Capitulo 1: A la orilla de la carretera

Daniel Tierradentro
El asesino entre dimensiones
6 min readFeb 14, 2022

Hola… Lamento tanto que nuestro camino haya llegado a su fin, te juro que me he esforzado en encontrar una solución a nuestros obstáculos. Te amo como nunca he amado antes y no quiero perderte…

NO

Hola… Estoy sumamente molesto, acaso crees que es fácil vivir solo? sin una fuente de ingresos? en un lugar donde todo es diferente a lo que conoces? En que carajo piensas al decirme que mi vida es un desastre cuando en este momento estoy haciendo todo lo humanamente posible para estar bien en la escuela, con mi familia, con mi persona, conmigo y con mi relación?

NO

Terminar una relación de dos años con una de las personas mas increíbles que has tenido la oportunidad de conocer nunca es fácil. Enamorarte de una persona tan diferente a ti, con grandes problemas personales que busca la menor inestabilidad posible es casi un suicidio… Y aquí estoy yo, a las 10 de la noche de un 2 de julio en la orilla de una carretera pensando en que escribir después de un “hola…” con la intención de que mis siguientes palabras tengan un poder milagroso para que la persona al otro lado de la pantalla cambie de opinión.

Es sumamente gracioso lo que uno puede llegar a pensar un jueves 2 de Julio a las 10 de la noche cuando se termina a la orilla de la carretera después de un aparatoso accidente después de manejar casi 39 horas en motocicleta transportando medicamentos e insumos para los hospitales y clínicas olvidados en los pequeños poblados de México. Juro por dios que a pesar del cansancio venia completamente despierto y alerta al camino, pero no vi ese pequeño charco de aceite…

Supe instantáneamente que no iba a terminar bien, cuando vi la mancha de aceite intente reducirla velocidad lo máximo posible, pero eso solo hizo que la moto coleara y en cuanto la llanta hizo contacto salí disparado contra la barrera de contención de metal a unos metros de mi. choque con violencia y varias partes de mi cuerpo hicieron crack en ese momento y mi cabeza con el casco reboto entre la barda y el asfalto de manera violenta.

Sigo sin saber porque antes de preocuparme por mi integridad física, el daño a mi motocicleta, los medicamentos o en avisarle a alguien sobre mi estado de emergencia pensé en enviarle un mensaje a ella. Carajo, varia partes de mi cuerpo se sentían calientes y eso solo significaba que era sangre o gasolina de la motocicleta ya que esta había quedado encima de mi. Decidí dejar de ver esa estúpida pantalla y liberarme de mi prisión; Intente levantar la moto y al instante sentí un dolor en el abdomen que recorrió mi cuerpo entero y me trajo de golpea a la realidad

!Ah! Aquel grito casi me desgarra la garganta de golpe y como si de una corriente eléctrica se tratara el dolor recorrió mi cuerpo desde unos centímetros a lado de mi ombligo hasta la punta del cabello y lagrimas empezaron a brotar de mis ojos como dos cascadas. Al salir disparado de la moto la maneta del freno me atravesó como un puñal frio y duro a la altura del ombligo y al rodar la moto cayo encima de mi.

Intente arrastrarme fuera del alcance de los 140 kilos de metal que tenia encima pero fue inútil, no solo se incrustaba mas dentro de mi, sino que al moverme la sangre salía disparada a borbotones de la herida con lo que en caso de liberarme probablemente moriría desangrado.

Morir, JA, en 27 años de vida jamás me había planteado esa posibilidad como algo real, como algo que en verdad pasaría. Siempre supuse que tardaría al menos otros 60 o 70 años en suceder. Y ahora, en medio de la nada esa palabra empezaba a tener sentido y realidad, trate de calmarme pero el corazón gritaba con cada palpitación como si supiera que le quedaban 100 o tal vez 500 repeticiones mas y quisiera que cada una fuera digna de recordar. Una de mis piernas estaba destrozada y ni siquiera estaba seguro que en verdad la estuviera sintiendo y de no ser por el casco seguramente el cuello también me estaría informando de una muerte inminente.

Carajo! No recuerdo cuales fueron mis ultimas palabras a mis padres, a mis mejores amigos, tan fieles que casi los considero como a mis hermanos. Por un momento pensé en decir algo que sonara épico, pero en medio de la nada poco sentido tendría. Y empecé a hacer un recuento de mi vida como si de un examen final se tratara: El primer recuerdo en aquel parque, el nacimiento de mi hermano… Los recuerdos empezaban a bombardear mi mente como si cada uno de ellos cobrara vida propia y quisiera ser galardonado como el mejor cuando probablemente en unos minutos, o segundos quizás ninguno conservaría su valor. Finalmente llegue a esos últimos dos años de vida, tan maravillosos y mágicos, llenos de un amor maduro, vivo, loco y hasta un poco extraño.

Dios! Tal vez era el destino, como vivir en un mundo donde ella existe pero donde no puedo amarla. En ese momento la muerte empezó a sentirse como un bálsamo para el corazón roto. Y tal vez al empezar a aceptar este hecho mi mente se relajo y me llevo a uno de esos estados meditativos donde el dolor se apaciguo.

— Yo también la perdí al igual que tu… Pero ella dejo el mundo en el que vivía. Obviamente no fue su culpa.

— Lamento oír eso… A veces quisiera tener el poder de hacer algo para aliviar el dolor ajeno.

— Puedes… Al menos en este caso. Ella sigue viva en donde estas y a diferencia de ti yo no podría vivir en un mundo sin ella.

— Hablas de cambiar los papeles? Solo eres una voz en mi cabeza jaja. A veces tienes ideas un poco locas, pero no te culpo, tantos libros te alimentaron con ideas tan raras

— Abre los ojos…

Al abrir los ojos estuve seguro de que ya había muerto y por una fracción de segundo pensé que el verme a la cara era un muestra de ello, pero el dolor regreso de golpe y entonces la confusión se adueño de mi cabeza.

— Que raro verte a la cara verdad? — Dije yo, ósea el. El parecido era imposible, como verse a un espejo en 3D, creo que lo mas parecido a ello es como tener un gemelo, pero hasta ellos tienen diferencias fácilmente apreciables, este sujeto era de mi estatura, tamaño, cuerpo y hasta su tono de voz era exactamente como se escuchaba en mi interior.

— Descuida, yo también estuve en shock. Vaya, estas desecho. Salvaste la moto del golpe con tu cuerpo a propósito? No, conociéndome seguramente fue una casualidad improbable. Estas listo? — Algo en el no me daba buena espina, tenia ese detalle que siempre me ha dado miedo en ciertas personas e incluso en mi mismo.

— Para que? Espera, no!!! — Yo, ósea el se había puesto en cuclillas cerca de mi, pero al instante entendí lo que iba a hacer y el terror se apodero de mi.

— ¡Ah!¡PARA!¡POR FAVOR! — El maldito tomo el volante de la moto y la puso en pie haciendo que de la herida brotara un geiser de sangre y todo el calor que la moto y mi sangre me daba cambio por un frio que nunca antes había experimentado. Al igual que la sangre y con cada respiración todo se volvía mas frio y sin vida. Trate de controlar los espasmos de dolor y frio aguantando la respiración como si mi vida se pudiera salir por la boca. Las cataratas de lagrimas se estaban secando y el fuego en mi interior se extinguía. Tenia mucho sueño.

— Shh, Shh, Shh. Me quedare contigo hasta que pase… Descuida… Hemos sido buenos… Al menos tu… Lo mejor que pudimos… En realidad no los herimos tanto o si? — Sabia perfectamente de que me hablaba, quería responderle, decirle que se fuera al carajo. Pero mientras mi cuerpo se esforzaba en mantenerse con vida mi mente lentamente apagaba sus funciones. Yo quería llorar y tenia miedo, pero ya casi no estaba presente…

— Cuídalos… Valen… Pena.. Por… — La luz se extinguió y todo se oscureció. No había nada, ni un cielo, ni un dios, ni nada, solo oscuridad. Una vida en 27 años…Y ahora no puedo sentir… nada…

El cerro mis parpados y algo parecido a una mueca triste cruzo fugazmente su rostro. Arrastro mi cuerpo fuera de la carretera y lo dejo caer hacia lo que parecía una caída hacia el bosque. Saco un bote de aceite para moto y lo esparció sobre el asfalto para mezclarlo con mi sangre y hacerlo parecer un accidente de carretera cualquiera. Maldita sea, si somos muy parecidos.

Por ultimo limpio la moto de mi, no, de nuestra sangre(?)se aseguro de que no tuviera ningún daño, tomo mi teléfono, borro el mensaje que acababa de escribir, se monto a la moto y se fue abrigado por la oscuridad de la noche hacia el destino que me tenia ahí desde un principio con una sonrisa bajo el casco. Casi como si acabara de librar a la muerte como muchas veces antes donde estuvimos a punto de morir y milagrosamente no fue así… o si?

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Daniel Tierradentro
El asesino entre dimensiones

Startupero experimental, escritor y diseñador de interiores. Pongo mi pasión en todo lo que hago