, para realizar con ellas un collage que refleje la cosmovisión que tiene la sociedad acerca de la belleza.
Pero antes de ver el resultado queremos plantear algunos conceptos que nos ayuden a entender un poco más la semiología de esa palabra. Se puede decir que este texto hace parte de nuestra obra no solo porque la argumenta, si no que al ser escrito por cinco personas que al igual que en el collage, reflejamos nuestras diversas opiniones acerca de belleza, se convierte en una extensión de la pieza de arte
La belleza se deriva de bello, que proviene del latín bellus, que significa hermoso. Tradicionalmente se ha concebido a esto como armonía y perfección. Una de las características es que se experimenta mediante la vista y el oído. La belleza es algo subjetivo ya que puede variar entre un individuo, cultura y épocas.
Por ejemplo, a una mujer latinoamericana le puede resultar más atractivo un hombre rubio, alto y de ojos claros de Estados Unidos que los hombres de su país, a la de Estados Unidos no le puede parecer tan atractivo el hombre latinoamericano.
La belleza puede manifestarse en cuatro momentos:
1. Belleza exterior e interior.
La exterior está relacionado con lo físico de una persona que ha medida del tiempo las sociedades han convertido un prototipo de la mujer o hombre bello.
Por otro lado el concepto de belleza interior es aquella de la inteligencia, simpatía, personalidad y encanto que no se pueden ver a la vista, pero desde el momento que tratas con alguien y tiene alguna de estas lo comienza a ver como algo atractivo de una persona.
2. Belleza natural y artificial
La belleza natural se refiere a aquella persona que no se ha realizado ninguna cirugía para arreglar su cuerpo. Lo opuesto es la belleza artificial que se basa en corregir algunos detalles físicos que consideran imperfectos o aumentar algunos aspectos para vernos más atractivos visualmente.
3. Belleza en la filosofía
Para la filosofía la belleza como lo dice platón es considerado como un ideal. Kant distinguía dos tipos de belleza: “la libre, que se presentaba naturalmente y sin arreglos, y la belleza adherente, que está sujeta al juicio racional que espera encontrar en ella una serie de atributos según los cuales el objeto es considerado como bello.”
4. Belleza en el arte
Es aquella que conjuga mediante impactos, expresión, potencial simbólico y verdad filosófica mediante los recursos de la música, literatura, danza, pintura y cine, es una forma de conmover, impresionar y deleitar a cada persona.
El impacto de la experiencia personal en la concepción de belleza es fundamental. Según el contexto cultural y social en el que crezcamos, asociamos personas y objetos con lo que consideramos agradable o bello.
La belleza física esta estigmatizada a través de los medios de comunicación, quienes nos bombardean con cánones estéticos que involuntariamente van creando imaginarios de belleza. Pero si miramos alrededor y observamos, no solo a las personas, sino los elementos y las situaciones que nos rodean, podemos hallar belleza en todo, en la composición de los colores, las estructuras, la luz o la sombra que genera el sol, la risa de los niños o un tango escuchado por un anciano.
Y son en esas cosas, en lo cotidiano e imperfecto, en donde podemos apreciar la belleza, ya que, a pesar de conocer los defectos e imperfecciones de las cosas, la apreciación puede fortalecerse según el vínculo emocional que haya con la persona u objetos. Donde hay afecto, hay belleza. Es más, esta belleza es más fuerte que la mera belleza estética, ya que se trata del producto de un afecto más profundo.
El ejemplo más claro está en un noviazgo: tanto física como emocionalmente las personas son imperfectas, pero al estar en una relación, el involucramiento emocional que existe permite que esos defectos hagan hermosas a las personas que tienen a su lado. O el amor de un padre a un hijo, que es incluso mas fuerte, permite omitir los defectos o saberlos llevar y aún parecerle su hijo su objeto más hermoso y preciado.
Pero la admiración de las mismas cotidianidades ha hecho que las personas busquen la belleza en lo diferente, extraño o exótico. Este deseo ha sido saciado y ampliada por medio de la imagen fotográfica, ayudando a ampliar nuestro panorama, saliéndonos de los estigmas culturales y apreciando la variedad de bellezas.
Al estar encerrados en un solo contexto, lo que nos muestran como hermoso es lo que aceptamos ciegamente, ya que es lo único en que tenemos puntos de referencia. Gracias a la expansión de los medios, específicamente con la fotografía, imágenes de otras culturas, ya sea sus personas, gastronomía, arte, clima, etc, antes imposibles de tener, ahora son accesibles, ayudándonos a descubrir belleza en las cosas más básicas y cotidianas para ellos, como casas, mares, ríos, flores, aves, animales, entre otros objetos.
Además de eso, la belleza puede que no este solamente en el objeto en sí que esté siendo fotografiado, sino que en tan solo la forma en que se decide tomar una fotografía ya hay belleza, porque la composición fotográfica contiene elementos que para una persona puede hacer más bellos simples objetos como una moneda, una casa o una taza de chocolate. Así que no solo por la extrañeza del objeto se encuentra hermosura, sino también por la forma en que decide capturarse y mostrarse hacia los demás.
De hecho, la captura de una persona, objeto o momento por medio de una foto es otro elemento que añade belleza, ya que permite apreciar algo que nos agrada las veces que queramos o necesitemos.
La belleza no se limita a las personas, ni a los conceptos, ni siquiera a lo físico. Si fuese así sería limitar todo un mundo de posibilidades.
Belleza es, la subjetividad más ambigua pero valorada en nuestro mundo. El sentimiento de perfección dentro de ideales creadas por imaginarios colectivos. Es la búsqueda incesante de aceptación interna como externa.
“La belleza es difícil”, afirmaba Platón: por qué un cuerpo humano es hermoso y otro no lo es; por qué un paisaje golpea dulcemente y otra causa agria repulsa; por qué una pintura atrae y otra ocasiona rechazo; por qué algunas composiciones musicales, poéticas, arquitectónicas, escultóricas nos hacen exclamar ¡qué bello!, mientras tantas otras pasan desapercibidas o sencillamente desagradan; ¿qué es lo que nos atrae y aficiona a las cosas que amamos? Porque, ciertamente, si no hubiese en ellas alguna gracia y hermosura, de ningún modo nos atraerían hacia sí.
La verdadera belleza está en todas partes, a nuestro alrededor. Escondida en las pequeñas fisuras de las rocas. Extendida por sobre nosotros en el cielo al amanecer. Reluciendo en medio de la lluvia. Escalando por nuestras mentes. Latiendo en nuestros corazones. La belleza que vemos existe para que la canalicemos y la transformemos en grandeza. Incluso nuestra belleza interior está allí para que transformemos el mundo que nos rodea. Nadie nace siendo hermoso. Para ser hermosa/o se necesita toda una vida de esfuerzo.
La belleza la podemos percibir en la existencia misma, en poder respirar, tocar, sentir, estar. Bello es el hecho de ser, porque el poder ser, puede convertirse en bello. Belleza es lo simple, es una percepción de la vida, es entender que en todo existe el potencial de lo bello. Es toda una experiencia
Lo que queremos lograr con la Vivencia Estética
Y pasando al análisis de nuestra creación colectiva de la fragilidad de la belleza, una creación fragmentada en la que quisimos expresar a través de una representación abreviada de una figura humana, donde se puede identificar cuál es su género, los imaginarios mentales de muchas personas de diferentes edades y sexos.
Dicha figura representativa se encuentra en una posición expresiva que evoca triunfo, alegría y movimiento; en su cabeza se encuentra un collage de imágenes que evocan sueños, deseos, pensamientos y sentidos.
En el resto del cuerpo por sus extremidades se ubican los objetos anhelados y que el comercio nos presenta cotidianamente como una gran necesidad; en el tronco aparecen algunas imágenes que nos evocan los deseos personales y afectivos, como el matrimonio, la mascota, las ansiedades, las dietas, las adicciones.
En las extremidades inferiores se priorizan imágenes que evocan los viajes, los deseos de conocer el país, el mundo, los lugares que los medios nos venden como los más paradisiacos o los más famosos según el comercio mundial.
Esta figura nos propicia la significación, bipolar de sentidos, un mundo interno y otro externo, uno superficial y otro más profundo, uno material y otro de deseos materialistas y otro de afectos interiores. Lo que produce en si una generación de varios sentidos, el cual se recrea, exterioriza y expresa en un mundo figurativo de una persona.
Este ejercicio proporciona una vitalidad y tensión cuando se intenta interpretarlo en conjunto, cuando se trata de unir la fragilidad del ser, o cuando se intenta interpretarla por unidades sin relacionar el conjunto que la integran.
La vivencia estética al acercarnos a esta figura está mediada por la experiencia de vida de cada espectador y su interpretación será única e irrepetible; el universo interno o externo, se configura a partir de sus fragmentos.
Lo importante de poder apreciar esta figura no estará en el producto final o concepto que se emita, valoración o calificación; pensamos que la relevancia se debe ponderar más en el proceso; en la connotación de la interpretación, en las imágenes, recuerdos, deseos o sueños que genere en el observador.
Si logramos generar un cambio, una duda, una autoreflexión, reavivar una memoria, o poner en conflicto al espectador, podríamos decir que se logra romper su realidad, e intentar configurar una nueva. Ejercicio fundamental que debe cumplir un collage y con el que buscamos desde nuestro trabajo generar una vivencia en quien nos intente descifrar a través de la lectura de las imágenes.