Cuando nuestras decisiones dependen de la hora
¿Sabías que no elegimos igual a la mañana que por la noche?
Al momento de comer, ¿buscamos siempre lo mismo? ¡Definitivamente no! Desde Nauta descubrimos que las personas tienen comportamientos totalmente distintos cuando deben opinar sobre sus expectativas gastronómicas dependiendo del momento del día.
Consultamos a las personas sobre los drivers de decisión para elegir el lugar donde realizan su almuerzo laboral frente a una cena con los amigos o la pareja.
Cuando estás en el trabajo o en la facultad, con un tiempo limitado para salir a almorzar, las personas buscan atributos que principalmente nada tienen que ver con el sabor o la calidad de la comida. Aunque sean puntos tenidos en cuenta, no son los más importantes.
En primer lugar, piensan en el precio, tratando de cuidar el bolsillo. Para muchos, lo ideal es siempre mantener un promedio de gasto que va entre Gs. 15.000 a Gs. 20.000. Si existen opciones aún más económicas, mejor aún.
En segundo lugar, los clientes valoran la rapidez de los locales que atienden al medio día. El menú debe estar listo para servirse al llegar, sin tener que esperar en la mesa a que le preparen su comida. Además, como el horario de almuerzo es limitado en muchas empresas, los empleados no están dispuestos a retrasarse por esta actividad.
En tercer lugar, valoran la variedad en el menú. A las personas les gusta tener la posibilidad de elegir entre varias opciones, ya que después de varios meses de comer en el mismo lugar empieza el aburrimiento y buscan nuevas experiencias.
Sin embargo, al momento de salir a cenar, en un contexto recreativo y de esparcimiento, el comportamiento de las personas es totalmente opuesto. Lo más importante para elegir un local es el sabor de la comida, el precio queda totalmente de lado, porque la fiesta es para el paladar.
Lo segundo más valorado es la atención del personal. El trato de los mozos es fundamental al momento de ganar o perder clientes para tu negocio. Los clientes buscan una buena experiencia que inicia al entrar al local y que acompañe al sabor de la comida.
Por último, buscan un buen ambiente donde pasar el rato. Esto incluye el espacio físico, la decoración, las luces, la música, la armonía general, todo aquello que facilita a sentirse cómodo durante la estadía. Muchos de estos puntos pueden parecer poco relevantes al momento de pensar en el diseño de un local, pero son decisivos para lograr una experiencia de buena calidad.
Este contraste de comportamientos prácticamente opuestos, en actividades que a simple vista son similares, nos demuestra que una sola variable, como el momento del día, puede cambiar el resultado de nuestras decisiones.
La propuesta de valor de un local gastronómico debe quedar clara y establecida desde el principio para captar y fidelizar a los clientes a largo plazo.
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Artículo escrito por Gonzalo Recalde y Josefina Bauer.
