Yo creo

Guillermo Peris
El blog de Melquíades
3 min readJul 26, 2016

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Fuente

Yo creo que la naturaleza, como expresión material de la madre tierra, es la fuente de curación de todos los males. Que para curar el estrés y la ansiedad basta con abrazar un árbol, el cual nos transmite literalmente la energía positiva de la que estamos necesitados.

Porque, sí, yo creo que existe una energía cósmica que pervive en nuestro interior y su acumulación en determinados puntos causa enfermedades. El reciente descubrimiento de la cuántica lo ha demostrado. Bueno, no entiendo muy bien qué es eso de la cuántica, porque utiliza palabras extrañas como entrelazamiento, superposición de estados, función de onda… Pero si los expertos en medicina cuántica —unos auténticos sabios, porque han adquirido sus conocimientos fuera de la ciencia oficialista— utilizan esos términos es porque deben de ser auténticos.

Además de los médicos cuánticos, de aparición más reciente, existen otros que hace miles de años dominan el arte de la sanación energética de las enfermedades y no se limitan a aliviar los síntomas como hace la medicina alopática, sino que tratan el cuerpo como un todo, de forma holística. Son los expertos en reiki y acupuntura, por ejemplo, que son capaces de romper los nudos energéticos con sus propias manos o manipulando con agujas los puntos distribuidos a lo largo de los meridianos.

Yo creo que nuestros conflictos personales son la causa de todas nuestras enfermedades, que causan una disfunción en la distribución de energía. Seguramente los médicos os dirán que detrás de un cáncer hay una mutación genética, pero ¿qué ha causado esa mutación? Probablemente una emoción profunda. ¿Qué otra cosa si no? La naturaleza es sabia y no nos causa problemas. Son nuestro alejamiento de ella y nuestros sentimientos negativos los que nos generan dolor y muerte. Antes, cuando se vivía en comunión con la naturaleza, como nuestros abuelos, las personas eran más longevas.

Yo creo que las plantas medicinales también son capaces de curar cualquier dolencia; lo dice un agricultor, que sabe mucho de eso y lleva tiempo sanando a personas de enfermedades que la medicina tradicional no puede curar, como el SIDA o el ébola. Porque a las farmacéuticas no les interesa curarnos, sólo se preocupan de envenenarnos para después vendernos sus antídotos. Creo que el poder de las plantas es tan fuerte que podría resucitar a gente muerta; no a todos, claro, no soy tan estúpido, pero a muchos puede que sí. Bastaría con restituir la energía positiva perdida por la persona… ¿o para eso mejor un encaminador de almas? No sé, a veces me lío…

Hay gente a mi alrededor que me dice que no, que no es verdad, que no hay evidencias científicas —así llaman a sus mentiras los muy pedantes— de que esto sea real. Pero es que yo lo siento como si fuera real, siento esa energía dentro de mí, que me dice cuál es el problema y su origen. ¿Cómo podría estar equivocado? ¿Quién conoce mi cuerpo mejor que yo mismo? ¿Acaso un médico, con sólo diez años de formación, va a saber más de mi propio cuerpo que yo tras toda mi vida?

Escribir esto me ha puesto nervioso. Me pasa mucho últimamente y ni siquiera la tila, que es una infusión natural, me funciona. Por suerte siempre tengo unos tranquilizantes y ansiolíticos guardados en el cajón de la mesita de noche y tengo las urgencias del hospital a sólo cinco minutos caminando…

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Guillermo Peris
El blog de Melquíades

Aprendiendo a divulgar ciencia y desmontar pseudociencias. A veces escribo cuentos. Y a veces bailo. Cientifista (eso me dicen).